La habilidad del joven indio
Extraído de la newsletter de Blogpocket
Mi historia como desarrollador informático se inicia a principios de la década de los 80’s (¡sí, has leído bien!) ;)
En realidad, comencé unos años antes en una recién estrenada Facultad de Informática de Madrid donde los primeros programas los codificábamos en lenguaje Fortran y tarjetas perforadas.
Enseguida, me enganchó esa sensación de empoderamiento que te da el programar.
Y es que, en realidad, con la programación las máquinas hacen lo que tú quieres.
Hay otro aspecto maravilloso y es que programar es un ejercicio ideal para mantener la mente en forma. Por ejemplo, es muy recomendable el aprendizaje de la programación en niños, porque es una especie de gimnasia mental muy interesante, especialmente útil en edades tempranas.
Mi proyecto fin de carrera consistió en el desarrollo de un intérprete del lenguaje Karel, un lenguaje muy sencillo orientado al aprendizaje de la programación.
¡Lo bien que me hubiese venido en aquella época la Wikipedia! Solo encontré un par de libros en inglés sobre el tema.
Mi relación con los robots continuó en Telefónica ;) donde desarrollé una compleja interfaz para el mecanismo cibernético dedicado al montaje de cintas magnéticas.
Una interfaz no es otra cosa que una simplificación de algo complejo. Es un acercamiento al ser humano; de algo que, por su naturaleza es en principio inasequible.
Me apasiona obtener modelos para facilitar el aprendizaje de las cosas.
En el argot de la programación de ordenadores, un lenguaje de alto nivel no es nada más que una interfaz. El Método Blogpocket para crear un sitio web también es una interfaz.
Y a lo largo de mi larga vida profesional he desarrollado un montón de sistemas con esa idea.
En Telefónica ideé e implanté un sistema de automatización de transmisiones para facilitar las labores en el departamento de Producción y fui pionero en las herramientas colaborativas online, que también son una interfaz. Y Blogpocket Nineteen, Blogpocket Sustie y Blogpocket Twenty son themes también ideados bajo toda esa perspectiva.
Pero recuerdo que la primera interfaz que inventé fue en la universidad con el fin de lograr una manera automatizada de resolver un determinado problema de la asignatura de inteligencia artificial.
Un amigo lo denominó “HJI” (la habilidad del joven indio trepando por el sauce llorón” ;)
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