“CO-HE-REN-CIA” La eterna asignatura pendiente

Carolina Alvarez Borrell
BroadcasterMedia
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2 min readJun 9, 2021

Desgraciadamente, hace una semana lamentábamos la muerte de Jason Dupasquier, un piloto suizo de 19 años que participaba en el Campeonato Mundial de Motociclismo. Dupasquier sufría un accidente durante la sesión de clasificación del GP De Mugello que, un día después, acabaría con un minuto de silencio en honor al piloto.

Las personas que disfrutamos viendo las carreras, sabemos que estas cosas pasan. A nadie le gustan y todo el mundo las teme, pero a menudo es inevitable que sucedan. A pesar de ello, de saber y ser plenamente conscientes de que los pilotos se juegan la vida cada vez que se suben a la moto, hay cosas que siguen siendo muy difíciles de entender.

Este domingo, en plena carrera, Fabio Quartararo pilotó con el mono abierto. Dirección de carrera permitió que, durante más de dos vueltas, el francés condujera la moto con el mono bajado y sin la protección frontal. Como aficionada me pregunto, ¿cómo se puede permitir esto? ¿Por qué no se obligó a que Quartararo se retirara de la carrera? ¿Qué hubiera pasado si se hubiera llegado a caer?

Dorna Sports (empresa organizadora del mundial de MotoGP) se pasó toda la semana rindiéndole homenaje, por todos los medios posibles, a Jason Dupasquier. ¿Cómo se puede pasar de lamentar la muerte de un piloto a permitir que otro vaya a más de 300 km/h sin las protecciones necesarias?

Si hoy en día hay algo que las marcas no pueden permitirse, es el lujo de ser incoherentes. Actos como este no sólo dañan a la imagen de Dorna, sino que atentan directamente contra su credibilidad.

Hace tiempo que entendimos — o deberíamos haber entendido — que las empresas necesitan comunicarse con sus clientes y/o consumidores, generando un relato que vaya de la mano con los valores de cada organización. Por descontado, este relato debe ser creíble e ir acorde con el “modus operandi” de dicha marca. De esta forma, su una organización no es consecuente con sus actos, es decir, si sus palabras no se corresponden con sus actos, se corre el riesgo de crear un discurso vacío y carente de sentido.

Por desgracia, a diario podemos ver ejemplos de falta de coherencia empresarial. Sin ir más lejos, durante este mes, ¿cuántas empresas cambiarán su logo por uno con la bandera arcoíris? ¿Y cuántas promoverán realmente esos principios cuando termine el mes del orgullo? Lo mismo sucede con el 8-M y el resto de días mundiales. Sirve de muy poco que las marcas preparen su publicación pertinente sólo “porque toca” si después no comulgan con lo que se reivindica.

Si tengo que escoger, prefiero mil veces a empresas silenciosas que a empresas hipócritas.

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Carolina Alvarez Borrell
BroadcasterMedia

Siempre pegada al móvil, pero con millones de whats sin leer.