Alan Moore. Fuente.

El brillo que no será visto

Bibliofilia presenta WildStorm Spotlight de Alan Moore

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Bibliofilia
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9 min readMay 21, 2017

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Alan Moore era autodidacta y ambicioso, así como tremenda y extravagantemente inteligente; el mejor truco de su arsenal de grandes trucos fue presentarse como algo rabiosamente nuevo, como si la historia del cómic no hubiese existido antes de su llegada. Su elocuente e ingeniosa voz pública, con algo de desprecio hacia sí mismo (“No estoy diciendo que sea el Mesías…”), iba acompañada de una seguridad y confianza radiantes, que renovaron el panorama del cómic…”

Esta vívida descripción es de Grant Morrison, quien no oculta su pasión de fan al presentarnos al autor de esta entrega: Alan Moore, cuya contribución al género fue consagrada por la crítica al incorporar Watchmen (de pronta reseña en esta publicación) como una de las cien novelas más importantes del siglo anterior, de acuerdo con el listado confeccionado en 2005 por la revista Time.

En “Supergods. Héroes, mitos e historias del cómic” (2011), Morrison, aparte de elaborar una trayectoria personal en la industria, establece una cronología, con aspiraciones de canon, de los ochenta años que van desde la aparición de Superman y el nacimiento de la Edad de Oro (así como la respectiva consolidación de una industria que ahora extiende sus intereses a los ámbitos multi y transmedia) hasta las adaptaciones hollywoodenses de las figuras clásicas del género por parte de las dos casas más representativas del negocio: DC Comics y Marvel Comics.

Alan Moore. Fuente.

En este panorama, la figura de Moore juega un papel clave en varios sentidos. Por un lado, fue el primer guionista que entroncó el underground con las aspiraciones más altas de la industria en cuanto a la renovación del cómic al incorporar temáticas adultas que reflejaban el panorama de la Guerra Fría que vivió el planeta entre 1960 a 1980; por otro, su autoasignado rol de precursor abrió las puertas para la denominada “Invasión Británica”, de la que Morrison y Neil Gaiman, entre otros, fueron protagonistas; además puede sumarse el estatus de culto que adquirió por sus obras de finales de siglo, sus declaraciones altisonantes, su rechazo al cómic (Morrison lo señalaría como una estrategia para llamar la atención) y en los últimos años su extensa novela “Jerusalem” publicada con relativo éxito de ventas y crítica.

Referencia ineludible para guionistas y aspirantes a escritor, Moore es un autor de una cultura vasta en la que aparecen la rigurosidad del investigador (“From Hell” es un tratado sobre cómo un crimen puede impactar a una sociedad a partir de una conspiración para diluir la figura del asesino, como fue el caso de Jack The Ripper) con las formas más elevadas del esoterismo (Moore practica la magia del caos y agrega a sus obras un sentido ocultista que dota al conjunto de un innegable sabor)

El cómic presentado es “Wildstorm Spotlight”, una obra menor dentro de la producción de Moore. Enmarcado en la aproximación que éste tuvo al Universo Wildstorm a finales de siglo, el autor propone historias alternativas tanto de los colectivos WILDC.A.T.s (de la que escribió un crossover con Spawn) como de los personajes emblemáticos de este universo creado por Jim Lee (ahora son parte del DCU, DC Comics Universe, en alguna de sus variantes multiversales)

El adjetivo “menor” del párrafo anterior sigue la línea de Morrison, al señalar que los trabajos posteriores de Moore en la década de los noventa adaptaron cierto tono épico para no perder la vigencia ante una industria que buscaba de manera infructuosa una segunda renovación antes de dar el salto a la pantalla en los inicios de este siglo.

Sin embargo, todo el horizonte de temas de Moore aparece condensado en las 35 páginas de este cómic, así como en las otras historias compiladas en Wild Worlds.

Su inclusión en Bibliofilia comprende motivos sentimentales además de la pasión de leer cómics, no en la acumulación friki de camisetas, sino en la búsqueda de sentido en las viñetas.

Es, en nuestra opinión, una de las lecturas para comprender 2017.

Portada de WildStorm Spotlight: Majestic. Fuente.

La última escala de los inmortales

Nos encontramos en el postrer viaje a la nada de Majestros (Mr. Majestic en encarnaciones anteriores) con resonancias cósmicas en una huida hacia delante de la que no cabe albergar esperanza alguna.

Majestros, el inmortal, antiguo miembro de WILDC.A.T.s, en compañía de otros nueve paladines ha descubierto que no puede oponer su fuerza a la entropía. Reunidos en “El Lugar”, una nave errante entre los restos del último universo, aguardan, indecisos, la emisión del último nombre de dios antes de su desaparición.

Mr. Majestic. Fuente.

Aptimaxer (el héroe gigante de otro cosmos), el Simberleen (una cepa de sífilis autoconsciente, que transita de cuerpo a cuerpo en las últimas horas del frío terminal), Gemeth (la máquina encargada de procesar los datos de los últimos momentos), Jijimoth (dios rojo y de múltiples ojos que en actitud indolente espera), Lord Mates (representado en la figura del caballo del ajedrez, dueño del pensamiento matemático que lo hace afirmar que todo tiende a cero, por lo que se sume en la indolencia), Dantalion (el duque demoníaco de miles de rostros, el único que escucha todas sus voces y toma decisiones múltiples, pero que, reducido a la ruina, ahora acepta la premisa final); y, como compañeros del último viaje que Majestros acometerá, se encuentran Manny Weiss, el judío errante y la vampira Lady Eucrastia.

Los inmortales. Fuente.

Al recibir el tiempo exacto para la desaparición, por parte de Gemeth, los tres, junto con el Simberleen, atraviesan el camino en busca del olvido que es la única forma de morir.

Aptimaxer y Majestros en los últimos momentos del universo. Fuente.

El fulgor del ocaso

Aunque parezca un oxímoron, cada uno de los protagonistas encontrará su final en una muestra de esplendor; así, después de reparar una baliza a la deriva que Majestros, con sus poderes magníficos modifica para llegar a ninguna parte, Manny Weis, el judío errante, decide reposar de su marcha eterna en un yermo con fuegos fatuos, que lo convocan a la maravilla.

Los últimos instantes del Judío Errante. Fuente.

Mientras Eucrastia lo corteja, las horas contadas avanzan con la sensación de Majestros de que esta escapatoria hacia adelante guarda un enigma: ¿cómo será su muerte cuando sus poderes no puedan salvarlo?

Para este héroe, acostumbrado al uso de la fuerza como resultado de su poder, la indefensión es un motivo para reflexionar con respecto a su vida, que ha discurrido eones. En cambio, Eucrastia, así como el Simberleen alojado en su sangre, considera su final como la consecuencia de haber vivido, el héroe aún resiste la conclusión lógica e inaudita de alguien que ha tomado la vida de los otros cuántas veces ha sido necesario en la trayectoria de semidiós que ha vivido.

La seducción de la vampira concluye en la cópula, a mitad del silencio frío del universo. Ella necesita de la sangre para vivir hasta el último momento, aquel que llega cuando descubren unos filamentos dorados, en forma de tentáculos, que detienen y tragan la trayectoria de la nave fúnebre en lo que consideramos el final de todo lo vivo.

Eucrastia, elabora a modo de queja la misma reflexión que Majestros ha hecho con anterioridad: todo el esfuerzo realizado para concluir de una manera imprevista, sin ninguna loa o antesala a la grandeza.

El final de Eucrastia. Fuente.

La constatación de la nada y la lucha por resistir son los deseos que impulsan a Majestros a establecer su último combate con los tentáculos dorados, que ahora poseen autoconciencia y, después de ser atravesados por los últimos arrestos de fuerza de un héroe que ya no cuenta con la luz para mantener su vitalidad, éstos se dirigen al héroe bajo la figura del antagonista y compañero de vecindad heroica, el otrora encarnado Hadrian, quien, como una deidad, ajusta cuentas con Majestros.

El encuentro al final del camino. Fuente.

La muerte que no es muerte

Al enfrentar a su antagonista, de quien tomó su vida por librarlo del mal, y sin mayores resistencias ante la potencia de alguien superior a un dios, Majestros emprende un viaje alegórico en conexión con el último instante del universo, en compañía de Hadrian, transmutado en figura cósmica y el Simberleen, que fenece en el cuerpo del héroe antes de éste acceder a su última dimensión.

Esta, es el final y el preludio de una nueva generación del universo, en la que ambos seres ahora guardarán silencio en la meditación para hacer resonar un pensamiento justo que lleve al límite a la propia entropía y conduzca al origen.

La entropía antes del final de todo lo conocido. Fuente.

Enmarcado éste en palabras bíblicas que anuncian el regreso de la luz, Majestros, Hadrian, Eucrastia y los héroes supervivientes del último trayecto, asisten al amanecer de otra era, otro universo, otra historia.

And lo, there is. Fuente.

Moore, el mago

Esta fábula de inmortales contiene el pensamiento mágico del guionista con respecto a la vida y a la muerte a través de la figura del avatar que en cada giro de la historia asume una identidad en continuidad con la precedente y la porvenir.

Majestros, al llegar al confín de toda experiencia cognoscible, al asumir su indefensión y, como un ser vivo, luchar contra su propia extinción, asiste al renacimiento del Todo que lo ubica en un punto de partida del que, de nuevo, emprenderá una marcha hasta concluir en ese punto de oscuridad al que llegó en un avatar previo.

Ese mismo destino comparten aquellos que han transitado con él y, de una forma u otra, todos los que compartimos un plano. Recurso narrativo de la circularidad y la causa y efecto que plantea la solución, de manera velada e inteligente, desde el inicio del último trayecto del dios devenido en héroe.

Así mismo, esperanzador. Existe la certidumbre que, al concluir la entropía, el orden retomará el movimiento y, tan solo por un instante que equivale a eones, la ilusión de todo correspondiente con la parte traerá de nuevo nuestros ideales y sueños más arraigados, mismos que Majestros intenta defender ante la muerte del universo.

¿Habrá algún aprendizaje o el frágil y grácil bucle pondrá a Majestros en la repetición de sus actos previos en cientos de historias que leeremos en la línea de tiempo que habitamos en este momento?

Moore, como los dioses, calla.

Final (en clave personal)

El amor por el cómic (o los muñequitos, como lo denominamos desde la más temprana infancia) tuvo un correlato interesante en 2016, el año que más he leído este tipo de relatos desde la primera juventud.

Vale la pena agradecer a la Red Capital de Bibliotecas Públicas, Biblored, que organizó su colección, adquirió piezas bibliográficas muy interesantes, y, a diferencia de la Biblioteca Luis Ángel Arango, las puso a disposición de los lectores, en su mayoría gente de recursos medios y bajos, en las 22 bibliotecas de la ciudad.

Además de lo anterior, gestionó la colección a través de la exposición itinerante “Distrito Gráfico” con talleres de inducción al cómic tanto en libretos como en dibujo y diseño, que contaron con numerosa afluencia de estudiantes de educación media y amantes del noveno arte.

El vínculo con Moore es especial dado que iniciamos la lectura de “Wildstorm Spotlight” en un momento crucial de mi madurez como persona, tal y como debe ser: en el transporte público, el día de la muerte de mi madre.

De Moore recuerdo con mucho amor la historia clásica de Superman, “¿Qué fue del hombre del mañana?”, en clave iniciática, de la que Grant Morrison tomaría algunos aspectos para «Superman: All Stars»

El ejemplar reseñado, además, sufrió un accidente que por las regulaciones de la biblioteca, tuve que quedarme con éste y reponerlo con un nuevo ejemplar. No estuve de acuerdo con sacar el volumen de circulación, así como con el alto precio de los ómnibus en el mercado (lo que es la oportunidad de oro para especuladores y reducidores del mercado)

Esta historia fue publicada en 1997, cuenta con el arte de Carlos D’ Anda y fue entintada por Richard Friend, el tratamiento digital del color es de Olyoptics.

La edición en español es de Norma Editorial, 2009.

Próxima entrega, como tiene que ser, Grant Morrison, Supergods.

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