Moises Montero: De campesino a emprendedor

Moisés se dedicó por años al trabajo en la finca de la familia, pero la idea de convertirse en empresario surcaba por su mente. Diez años atrás fue tan fuerte que lo llevó a dejar el campo y dedicarse al comercio.

Inició comprando a sus vecinos réplicas de artesanía indígena para llevarlas a vender a las playas, aprovechando el crecimiento del turismo.

Junto a su esposa e hijos pequeños, salían camino a alcanzar un sueño, cargados de indios en piedra en los maletines. Madrugaban para hacer el recorrido en bus desde su pequeño pueblo en el interior de Costa Rica, hacia las playas, en busca de clientes.

Ni las incomodidades del largo viaje, ni el fuerte sol o los muchos “no” con que se topó, lo hicieron abandonar su sueño.

En el proceso hasta aprendieron a elaborar la artesanía, pero cuando ya habían dominado ese arte, sus clientes le pidieron ofrecer algo más. El turismo se encontraba en pleno apogeo y los comercios y hoteles buscaban variedad… así le sugirieron llevar macetas decorativas de gran tamaño.

Decidido a encontrar lo que sus clientes pedían, localizó primero a un vendedor en la capital pero sus productos le ofrecían un margen de ganancia muy pequeño. Siguió su búsqueda fuera del país y viajó a México para conocer de primera mano las macetas que podría importar.

Fue un gran cambio para alguien que nunca antes había viajado al exterior, “Llevaba la plata en el calzoncillo y entre las medias, porque no sabía que había medios electrónicos seguros para pagar sin tener que llevar el efectivo. Iba con el corazón en la mano… Fui con mi esposa, vimos el lugar donde las hacían y al día siguiente nos vinimos para Costa Rica, ya con la idea clara de lo que debíamos hacer”, comentó don Moisés, de pie, al lado de la pequeña casita de madera donde comenzó a construir su sueño empresarial.

Ya con un mercado esperando el producto y un proveedor listo para entregárselo, solo le faltaba el dinero para que su negocio creciera mediante la importación de contenedores completos, en lugar de unas cuantas macetas por mes.

Así que inició otra búsqueda: un banco que lo apoyara para crecer y operar en grande.

Nos topamos con varios problemas, los clientes no llevan efectivo, ellos me querían pagar con tarjetas y yo no tenía cómo recibirlas. La solución la encontré gracias a una muchacha de BAC Credomatic que llegó a comprar unas macetas y me iluminó sobre cómo acceder a un datáfono. Me hicieron el trámite tan rápido que no podía creerlo, y ya con eso fue muy diferente. Ahí mismo me dieron una tarjeta para sacar el dinero y me explicaron cómo podían apoyarme por ser un pequeño empresario”, comentó.

Esa relación le dio un giro a su vida, al permitirle financiar la importación de gran variedad de productos artesanales mexicanos. Le financiaron también un vehículo, luego otro y hoy tiene dos camiones para mover la mercadería de su pujante negocio, Artesanías Mexicanas Turrialba, hacia las zonas turísticas, donde está su principal mercado. Y recientemente estrenó un auto último modelo para salir con la familia, también financiado.

Su mayor orgullo es haber podido financiar los estudios de sus hijos: un doctor ya graduado, un profesor de matemáticas y, en pocos meses, un segundo médico. Al verlos, no puede dejar de pensar en sus hijos cuando estaban pequeños, recorriendo la playa con los indios de piedra en la mano, ayudándolo a alcanzar su sueño.

Todo valió la pena, dice, porque le permitió a él apoyarlos para que también ellos alcanzaran los suyos.

El BAC cambió mi vida, fue un cambio del cielo a la tierra, porque en un mundo globalizado, sin tecnología no se puede hacer nada. Las herramientas de BAC Credomatic me permitieron desarrollarme y me dieron credibilidad ante los clientes, se convirtió en la principal carta de presentación porque es un banco serio y de gran reconocimiento en toda Centroamérica. Ha sido el pilar del desarrollo de nuestra vida, hoy puedo decir que soy un empresario y a mi familia no le falta nada, todo gracias a Dios, a BAC Credomatic y a las macetas”, finalizó don Moisés.

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