Censurar en la época de Internet

Ayer vi como un vídeo de mi canal era censurado por una de las marcas a las que más he respetado y considerado durante más de 20 años, efectivamente, hablo de PlayStation.

Si no estás al corriente, el pasado martes a las 20:00 lancé un vídeo hablando sobre la filtrada Playstation 4 Slim donde daba la información recogida de otros medios, y por supuesto, mi opinión sobre ese diseño (sobre el cual puedes leer aquí).
El vídeo tuvo cierta repercusión y funcionó bien, simplemente hice el vídeo porque me apetecía compartir entre mi comunidad de suscriptores esta filtración, sin embargo, unas 20 horas después llegó el palo por parte de YouTube.

Al entrar en mi cuenta me avisó un mensaje de que mi vídeo estaba incumpliendo derechos sobre copyright y que había sido penalizado. Obviamente, y como cualquier persona que se toma en serio esto de YouTube, el corazón se me empezó a acelerar y pensé: ok, ¿en qué lío me he metido?

La realidad apareció con un mensaje sencillo y escueto: Sony Entertainment Limited había denunciado el vídeo de forma manual y por lo tanto YouTube lo había retirado de inmediato. Además, debido a un incumplimiento de Copyright mi canal fue penalizado. A las tres advertencias, el canal puede ser eliminado por parte de YouTube.

El vídeo en cuestión salía yo mismo hablando de las filtraciones e intercalaba mi discurso mirando a cámara con imágenes estáticas (las mismas de las que se habían hecho eco otros medios) y fragmentos del vídeo original del unboxing (al cual mencionaba y citaba como autor de esas imágenes).
Lo más sorprendente era ver que el denunciante no era el propietario de ese vídeo, sino Sony. Y que otros muchos vídeos con un contenido similar al mío no habían sido eliminados de YouTube.

Enfurecido vertí mi ira en las redes. Bajo el hashtag de #PlayStationCensura empecé a escribir lo que me había sucedido y mis seguidores de Twitter me reconfortaron.

Contacté con mi network para comentarles lo sucedido y me tranquilizaron; aunque también me comentaron que aquello no era normal y que podía tener consecuencias si no se gestionaba bien. Escribieron a Youtube para ver qué había ocurrido exactamente.

Decidí volver a subir el vídeo de nuevo, pero esta vez sin ninguna imagen. Solo yo mirando a cámara, de forma sincera y sin filtros. Pero volví a grabar la introducción del vídeo para explicar porqué volvía a subirlo e instaba a todos mis suscriptores a ayudarme con mi cruzada por la libertad de contenido bajo el hashtag de #PlayStationCensura.

A los minutos de publicar el vídeo ya tenía cientos de visualizaciones y muchísimos comentarios en Twitter animándome e instando a PlayStation a que levantara el castigo.
El hashtag fue cogiendo fuerza, aunque tampoco se convirtió en trending topic, ni nada similar. Simplemente sirvió como hilo conductor para la conversación. Aún así, el Twitter de PlayStation España ni respondió ni mostró ningún signo de comprensión o humanidad.
¿Son las redes gestionadas por personas o solo por robots que aplauden los comentarios positivos pero incapaces de reconocer las cosas negativas o aportar valor ante un problema?

De todos modos, para evitar el escarnio público a la marca, y por el respeto que tengo a esto de crear imágenes de marca que pueden verse debilitadas por un comentario inoportuno. Decidí poner un poco de tierra sobre el fuego con un tuit donde mostraba mi reconocimiento a PlayStation. De nuevo, el silencio.

Finalmente, el vídeo que volví a subir después de la censura de PlayStation, recibió tres veces más visitas en las primeras 24 horas de publicación e hizo que si escribías el nombre de la marca en Twitter, la red social te recomendara el hashtag de #PlayStationCensura.

Por supuesto que esto de forma aislada no sirve más que como una pataleta de niño, pero también las marcas, y todos los que estamos detrás de ellas, deberíamos sacar una conclusión: intentar callar la opinión de un usuario mediante medidas de este tipo es absurdo porque Internet no tiene puertas, aunque haya muchos que intenten ponérselas.

Y quien sabe, quizás vuelvo a subir el vídeo que censuraron. Pero esta vez en Twitter, DailyMotion, Instagram, Facebook y Vimeo. Un YouTuber no deja de ser un creador de contenido, independientemente de la plataforma donde publique.