El trabajo de un marketer se basa en medir

No llevo tanto en esto del marketing y desde que me dedico a ello de manera profesional desde los 19 años he visto cómo pasábamos por Panda, Penguin y por todo el zoológico suelto que Google nos presentaba a modo de castigo, innovación o forma de mantenernos con un ojo sobre nuestras webs. Durante todo este tiempo he ido a conferencias, congresos, seminarios y eventos encapsulados donde en unas pocas horas pudieran ponerme al tanto de todo aquello que me perdía entre las paredes de la oficina y la cantinela era siempre la misma: Social Media, Penda, Penguin, SoLoMo y otros términos que en el momento que entran por un oído y se van por otro. Al final la cantinela en marketing es siempre la misma: conocer a nuestro cliente más que a nosotros mismos y eso únicamente se consigue midiendo y analizando.

La gran mitad de mi trabajo me la paso observando a los usuarios que llegan a la página, cómo interactúan con cada una de las landing pages, call to actions, vídeos, y anuncios. Y cuando después de observar algo no me gusta lo cambio.
A veces más por intuición del observador que por tener un conocimiento exacto de lo que ocurrirá. Soy como un niño pequeño que ha entendido que meter los dedos en el enchufe hace daño. En marketing se aprende con prueba y error. Algunas veces se gana y otras se pierde. Pero siempre hay que probar. El marketing pertenece al área de las ciencias sociales, o al menos como yo lo veo. Tratamos con individuos, usuarios, cada vez más sofisticados que tienen comportamientos diferentes a la hora de comprar un mismo producto; pero si hay algo que nos define es que somos humanos. Y como todos al final seguimos una serie de patrones. Identificar esos patrones es lo que nos hace realmente valiosos en nuestro trabajo.

Crear una campaña en un medio es fácil ya que solo debes llamar a ese medio, enseñarle el dinero como si fuéramos Tom Cruise en Jerry McGuire (“Show me the money”) y esperar a que se publique. Pero lo verdaderamente interesante está en saber porqué debe estar en ese medio el dinero y no en otro y para tener ese dato se consigue conociendo a tu audiencia. La forma de conocer a la audiencia es midiendo para después convertir esa audiencia en clientes, o prescriptores, o evangelizadores o cualquier otro término que nos inventemos los de marketing (que eso se nos da también estupendamente). No debemos olvidar que para vender primero hay que medir y que en ocasiones el objetivo final no es una transacción económica, si no, ¡qué triste sería nuestro trabajo!