¿Creativa? WTF!

Según el Foro Económico Mundial, en 2015 la creatividad era la décima habilidad más valorada entre los reclutadores de talento. Ese informe predecía también que en 2020, o sea hoy, la creatividad escalaría muchas posiciones, situándose en el 3º puesto, solo por detrás de la resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico.

Que la creatividad es un valor en alza en el mercado laboral es un hecho. Se buscan mentes creativas. Se cotiza el pensamiento creativo.

En las sociedades actuales, en las que la innovación y el constante cambio juegan un rol tan importante, la capacidad para generar algo realmente nuevo se convierte en casi imprescindible, nos diferencia de las nuevas formas de inteligencia artificial que nos rodean y reivindica una condición propiamente humana. Seguramente es la que nos ha hecho sobrevivir a lo largo de los siglos. Por eso cuando alguien se escuda en el “Ai, no yo no que no soy creativo/a, eso piénsalo mejor tu” o “¡No se me ocurre nada, yo soy más cuadriculado/a!” le animo a hacer este par de reflexiones que a mi me ayudan cuando estoy ofuscada, ya sea buscando un concepto para un proyecto a nivel profesional como en un problema más de índole doméstico:

Pregunta 1: ¿Eres humano/a?

Pregunta 2: ¿Has sido niño/ a alguna vez?

Si la respuesta es Sí a ambas preguntas (cómo no lo va a ser) pues entonces mi réplica siempre es la misma: entonces eres una persona creativa. Por narices. Así que cambia el rollo y créetelo.

Porque hay creatividad en ti.

Lo que te pasa es que seguramente has perdido práctica. O no has cosechado lo suficiente esta habilidad. O quizás, parte de la razón por la que experimentas dudas viene de cómo se ha ido definiendo el concepto y cómo se ha asentado históricamente en la sociedad: entendiendo la creatividad como un don de unos pocos, relacionado con la genialidad, sobre todo con el arte y la publicidad. Afortunadamente tanto las últimas teorías sobre la creatividad como las investigaciones sobre los dos hemisferios del cerebro humano reivindican que en el pensamiento creativo se entrelazan el hemisferio derecho y el izquierdo y que está ligada a todas las áreas del saber. En todas estas áreas aparecerán problemas en los cuales será necesario empezar un proceso de resolución/renovación y eso es la creatividad. Nuestra pues la capacidad de generar un gran número de soluciones, en diferentes líneas de pensamiento, y que sean originales y son las que nos conducirán a la tan ansiada innovación, que es la aplicación de la creatividad.

Y ojo que crear no tiene por qué significar crear algo de la nada absoluta en plan poder creador. En la ecuación creativa no el 100% de los nuevos conceptos o ideas son nuevos. También son creativas (súper creativas de hecho) las asociaciones nuevas entre ideas o cosas ya existentes. Es esa conexión de puntos (👋🏽Steve Jobs) que hasta el momento nadie había conectado y que genera una cosa totalmente novedosa y revolucionaria.

Las vías para hacer surgir la creatividad son múltiples. Los manuales de autoayuda para ser felices se han ampliado con guías en búsqueda de esa creatividad perdida. Parece que es la nueva panacea de la literatura empresarial y de realización personal.

Por mi parte, y sin querer desmerecer ninguna teoría, técnica de Creative Thinking ni a ningún gurú, me permito compartir la actitud creativa con la que me enfrento al trabajo y a la vida y por tanto, la única que por ahora me permito reivindicar: la rebeldía constructiva. El pensamiento creativo como un estado de rebeldía en el cual no se da nada por sentado. Es el por qué no perpetuo.

-¿Eres Creativa?

-¿Por qué no? — Y me quedo tan ancha.