Diseño UX y modelos de energía inteligente

Manuela Patino
Blog EnergEIA
Published in
12 min readMar 27, 2022
Futuro Solar — https://www.transactive-energy.co/

Artículo escrito por Manuela Patiño y Juan Manuel España, investigadores del grupo EnergEIA

¿Qué pensamos que es la energía? Como sociedad tenemos una relación singular con este recurso desde nuestros inicios, una fuente, una capacidad que necesitamos que le da movimiento a nuestra sociedad, algo que, en la actualidad, generan y distribuyen grandes empresas y que nosotros diligentemente pagamos a fin de mes, así de simple, pero ¿qué hacemos con esa energía? Desde alimentar los bombillos del apartamento y cargar un celular, hasta encender un vehículo, consumimos energía casi sin darnos cuenta, de no ser por la factura.

“La energía o la luz, es una cuestión de grandes empresas” es el mayor imaginario que tenemos sobre la discusión de la producción, distribución, comercialización y uso de la energía, ya que nuestro único deber en la interacción con este recurso es usarla y gastarla, algo completamente unilateral, haciéndonos desconocedores y por consecuencia desconfiados de las posibilidades que se presentan en el debate de las fuentes de energía.

Lo cierto es que, como usuarios, deberíamos poder entender la línea de sucesión y tener a la mano una serie de soluciones a la altura de los problemas que rodean a este recurso, trazando un camino entre lo que pasa en el ambiente y nuestra cotidianidad, entre la contaminación de miles de Kilotoneladas de CO2 que produce esta industria y la facilidad que tenemos para encender un bombillo con tranquilidad todos los días, por ejemplo.

Diseño para una transición energética

“La ciencia convierte la información en conocimiento, la ingeniería lo convierte en utilidad, el diseño convierte la utilidad en comportamiento y cultura, y luego el arte toma ese comportamiento cultural y cuestiona nuestra percepción del mundo” (Neri Oxman, 2019)

El diseño se trata del uso que le damos a nuestro entorno, por ejemplo, busquemos en nuestro escritorio un lápiz, no podríamos decir de memoria quien lo inventó, no es irrelevante pero no es la función del objeto contarme una historia como esa sino serme útil, alguien en determinado momento de la historia concluyó que necesitábamos una forma simple y rápida para garabatear en superficies y de ahí en más el objeto simplemente nos ha facilitado esta tarea y con cada usuario que tiene el objeto a través del tiempo, gana un nuevo uso, desde dibujos hasta ser parte de elaboradas construcciones abstractas en nuestro tiempo de ocio en la oficina; el diseño no se trata de exclusividad sino de variables y lo mismo ocurre con la energía.

Pero la energía como concepto no es la necesidad, tampoco la solución, sino la capacidad a ilustrar a través de productos, cosas que nos sean útiles, la necesidad para los usuarios es la cobertura de los procesos del día a día que necesitan electricidad, necesitamos encender computadores, más ¿de qué me sirve una planta de energía si no conozco en que usarla? Nosotros como consumidores somos uno de los cabos en la problematización energética, solo sabemos que la necesitamos (ni hablar de las energías renovables) es decir que la energía como tal no es la que genera valor, sino el uso que tenemos de los aparatos que requieren electricidad.

Las cosas existen para ser usadas y los sistemas para ser interpretados, las relaciones que se generan en estas interacciones son el resultado de la percepción sobre algo llamado experiencia de usuario, que comprende todas las mediaciones que tenemos que pasar para hacer que algo nos funcione y podemos pensar en la funcionalidad de un producto, como la prueba de que los componentes de un sistema son eficientes, sin embargo, esto es solo la parte objetual de lo que se requiere para llamar a una idea, un proyecto; refiriéndonos a la capacidad proyectual de algo, para que algo funcione debe primero ser entendible e identificable, y para esto debemos hablar de accesibilidad.

Teniendo en cuenta que el mundo es un lugar para la acción, como humanos sabemos que necesitamos proyectar nuevas soluciones energéticas debido a la problemática ambiental que potencian nuestros actuales métodos y que prometen costarnos muy caro a futuro, pero también pensamos que es algo que está mejor siendo manipulado por otros, y es que, aunque tengamos a la mano una de las fuentes infinitas más útiles como es el sol, las energías renovables no son accesibles, no desde su funcionalidad objetual, sino que son el lápiz que en lugar de facilitarnos su uso, comunican un discurso literal.

Y es que una de las grandes premisas para la apenas usabilidad de los productos de energía, tiene que ver con el afán de la comunidad científica de cambiar al mundo, apuntando a la forma en la que los usuarios se relacionan con su ambiente, usuarios a los que pretenden darles respuestas a problemas que esa sociedad ya soluciona de otras formas que prefieren, y como mencionábamos anteriormente, los humanos somos alérgicos al cambio, espacialmente si se trata de la energía que alimenta nuestros hogares.

Como diseñadores para la transición, primero deberíamos preguntarnos ¿qué queremos cambiar? ¿Qué nos afecta? ¿Es en este caso el cambio climático y la fuerte crisis que generan las metodologías de extracción de este recurso? ¿o se trata del comportamiento de consumo de los usuarios? ¿Buscamos erradicar el paradigma o rehacer la cotidianidad de los consumidores? Porque sobre esto es que se cimientan las dudas de la sociedad sobre los nuevos sistemas de energía, una disputa de accesibilidad, inclusión e identidad.

usabilidad + percepción

Y es que cuando hablamos de accesibilidad en energía, dirigimos todos los esfuerzos hacia el producto, separándolo del contexto y el usuario, olvidándonos de las interacciones que pueden surgir a partir del encuentro del usuario con la tecnología, espacio en el que podemos hablar de una verdadera transición energética.

Experiencia de energía

Pero acaso ¿No deberíamos cambiar nuestra forma de ser consumidores de energía? A lo que podríamos responder ¿Existe una comunidad crítica de consumidores de energía renovable en Colombia? Por esto, es importante hablar de diseño para la transición, y es que el cambio no puede ser radical para algo desconocido, para alcanzarlo debemos reconocer las perspectivas de los usuarios potenciales para que actúen, para que quieran interactuar con la energía, no olvidemos que actualmente somos administradores de un salario, del cual destinamos una fracción para cubrir la factura del servicio que me facilita encender la luz de mi casa y poco más profundizamos en el significado de la energía en nuestras vidas.

Ian Spalter, diseñador de productos digitales, pone en palabras el impacto y la forma de relacionarnos que tenemos frente a la digitalización y los productos físicos que contienen al espacio virtual “nadie usa la pantalla de códigos de pixeles usan cosas que se tienen que tocar” (Laura Javier, 2019) igualmente sucede con los instrumentos que contienen, miden y regulan la energía, entonces ¿por qué no aprovechar ese razonamiento para apropiarnos de nuestro consumo?

El futuro a la mano

Las energías renovables y la interacción con estas son por menos ajenas, pero ¿qué pasaría si pudiéramos acortar todas estas mediaciones? si pudiéramos tener a nuestra disposición energía limpia y de manera consiente, esto no representaría solo un cambio sino una potencia a nuestra vida diaria, teniendo una finanza energética estable o a ser amigables con la causa ambiental por ejemplo.

Sin embargo, en un mercado donde no es la regla asumir nuestro comportamiento energético, mucho menos con los productos de su naturaleza ¿Cómo podemos hablar de esto? debemos aterrizar la tecnología a algo familiar, un diseño de experiencia para la transición, traduciendo las necesidades a variables físicas con las que podemos interactuar, a lápices.

Un proyecto para la nueva cultura energética

“Básicamente, la única forma de solucionar el software inaccesible es … hacer las cosas de manera diferente, la tecnología no hace que la accesibilidad sea difícil. Las personas a las que no les importa lo hacen. Todo lo que dificulta la accesibilidad se relaciona con una causa fundamental: a las personas no les importan un carajo los que son diferentes” (BYRNE-Haber, 2021)

La accesibilidad en energía es un concepto en entredicho para la industria, por una parte tenemos una población demandante y por otras empresas que simplemente prestan un servicio mecánico, sin embargo frente a un contexto lleno de preocupaciones ambientales frente al consumo energético y las consecuencias a los ecosistemas de las fuentes de generación, es necesario expandir la propuesta de las energías renovables para la transición energética a través de muchos mas elementos que la construcción de grandes plantas solares, permitiendo a los usuarios interactuar con el recurso, trayendo la tecnología a nuestros entornos cercanos.

La iniciativa de comunidades solares de la Universidad EIA en Medellín Colombia, se ha enfrentado a uno de los mayores obstáculos para este nuevo concepto de la energía: los humanos somos alérgicos al cambio, especialmente cuando hablamos del recurso que sostiene nuestra civilización.

Esto se mezcla con el desconocimiento general que tenemos sobre el mundo de la energía, lo que nos impide visualizar un futuro seguro de la mano de soluciones innovadoras para los consumidores finales, donde sus niveles de interacción se eleven, y es que, la industria eléctrica colombiana para el año 2019 genero cerca de 11’815,408 toneladas de CO2 para 2019 (XM, 2020) Sin embargo estas cifras se pierden en el aire, cifras que no representan mucho en nuestra cotidianidad, una demostración del poco interés que tenemos por la energía mientras ignoramos deliberadamente que esto empieza a afectarnos en ramas cada vez más sensibles como nuestra salud; esta idea se ve reforzada por el hecho de que, hasta el momento, la mayoría de nosotros nunca habíamos visto cómo se generaba la energía, hasta que llegó el momento de ver paneles solares en los techos.

Y es que el sol está disponible para todos, tiene un potencial infinito, pero no es una energía cotidiana, por esto buscamos nuevas formas de apropiación y aproximación a las tecnologías del cambio, creando un puente entre el conocimiento de la funcionalidad y la accesibilidad que necesita el usuario.

Desarrollando proyectos en diversos formatos, el objetivo principal de este proyecto es abrir paso a la divulgación desde la perspectiva de los diversos tipos de usuario en Colombia, el proyecto Smart Energy Education (SmartEnEd) incita a la experimentación no solo con un modelo de negocio desde la generación de interés a través de herramientas de marketing como la segmentación o publicidad, sino que cambiará la forma en la que todos nos relacionamos con los proveedores, como nos vemos a nosotros mismos como usuarios y como adquirimos las nuevas ideas de la energía.

Por esto, de la mano y referencia de proyectos, como NEU Energy, el primer comercializador 100% digital de energía en Colombia, exploraremos el impacto al paradigma desde la digitalización, llegando a ese órgano sensible, haciendo el concepto de la energía algo fuera de sus plantas de producción.

NEU — https://www.neu.com.co/tech

Esta nueva realidad nos deja ver los beneficios de la automatización de las relaciones fenomenológicas, donde tenemos la tecnología para implementar plataformas que adopten el conocimiento popular en su estructura plena pero que generar una respuesta asertiva a cada usuario; no hay mejor conocimiento que el empírico ¿no?

A través del desarrollo de una plataforma digital el proyecto alcanza una forma de la educación a partir de la experiencia; no dependiente de lo que tenga que ofrecer al usuario una explicación de manual sino de sus propias situaciones al invitar a sus instintos a participar de la recordación de acciones o conceptos, encarnando el potencial que podemos alcanzar reuniendo tecnología y usuarios, hoy podemos ver el mundo de maneras increíbles no exclusivas de las mediaciones físicas, manifestaciones que cambiarán a los individuos y sus formas de ver el mundo en el que viven, portales que les permitirán ver ese horizonte virtual lleno de lo que pueden conocer, pero ¿Podemos encontrar plataformas que impulsen el cambio de paradigma sobre el consumo y comercialización de energía? Esa clase de preguntas nos hacemos.

Primera versión del prototipo — proyecto UX Solar

Los celulares son el mejor comparativo a los lápices, simplemente nos hacen todo más cómodo, son interfaces que representan todo lo que ocurre en un entorno de la manera más digerible, sin dejar de estar en lenguaje humano, y es que como humanos, todos respondemos a unos estímulos codificados que se nos presentan, como el idioma, las formas del objeto físico, el tiempo y la representación gráfica, pero los celulares no dejan de ser estas grandes fuentes de experiencia personalizada, cada celular es un mundo, justo como su dueño.

Estas plataformas que de alguna manera son extensiones de nosotros mismos ahora, contienen nuestro cerebro conectado a actividades de orden primordial, financieramente, socialmente, entre otras; y es gracias a este que absorbemos una cantidad de información alucinante, pero también recargamos en estos dispositivos gran parte de nuestras acciones que requieren atención, por ejemplo, en finanzas y economía personal, puede verse como que ya no hacemos el esfuerzo de ir a un banco, pero al mismo tiempo más personas tienen el conocimiento sobre su administración personal en aplicaciones de banca móvil, en otras palabras, no hace falta el extenso conocimiento de un profesional, pero más personas acceden a su propio control, es en este punto donde la funcionalidad y la accesibilidad se representan.

Una forma de aplicación de asistencia energética, para el control, monitoreo, intercambio y ahorro, extendiendo la interacción del usuario a algo personal, ya no un computador que usa un porcentaje del costo de una factura, sino una fuente, un recurso que como el salario en el banco requiere atención.

Primera navegación aplicada

Esta aplicación ha pasado por un proceso de bitácora extenso de mano de un grupo de personas de diversos contextos que componen el publico objetivo, en entrevistas y pruebas de usuario, el prototipo ha pasado de intentar agrupar una serie de funciones necesarias para un consumidor solar a un panel de control completo para aprender del autoconsumo responsable e inteligente.

En este diseño de prototipo hemos adoptado un diseño cada vez más simple, reduciendo cada vez más las mediaciones innecesarias manteniendo el objetivo claro: apoyar a quienes quieren no solo aprender sino poner en práctica metodologías para reducir su consumo mientras brindamos a los productores una forma de comprender la información de su consumo y sus ventas, como legítimos dueños de su salario energético.

Ahora bien, uno de los mayores esfuerzos para este prototipo ha sido encontrarle un lugar especial en la rutina digital de los usuarios, ya que mientras nuestros dispositivos por una parte controlan aspectos básicos pero necesarios de nuestra vida, por la otra se extiende una tendencia de resistencia a esto, particularmente hablando de recursos que percibimos tan delicados que un simple clic en el botón equivocado podría causarnos algún daño.

Es por esto que la app también se apega al concepto del minimalismo digital, ya que como prosumidores o consumidores de energía, para aprender y empezar a generar una masa crítica y solida de usuarios en nuestro territorio debemos mantenernos en ser un soporte que comienza desde un esbozo simple del concepto para adentrarnos en el nuevo mundo de la energía donde, por ejemplo, entre vecinos podríamos intercambiarnos energía como si se tratara de tazas de azúcar, pero esas son tareas que el usuario debe implementar e interpretar para poder aprovechar al máximo su potencial y no deben ser forzadas por un dispositivo.

Es aquí donde la estética digital va más allá de lo visual, no podemos desentendernos del papel que juega el color para indicarnos, por ejemplo, que una barra que se transforma en la punta en rojo, indica un peligro, un sobrecosto, un consumo excedido que podría afectar nuestra meta a futuro, conocimiento invaluable para quien se fijó como objetivo principal ahorrar.

Con todo esto en mente, una de las mayores observaciones del proyecto actual es que para diseñar sistemas de energía para el nuevo mundo, donde nuestra meta es hacer de las energías renovables no solo parte del paisaje urbano sino una cotidianidad y parte de la cultura de los consumidores finales hay algo imprescindible, la empatía, y es que las cosas que diseñamos se crean con un objetivo, ser usados en un mundo de usuarios y la energía no es la excepción a la regla.

Las plataformas digitales para la descentralización, consumo e intercambio de nuevas energías se tratan de todo lo que la gente pueda entender de su casa a través de las cifras de un recurso preciado obtenido de un medio no convencional y nuestro trabajo en Smart Energy Education es asegurarnos de que esos usuarios entiendan y ganen no solo desde la inmediatez física reflejada en una factura, sino para avanzar en la entrega de soluciones tecnológicas apropiadas para la sociedad del momento.

El diseño está en todas partes, y no solo en cómo se ve un producto, sino en todos los procesos que tienen que ver en la manera en que usas algo en particular, ahora es momento para traer ese conocimiento a la forma en la que día a día consumimos energía para alcanzar una meta en común, energía limpia, local e independiente.

Shutterstock- vectors for fun — https://www.shutterstock.com/es/catalog

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