Arvin y cómo fallamos como sociedad

Luis Assardo
Bitviu

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Arvin, de 16 años, se recuesta en la pared. Se vino a jalón desde Honduras y va para “el norte”. Deambula durante el día para ver si consigue comida. Sus pies descalzos y ensanchados lo confirman. Su cuello es tan delgado que lo hace ver cabezón. De ahí le cuelga una cinta de zapato que usa como collar.
Tiene más de tres meses de dormir en la calle (desde que vino a Guatemala) y a veces roba para comer. Me pidió cinco quetzales, pero como iba a usarlo para “flexear” mejor le dije que nos comiéramos un chévere. Nos sentamos a platicar. No le pedí que tirara la botella de plástico donde carga thinner porque es lo único que quita el frío y hambre por las noches.
A penas sonríe. Sus colochos crecen de forma extraña ya que le raparon un pedazo para coserle la cabeza. Dice que un policía le dio muy duro y se le abrió la piel.
Han abusado sexualmente de él varias veces y ya ni pelea porque se quedó si fuerzas. Además eso le hacía su papá en Honduras, por eso huyó. Así que ya se acostumbró, dice. Por eso no se sienta y se acostumbró a andar parado.
Caminamos de regreso a donde lo encontré. Le pedí que no robara, aunque estoy seguro que muy pronto lo hará.
Él representa una generación de niños y adolescentes abandonados. Crecen siendo ignorados y les toca enfrentar a la sociedad solos. Lo entiendo porque estuve en la calle un tiempo a su edad. Estamos fallando como sociedad y eso se paga luego con violencia.

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Luis Assardo
Bitviu
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Journalist • Researcher | Emergency Manager • Arson investigator • Safety & Security Consultant.