La Depresión como Experiencia de Vida

Biblioteca Humana Ibero
Biblioteca Humana Ibero
3 min readNov 18, 2016

Todo comenzó cuando viví la muerte de mi abuelo paterno hace tres años, que además se juntó con el rompimiento con un novio al cual amaba muchisimo. Podría decir que fue la primera vez que tuve contacto con la consecuencia de las decisiones que uno mismo toma y como pueden éstas influir en nuestro alrededor.

Sentí por primeravez el rechazo, el abandono, el duelo real y el duelo de haber perdido a alguien que verdaderamente me hacía feliz. Recuerdo haberme cuestionado cientos de veces si la decisión había sido la correcta, cuando el sentimiento que me invadía todo el cuerpo era una inmensa angustia y ansiedad con un horrible hormigueo en los brazos que me impedía sentirme tranquila.

Quería tratar de explicar el sentimiento pero me era prácticamente imposible. Solo recuerdo el sendante que me ocasionaba el Ribotril y como no pude manejar en varias ocasiones porque simplemente no era seguro para nadie que lo hiciera. Me angustiaba por completo: ataques de pánico, solo quería dormir para evadir mi realidad.

Cuando tenía la oportunidad de dormir durante la noche, me despertaba por una espantosa angustia que sólo provocaba que me pusiera a buscar profesiones que podían ir acorde a mis gustos, porque hasta eso sentía que había perdido como parte de mi esencia.

Recuerdo haber gritado en varias ocasiones, sentía que me odiaba; quería hacerme daño, quería morirme.

En ese camino fui arrastrando amistades por la falta de interés que tenía ante todo. Me costaban trabajo todas y cada una de las actividades que normalmente hacía sin ninguna dificultad. Hablar en público se convirtió en parte de mis mayores miedos. Poco apetito, perdida de peso, caida de cabello y siempre quería usar los mismos jeans con una playera blanca y ese horrible sueter naranja que no me gustaría volver a ver jamás.

Una verdadera pesadilla que cuando la recuerdo me asusto de lo que mi propia persona pudo crear con la caida en esta terrible e incomprensible enfermedad.

Lo veo como un capítulo negro en mi vida que tristemente tuvo una repetición en estos ultimos meses. Otra experiencia con la muerte de mi abuela, pocos meses atrás. No pensé que fuera a caer otra vez en lo mismo pero me volví muy susceptible a este tipo de experiencias; me he dado cuenta de lo difícil que resulta para mí estar en una constante búsqueda de mí misma cuando comienzo a perder a mis grandes pilares.

Me sentía abandonada, sin esperanza, totalmente perdida de mis sueños y mis metas.

Esta vez aumentó mi apetito; esas amistades se empezaron a reducir de nuevo pero de manera distinta. Solo se quedaron las más valiosas, las más queridas y las que no me abandonaron en mi proceso.

Aún hay secuelas pero el medicamento ha hecho lo suyo. La terapia toma tiempo, pero dos veces por semana acudo para hacer un trabajo profundo y delicado que me ha ayudado a entender más mi forma de ser, de actuar y de sentir.

Esta vez me quería rendir mas fácil, pero hay algo dentro de mí: mi lucha interna que me obliga a seguir.

Por más difícil que sea, sigo en esta lucha contra mí misma aún sin entender aveces lo que me está ocurriendo. Me refiero a lo imposible que es en ocasiones organizar un día cualquiera, al aislamiento, a la falta de interés a muchas de las cosas que comun mente me habrían emocionado; aún queda compulsión por comer y una constante duda de estar o no en el camino correcto.

Una breve historia de esta etapa negra, complicada, agotadora y difícil de comprender. Lo bueno es que sigo adelante; día por día, pero lo lograré.

Por: Aline Asch

--

--