Tus ideas no valen nada…

Imagina que tienes un problema con la electricidad en tu casa y decides llamar a un electricista. ¿Qué prefieres que te diga?:

- tengo una idea…
- tengo la solución…

Probablemente todos prefiramos escuchar la segunda afirmación, porque implica no solo el planteamiento de posibilidades, sino el proceso para ponerlas en marchas y solucionar el problema.

Las ideas en sí mismas no tienen valor. Tienen valor las ideas “aplicadas” y eso no se llama creatividad, se llama innovación.

Cómo un día me dijo Eva Álvarez - La creatividad es un medio, la innovación es el fin.

Cuando en publicidad trabajamos con modelos ideocéntricos (todos hemos oído hablar de las big ideas etc…) el problema es que estamos poniendo en el centro de nuestra propuesta de valor algo que no tiene valor.

Esto no ha supuesto problema hasta hace relativamente poco, porque la implementación de nuestras ideas se acotaba a formatos muy cerrados y concretos, en los que solo era necesaria la producción gráfica y audiovisual.

Pero de un tiempo a esta parte, nos tenemos que ir acostumbrando a que la creatividad y las ideas van a dejar de tener un valor central en comunicación, y van a adoptar valor en la articulación horizontal de procesos mucho más complejos de desarrollo de productos, servicios o incluso nuevos modelos de negocio.

Así que olvidemos la búsqueda de una única e inamovible Big Idea y empecemos a trabajar con ideas ágiles, pequeñas, brillantes y compartidas.