¿Y a ti qué te importa?

Ay cómo me estresa la gente que me dice: “ay, pero si eres bien chida y aparte eres bonita, ¿apoco no tienes novio? Wow.” “Sí, no tengo novio ¿y qué? No estoy en ninguna clase de relación amorosa ¿y qué?”. No es porque no quiera, pero tal vez debería dejar de querer, porque a fin de cuentas nunca he experimentado el amor en carne propia. ¿Porqué debería creer en él? Y lo acepto, sí, es parte de la vida de muchas personas, pero habemos algunos que simplemente no, simplemente no nos toca, o nunca se dan las situaciones propicias para que algo comience.

Y podrás decir: “bueno pero es que con esa actitud no vas a llegar a ningún lado” pero por favor no empiecen, que chingados me importa, conozco a gente con una actitud de la patada y que siempre traen una jeta y como quiera tienen novio, así que no me vengan con que es cuestión de actitud; tampoco empiecen con la estúpida ley de atracción “si lo deseas, va a llegar”. Si li disiis vi i lliguir — es de las cosas más estúpidas que he escuchado. Y por todo esto y más digo ¿porqué? ¿Porqué creer que algún día puedo tener a alguien, si nunca he estado ni remotamente cerca de tener algo parecido? ¿Por qué vivir esperanzado en algo que puede que nunca pase?

Y malditas sean las hormonas que insisten en ilusionarme o en poner mariposas en mi estómago, que se vayan a la chingada y me dejen vivir una vida en paz, alejada del agotador ajetreo emocional, sin un sube y baja de sentimientos, donde pueda concentrarme en las cosas que son realmente importantes, en lo que de verdad es trascendente, y no en emociones pasajeras que no hacen más que dejar un vacío y un infundado anhelo de estar con alguien, de amar a alguien que también me ame, de sentir algo parecido a los malditos cuentos de hadas que nos contaban en la infancia, los cuales no hacían más que predisponer un corazón a ser roto, a dejarlo un poco más blando, más destapado, más indefenso.