Derechos Humanos en un País Patas Arriba

Biblioteca Humana Ibero
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3 min readNov 24, 2016

Todos reconocemos que las cosas han dejado de hacer sentido. El gobierno, las iglesias, las guerras, el entretenimiento, la economía, no logran dar explicación a los tiempos con los que estamos enfrentados.

“Ni la vida ni la muerte tienen relevancia para una sociedad en la que sus integrantes están inmersos en la lucha para poder sobrevivir”.

Poco a poco nos hemos convertido en enemigos de los otros. Nos hemos dejado envolver por un manto de miedo que nos ha obligado a construir realidades paralelas e inclusive realidades virtuales que ayudan a tolerar lo fría que se ha convertido la vida en sociedad. Eduardo Galeano, escritor uruguayo, describió este sentimiento en la humanidad que nos da luces de lo que estamos viviendo desde 1998 que fue el año cuando terminó el libro que alberga a su pensamiento.

El Miedo Global

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía. Miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo a morir, miedo a vivir.

El miedo es un sentimiento que paraliza. Personas con intereses ajenos a la paz, a la vida y a la justicia, lo han utilizado a lo largo de la historia para congelar a generaciones enteras. Hacen uso del terror, porque cuando uno tiene miedo, no tiene la oportunidad de hacer pausas para levantar la mirada y analizar lo que nos rodea.

Cuando el temor se hace presente, derroca a la razón, la tolerancia y a todo tipo de pensamiento son desterrados, dejando al cuerpo sin control, a la lengua sin sentido, a las ideas sin sustento, a la memoria sin recuerdos. Atemorizados, damos prioridad a lo que sentimos sobre lo que sabemos. Olvidamos las experiencias de los que han errado y nos dirigimos a los mismos fracasos.

Hagamos una pausa y pongámonos a pensar si vale la pena vivir encerrados en los castillos que ya hemos construido con el afán de protegernos, sin darnos cuenta que son las paredes las que más nos han lastimado.

“Si queremos darle la vuelta a este mundo al revés es necesario pensarnos como parte de un todo que se abraza, volviéndose dependiente el todo con el todo”.

Hacen falta los valientes que derroten el miedo tirando a las murallas para convertirla s en puentes.

El mismo Galeano terminó el libro Patas arriba: la escuela del mundo al revés, haciendo alusión al “derecho al delirio”, cómo la facultad irrevocable de imaginar al mundo que deseamos. Si hoy viviera Galeano le pediría un nuevo capítulo, o inclusive un nuevo libro que nos hablara sobre la obligación de construir el mundo que tanto imaginamos.

Por: Julián Lomelín Gazcón

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