Final Space y la eterna morriña

Carlos Jiménez
blogcorriente
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3 min readApr 10, 2019

Recuerdo llorar con el capítulo “Ladrido Jurásico” de Futurama y disfrutar con cada uno de los capítulos de la serie que abrupta e injustamente acabó hace ya muchos años, incluso con nostalgia recuerdo el final definitivo de 2013. La ciencia ficción tenía una serie de dibujos animados y hasta “Rick and Morty” no sentí que ese hueco estaba ocupado por otra serie, y, de hecho, no estaba ocupado. “Rick and Morty” tienen su propia categoría y no tienen nada que ver a Futurama: ni personajes ni motivaciones ni tono ni límites. Rick and Morty es la versión cruda lanzada a la cara a 35 km/h de un jugoso chuletón que te han servido en un plato.

Final Space puede ocupar ese hueco. Con unos personajes extrañables y un comienzo tímido, la serie gana peso con cada capítulo, los personajes crecen y evolucionan en cada escena, descubrimos más de ellos, su futuro, sus miedos, sus ambiciones y sus quejas con un destino envenenado, porque el flashforward es el recurso más curioso y terrible de la temporada. Un “inicio por el final” que nos deja a todos engañados y con la boca abierta hasta el último segundo, literalmente.

Gary, un capitán recluso espacial con tintes de héroe que durante su condena de 5 años se encarga de reparar satélites y mandar mensajes a una chica que le ha ignorado durante toda su condena. Cuando queda una semana para terminar, Gary se encuentra con Mooncake, un alien increíblemente adorable del que se hace amigo enseguida, sin embargo, este está siendo buscado por fuerzas malignas a causa de sus poderes extraordinarios.

El inicio es una toma de contacto con los personajes y su ritmo narrativo pero en un par de capítulos y a base de cliffhangers constantes, estamos pegados a la pantalla deseando que haya más capítulos. No hacemos Spoilers porque realmente es una serie que merece ser vista desde la más absoluta inocencia y sin saber por qué derroteros va a tirar. Merece la pena, dura 20 minutos y nos transporta hasta otro rincón de la galaxia, que es lo que le pedimos a una serie así.

Ya sea por morriña, o por la larga espera hasta la próxima temporada de la serie de Dan Harmon y Justin Roiland, salvando las diferencias, Final Space es un sustituto edulcorado de Futurama que puede ganar mucho en las próximas temporadas. Tiene la dosis perfecta de comedia, acción, introspección, giros de guión, drama y ternura. No os mentiré, casi suelto alguna lagrimita durante más de un episodio, a pesar de estar constantemente en una relación de amor-odio con Gary.

No es una serie perfecta, ni mucho menos, repite tópicos y clichés de otras series de televisión en los primeros episodios, pero se nos hace imposible odiar a Gary. Gary es iluso, cree en el amor, en que la fe lo puede todo y la serie gira en torno a sus decisiones, sus posibilidades, sus errores y su forma de afrontar su propia existencia. Desde sus flashbacks a la juventud, descubrimos que sus traumas lo acorralan y lo convierten en un trágico recluso que solo quiere tener gente alrededor para no sentirse solo y jugar a las cartas. Pero es imposible odiarlo, porque es adorable y es esa versión de todos nosotros que nos hace creer que lo imposible se puede conseguir y que mandarle mensajes a una chica durante 5 años puede hacer que nos conteste un día cualquiera.

El resto de personajes lo completan robots, cazarrecompensas, pilotos y militares. Todos girando en torno a las decisiones de Gary y su forma de ignorar a HUE, la IA de la nave Galaxy-1 que siempre tiene malas noticias.

Resumiendo, Final Space es una serie entrañable, con potencial y con los suficientes ingredientes y alicientes para mantenernos en vilo por algún tiempo y que cuando terminamos de ver la primera temporada no podemos sino preguntarnos ¿Cuánto falta para la siguiente?

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