Para Toda La Vagancia: La cabeza Procrastinadora y el “Mejor Mañana”.

Facu Gandini
braintly
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5 min readMay 21, 2020
Photo by Sébastien LAVALAYE on Unsplash

Suelo describirme como una persona vaga. Lo soy. Debo tener un porcentaje de procrastinación bastante alto. Y seguramente vos también. Y está bien, no es tan grave si al menos lo asumimos.

El proceso de la procrastinación es siempre el mismo: Tu cabeza genera pensamientos y emociones negativas ante una tarea incómoda ó desconocida. Como proceso natural, uno quiere sacarse de encima este tipo de pensamientos y emociones, ergo, terminamos evitando la tarea como una manera de aliviar esa tensión y negatividad.

El problema es que nuestro cerebro está programado para procrastinar. En general tendemos a rechazar tareas que prometen un beneficio en el futuro pero que necesitan una acción “ahora”. Eso es por que para el cerebro es más fácil procesar cosas concretas que abstractas, es decir, que el inmediato plazo y su realidad le pasa por encima a ese futuro de beneficios inciertos.

Duele el sólo hecho de pensar en esa tarea. Pero la vuelta de rosca es bastante derechita: El dolor que experimentamos por pensar en esa tarea se esfuma inmediatamente una vez que arrancamos a hacerla.

En otras palabras, el dolor está en la anticipación, no en el hecho de hacer la tarea en sí misma.

Mejor mañana” no sirve, uno necesita empezar ya, ahora. Cuanto antes, mejor. Una vez que arrancaste, todo empieza a fluir y las cosas salen más fácilmente. La única cura es hacer.

Sentarse y arrancar es la estrategia. Olvidate del resto, dejá de preocuparte por el final, por “todo lo que te falta para terminar” ó por lo complicada que es una tarea en particular. Enfocate en arrancar. En sentarte y empezar a escribir ó en cambiarte y hacer ejercicio. El resto se hace solito.

Una buena estrategia para proyectos de largo plazo, es ir reduciendo las tareas en pequeñas sub-tareas y en afirmaciones que requieran acción. Y, siendo repetitivo, la idea es que dejes de pensar en todo lo que tenés que hacer y pensar en “¿Cuál es el siguiente paso que tengo que dar?”.

Theodore Roosevelt solía decir, “I dream of men who take the next step instead of worrying about the next thousand steps.”

Muchos estudios determinaron que pensar en concreto con términos específicos ayudan a dejar de procrastinar y empezar a tomar acción. Ejemplo:

  • Si querés meditar: “Bueno, dale. Me siento en la silla, le doy play a la app que me bajé y sigo la instrucciones”.
  • Si querés barrer ó pasar la aspiradora: “Voy al lugar donde tengo guardado el escobillón, lo agarro y empiezo a barrer”. Fácil, ¿No?. En realidad, no. Pero cuando uno piensa en ítems accionables y pequeños pasos, la posibilidad de procrastinar baja sustancialmente.

Lo que no debés hacer es:

  • “Necesito llegar al nirvana y tener la paz interna que tiene el Dalai Lama”. Imposible!.
  • “Mirá qué sucio está el piso, no termino más”. ¿Entonces?.

Hay un viejo dicho que reza: “Lo que no se agenda, no se hace”. Y en parte es verdad. Y el primer paso para un cambio es ser conscientes de uno mismo. Si queremos evitar esto de evitar, primero necesitamos ser conscientes del “cuándo, dónde, por qué y cómo” procrastinamos. Primero necesitamos establecer los obstáculos si queremos mejorar.

Cuando uno comienza a ser más consciente de cómo usa el tiempo y a qué lo dedica, también aprendés a decidir a qué ponerle energía y a qué no. Optimizar esa energía es clave. Para entender cómo invierto mi tiempo, uso una herramienta que se llama RescueTime, la cual guarda y procesa cada uno de los sitios y apps que usás y navegás (hablemos de privacidad en otro post). De esta manera podés establecer un porcentaje de productividad y entender en qué se te está yendo el tiempo.

Una de las grandes estrategias que también me sirve y mucho, es una combinación de “Getting things done” (GTD) y “Time blocking”. El equipo de doist es experto en este tema y en esas dos guías explican de manera muy detallada cómo llevar a cabo los procesos.

Nosotros los procrastinadores no somos indiferentes ó “nada nos importa”. En realidad, todo lo contrario. Vivimos preocupados. Y la preocupación está asociado con pensamientos negativos, ergo, en evitar tomar acción.

¿Cómo superar esta preocupación?. Básicamente analizando el peor escenario posible. Una vez que hayas analizado todas las alternativas, nos podemos calmar y empezar a accionar. Es esa confianza que se tiene uno al decir “Ok, estoy preparado para lo peor, ahora hagamos todo lo que tengamos a nuestro alcance para que salga lo mejor posible”.

Otra forma de no tentarse está relacionada con preguntarse “¿Cuál es el lado negativo si no hago X ó Y?”. Pero por otro lado, si estamos abusando de cuestiones que no son propias de hacer algo productivo, podrías preguntarte “¿Qué pasaría si sigo haciendo esto todos los días?”. Si bien la respuesta es inmediata ya que tácitamente está en nuestra cabeza, nos ayuda a darnos una cachetada de realidad para, al menos, tomar conciencia de lo que estamos haciendo.

Mucho concepto abstracto e ideas voladas, pero, ¿Qué más podemos hacer para evitar distracciones ó “tentaciones” que nos dispersen de nuestro objetivo principal?.

La guía del time-blocking requiere agendar cada parte de tu día (ó la mayoría, no hace falta que metas en el calendario “sacar la basura”) y concentrarte 100% en esa tarea y no en otra cosa: Si estás escribiendo, escribís, y si estás en una llamada, no contestes ese chat. Para poder llegar a eso, podés empezar por tu teléfono: Borrando todas esas apps que no usás ó que usás muy poco. Es un poco la dieta digital para sacarse de encima algunas tentaciones que nos quitan tiempo. Podés también eliminar todas las notificaciones y dejar sólo las importantes ó las urgentes. Las notificaciones son el alimento de la distracción y una de las causas de la procrastinación. Tener un espacio de trabajo ordenado también ayuda.

En definitiva, el secreto está en ser más auto-disciplinado y aprender a controlarse a uno mismo. Algunas de las actividades más populares para esto son la meditación, el ejercicio, 8 horas de sueño y buena alimentación. Sí, lo sé. Imposible hacer todo junto. Incluso ni yo puedo. Por eso, si querés empezar a meditar, empezá por un minuto, luego dos. Bloqueate agenda en el calendario donde nadie te moleste y sentate. Probá.

Y desde mi humilde lugar, a menos que no estés dispuesto a vivir una vida disciplinada, siempre, pero siempre, vas a tener problemas con la procrastinación. Como dice Jocko Willink (ex-Navy Seal) “Discipline equals freedom”.

No hay receta, mi estimado lector. Si esperaba un step-by-step, lamento decepcionarlo. Ser consciente, estar organizado, medir y ser disciplinado son las claves para mejorar.

# Soy Facu Gandini, Co-Founder de Braintly. Escribo para intentar ayudar y comprimir mi experiencia en el mundo emprendedor y de la construcción de productos digitales en éstos humildes párrafos.

Algunos de los contenidos fueron extraídos de este blog.

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