Apps que hacen temblar imperios: el caso de Uber

Siempre que una tecnología es disruptora hace que los modelos de negocio de otras empresas se tambaleen has que caen. Cuando J.Gutenberg creó la imprenta estaba inventando un artefacto que producía copias más rápido, pero la consecuencia de ese nuevo producto fue que la cultura salió de la Iglesia y de las clases nobles a la burguesía. Gutenberg creó el artefacto que inició una revolución cultural. Claro que la Iglesia se quejó, al fin y al cabo le estaban quitando parte de su modelo de negocio: la educación. Con Uber sucede exactamente lo mismo.

Esta aplicación americana, como otros tantos proyectos que se desarrollan para dispositivos móviles, soluciona un problema muy frecuente en Nueva York: la movilidad entre sus concurridas avenidas. Esta semana se ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del modelo de negocio de los taxistas al sumarse a la propuesta en contra del cambio inevitable. Internet ha modificado cómo las empresas operaban hasta ahora, algunas en esas modificaciones han tenido como consecuencia el cierre, otras empresas han evolucionado poco a poco hacia modelos mixtos, y por el trayecto han surgido soluciones o aplicaciones para estos problemas.

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Páginas de Internet como Yayak o Edreams han cambiado la forma en la que contratamos las vacaciones, programas como Spotify o Dezzer la manera en la que consumimos música, Netflix u otras alternativas, la forma en la que vemos películas y Blablacar, Hailo y Uber la forma de desplazarnos en coche.

El gremio de taxistas pedía al Parlamento Europeo que regulasen este tipo de servicios que les estaba quitando cuota de negocio y haciéndoles perder día a día clientes. La resolución de Bruselas ha sido que el Parlamento no está para legislar en ese tipo de materias, que deberá hacerse de forma local (que cada país legisle lo que crea conveniente) y además han hecho una free-publicity de la aplicación increíble: el miércoles Uber registró un pico de 850% más de descargas que otros días.

Efectivamente Europa no está para legislar en contra de la innovación, sino para hacer exactamente lo contrario y motivar la innovación. Si Europa no se convierte en una aceleradora de ideas (e Internet parece la herramienta más accesible), la innovación se irá a otros sitios. De hecho ya ocurre. Muchas aplicaciones de éxito que se lanzan provienen de Estados Unidos e Israel (Waze), y los países emergentes están teniendo muy buenas ideas. [Tweet “Si el viejo continente pone vallas al campo, perderá el tiempo y el talento.”]

Ahora la pelota está en el tejado de cada país que debe tomar una medida para delimitar estas aplicaciones. Establecer leyes que solo permitan que viejos modelos de negocio se mantengan inalterables es poco productivo. Se debería legislar para resolver problemas que se darán en el futuro, y no para problemas inmediatos.

El modelo de negocio actual de los taxis seguramente deje de existir, y estos profesionales del transporte tengan que buscar nuevas formas de generar ingresos haciendo lo que saben hacer: transportar personas. Parece obvio que la forma de hacerlo es a través de un modelo mixto que contemple Internet, pero dependerá del ingenio de este gremio para saber como adaptarse a las nuevas tecnologías y dejar de verlas como un enemigo y verlas como aliadas.

El taxista no tiene por qué competir contra estas aplicaciones, solo debe buscar la manera en la que integrarlas en su día a día. Debe buscar cómo estas aplicaciones le pueden hacer ser más productivo, competitivo y ofrecer un mejor servicio al cliente final.

El dilema de Uber ya lo ha vivido la industria de la música, del cine y de los viajes. La gente no ha dejado de escuchar música, ver películas o conocer mundo, ahora simplemente lo hacen de otra forma. Basta descubrir de qué manera lo hacen para encontrar el modelo de negocio que reinvente ese sector.

Si un negocio corre peligro por la aparición de una app entonces es que no es un buen modelo de negocio. Los competidores de este tipo se convierten dependiendo de las barreras de entrada de tu negocio, de las brechas que tenga esa barrera. Si uno no puede luchar contra su enemigo, lo mejor es que se alíe con él. Ya pasó con la imprenta de Gutenberg. Pasó con el teléfono y el telégrafo. Internet sencillamente ha sido una tecnología disruptiva que ha replanteado todo y cada uno de los modelos de negocios que hay en la faz de la Tierra. Y en la estratosfera también.

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