Transformación digital, diez años después de la crisis

Diez años después de la crisis bancaria global, la industria financiera parece haber recuperado su salud.

La banca se observa nuevamente como una actividad económica boyante, en franco crecimiento y expansión. Parece que los malos tiempos pasaron y todo se mueve hacia delante.

No obstante, la prosperidad de este momento no debe permitir que olvidemos lo que sucedió en 2008, cuando la actuación poco responsable de algunas corporaciones financieras otorgando créditos hipotecarios con frágiles controles, y creando derivados financieros altamente rentables pero de altísimo riesgo, condujo a una de las más severas crisis económicas de las últimas décadas.

Millones de personas en el mundo entero perdieron sus ahorros; cientos de negocios fracasaron; decenas de miles de familias perdieron sus viviendas por incapacidad para enfrentar el pago de sus hipotecas.

Los intermediarios financieros requirieron del apoyo de la ciudadanía que, a través de sus gobiernos, aportaron billones de dólares para evitar la quiebra masiva de estas instituciones, lo cual habría traído un descalabro social, económico y político aún mayor.

La crisis nos mostró

Desde la perspectiva de la ciudadanía responsable, esta crisis nos mostró la intrínseca relación existente entre la sociedad y el sistema financiero, no es posible una sociedad próspera sin un sistema financiero sano y por ende, el ejercicio responsable del negocio es un componente fundamental para este sector, y está directamente vinculado a su sostenibilidad futura.

Según el Global Banking Outlook, un estudio producido por Earnst & Young en 2017, más del 85% de los intermediarios financieros hoy están enfocando sus estrategias en programas de transformación digital.

Habiendo analizado 221 instituciones en 29 mercados, el estudio revela que los banqueros están convencidos de su habilidad para mejorar su desempeño, tomando como ‘punta de lanza’ soluciones tecnológicas que los lleven a alcanzar mayor eficiencia, ampliar y profundizar en el mercado, administrando mejor los riesgos inherentes a su negocio.

“… no es posible una sociedad próspera sin un sistema financiero sano y por ende, el ejercicio responsable del negocio es un componente fundamental para este sector, y está directamente vinculado a su sostenibilidad futura”

¡Pero cuidado!

Las conclusiones del estudio también visualizan esta apuesta a la digitalización como una medida arriesgada, por cuánto la historia demuestra que estamos sujetos a ciclos económicos con altos y bajos, y a múltiples factores políticos y sociales de un entorno siempre cambiante.

Foto: Jack Moreh (freerangestock.com)

En ese sentido, los autores sugieren a los bancos salir de su ensimismamiento, haciendo uso de las múltiples herramientas que hoy ofrece un ecosistema de empresas más conscientes de su responsabilidad con la sociedad, para potenciar alianzas con actores externos a su industria, como una forma de promover mayor inversión, ofrecer servicios de mejor calidad, controlar los riesgos del entorno y promover la sostenibilidad de sus organizaciones en el mediano plazo.

En procura de mejorar su desempeño, el estudio recomienda la reflexión y análisis alrededor de algunas preguntas clave sobre su estrategia digital:

  • ¿Está conduciendo nuestra estrategia hacia una mejora en las utilidades?
  • ¿Cuál es nuestro rol en el ecosistema?
  • ¿Cómo hacemos más eficientes nuestros procesos de innovación?
  • ¿Cómo podemos implementar cambios estratégicos, en un ambiente cada vez mas cambiante y dinámico?
  • ¿Cómo cambiamos la mentalidad de nuestro ‘talento humano’?
  • ¿Hemos tomado en cuenta los nuevos riesgos que emergen de este tipo de estrategias, y la necesidad de considerar la seguridad cibernética en cada paso?

Los consultores de EY terminan aconsejando que en su nuevo enfoque estratégico, los bancos deben prepararse para un futuro guiado por la innovación y la tecnología, pero basado en modelos de negocio que consideren las exigencias de la sociedad.

Esto les ayudará a mantener un buen desempeño, más allá de los retos y desafíos que si lugar a dudas, vendrán más adelante.

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