Crisis, con C de cambio… y de content
Dice el filósofo Daniel Inneratity que la crisis del coronavirus no supondrá la fin del mundo, sino de un mundo. Todavía es pronto para detallar con exactitud todos los cambios que supondrá esta crisis, pero sí que podemos comenzar a dislumbrar las primeras tendencias que se implentarán en los próximos meses y que quizás pasen a formar parte de nuestra vida para siempre: mayor distanciamiento social, reducción de presencia física, menos viajes, eliminación de grandes eventos y concentraciones de personas y una digitalización aún más potente.
Estos primeros cambios tendrá un impacto enorme en las compañías e instituciones y en su estrategia de comunicación. A día de hoy todavía existe una gran dependencia de convocatorias presenciales de medios o de grandes eventos para conseguir notoriedad de marca. Todo ello, como mínimo en los próximos meses, se ha acabado.
Pero no es necesariamente una mala noticia. En todo caso, hay vías para compensar la pérdida de notoriedad por la eliminación de eventos físicos. Sin duda, el content es una de ellas. Producir y distribuir online contenidos de manera regular ayuda a mantener la relación con los principales stakeholders, a mantener o incluso incrementar la presencia en medios y a reforzar la comunicación interna. Es el mejor momento para seguir contando historias interesantes y creíbles, que además pueden ayudar a los medios en un momento en que sus propias producciones también se han reducido drásticamente. Historias que expliquen con naturalidad las dificultades por la que las compañías e instituciones están pasando y que dibujen un futuro de esperanza.
Porque, sin duda, este mañana que hoy nos parece borroso llegará y se premiará a las organizaciones que hayan mantenido una voz auténtica y creíble durante esta crisis. Y que hayan entendido que estamos delante de una disrupción que obligará un replantamiento de las estructuras -especialmente físicas- de la comunicación. En definitiva, aquello de “cambiarlo todo para que nada cambie”.
