Luis tiene 12 años, está en quinto grado, sus papás trabajan en una estancia hace 6 años y es uno de los 600 alumnos que estudian y viven en la Escuela Paí Puku.
Koga Impact Lab, con el apoyo de la Fundación Itaú, realizó la incubación de la carpintería de la Escuela; en este artículo te contamos sobre la escuela, la carpintería y el proceso que se llevó a cabo en conjunto con la Fundación Pai Puku para que más niños como Luis puedan tener una educación de calidad en el Chaco.
Más que una escuela
Fue fundada el 12 de junio de 1965 por el sacerdote de origen belga Pedro Shaw, más conocido como Pa’i Puku, por su espigada silueta. La Escuela Pa’i Puku nació por la necesidad de educación para los hijos de las personas que trabajan en estancias alejadas, en el Chaco.
Los alumnos viven allí de febrero a noviembre y reciben una educación de calidad. Además de la educación básica los internos aprenden electricidad, plomería, corte y confección, economía doméstica, peluquería, dactilografía, computación, enfermería, plomería, entre otros oficios.
Una de las clases que tienen es la de carpintería, desde séptimo grado hasta tercer curso van haciendo proyectos anuales y a partir de noveno grado pueden vender sus muebles a cambio de herramientas o de exoneración de la cuota.
La carpintería
Remigio Mariño fue alumno de la Escuela Paí Puku y actualmente es el jefe de la carpintería y profesor de la materia. Contó cómo surgió la idea de comenzar a vender los muebles que realizaban:
“Surgió por la necesidad de formar a los jóvenes para que se queden en la zona y que tengan un oficio. Después se vio que demasiado se querían los muebles y surgió la idea de comercializar los muebles.” Remigio Mariño
En la carpintería trabajan 5 personas al mando de Remigio, fabrican sillas, mesas y hasta cabeceras de cama. La venta de los muebles ayudan a financiar las actividades del centro educativo.
El proceso de incubación
La administración de la escuela está a cargo de la Fundación Pai Puku, que surgió de la idea de un grupo de ganaderos de la zona y amigos del Pai Puku, quienes se unieron con el principal objetivo de apoyar las iniciativas y actividades de la escuela.
“Hace unos meses representantes de la Fundación Itaú fueron a la escuela, conocieron la historia y el potencial que tenía el lugar para ser autosostenible. Por eso decidieron hacer una donación diferente y nos llamaron a nosotros para que ayudemos a desarrollar la carpintería.” contó Joha Boettner quien dirigió el proceso de incubación desde Koga Impact Lab junto a Cristian Sosa.
El objetivo de la incubación era duplicar las utilidades de manera a que la escuela pueda subsistir con ello y que sea un ingreso permanente para la escuela. La carpintería cubre sus costos y toda la ganancia va a la escuela.
“Cuando empezamos el proyecto lo primero que vimos es que los muebles tenían muchísimo potencial y que podían competir fácilmente con muebles de diseño.” comentó Joha.
Trabajaron codo a codo con Remigio en el proceso de redescubrir el potencial de los muebles y así es que se decidió crear una marca. Brandon fue el aliado para descubrir la esencia de la carpintería y en conjunto con el equipo de Koga, Remigio y los chicos de la carpintería construyeron la marca: “Muebles Pai Puku”.
Para lograr el objetivo de la incubación se trabajó en el orden administrativo, el manejo de inventario, el reajuste de precios y luego, se decidió en conjunto traer los muebles a Asunción.
MarketPlace abrió las puertas para vender desde ahí los muebles. Ahí comenzaron las ventas en Asunción y así también el interés de las personas en ayudar al proyecto. Sobre esto Joha resaltó el apoyo de los embajadores de Muebles Pai Puku: Claudia Casarino, Maika Rassmusen, Paolo Defelippe, Cecilia Fadul, Clara Gadea, Ile Ferrario, Maria Pidal, Anna Baumann, Bettina Daud, Maria Paz Feliciangeli. Así como de los aliados: MarketPlace, Brandon, Oniria, Adri Morro, Viento Sur y El Galpón.
Muebles que educan
Ese fue el nombre que eligieron para la campaña de lanzamiento, “surgió de la necesidad de contar qué había detrás de cada uno de los muebles, las historias, los sueños, contar lo que hace la escuela. Queríamos que la gente conozca qué significan estos muebles y que al comprarlos apoyan a que más niños sigan estudiando”, explicó Joha.
En Agosto, por el día del niño, se realizó una instalación en MarketPlace donde había un cuaderno y adentro estaba la historia real de un chico, entre ellas la de Luis. Además los niños mandaron las piezas de madera que ellos hacen en la escuela y se regalaban con los muebles: tablas de picar, cucharas, posa fuentes.
Un proceso con aprendizajes
Si bien todos los procesos implementados quedaron plasmados en un manual, en el camino todos los actores que participaron obtuvieron aprendizajes de la experiencia, Joha nos contó sobre los más importantes:
“La experiencia podría resumirse en tres aprendizajes: el trabajo en conjunto, es decir la co-creación, el empoderamiento y el trabajo en redes.”
La confianza de Remigio y los operarios de Muebles Pai Puku también fue clave para el desarrollo de la incubación.
Mirando hacia el futuro
La incubación por parte de Koga Impact Lab culminó, el desafío queda en las manos de la Fundación Pai Puku, de Remigio y los operarios para que Muebles Pai Puku pueda ser la principal fuente de ingreso de la escuela y se convierta en una empresa social.
Actualmente los Muebles Pai Puku se pueden encontrar en MarketPlace o se pueden pedir a través de la Fanpage en Facebook.
Lo mejor de estos muebles aparte de que pueden convivir dentro de ambientes diversos como muebles de diseño es que ayudan a que cientos de niños tengan esperanza en un mejor futuro.
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