“Historia de un ensayo”, un documental en confinamiento

Oriol Mitjà nos dio permiso para hacer el documental sobre el estudio clínico que está realizando junto con Bonaventura Clotet, pero nos marcó una condición: “Sed totalmente autónomos y nada invasivos”.

--

Por: Noemí Cuní

La confianza que nos tenemos, hace que Oriol Mitjà nos diga las cosas tal como las piensa: “Vamos muy agobiados, no tenemos tiempo de estar por vosotros y por las cámaras… Además, hay medidas de protección y distancia que debemos tomar. Está bien, podéis hacernos seguimiento para el documental con una condición: que seáis totalmente autónomos y nada invasivos. No tengo tiempo de estar por vosotros, ni de hacer entrevistas muy largas, ni de acompañaros.”

Estas fueron las condiciones del doctor Oriol Mitjà para dejarnos hacer el documental “Historia de un ensayo”. Y aquí surgieron nuestras primeras dudas: ¿Cómo podemos no ser invasivos si un documental quiere decir, precisamente, convertirte en la sombra de alguien, engancharte tanto a los protagonistas que desaparezcan las barreras y las vergüenzas y llegar a la esencia? ¿Cómo mostraremos un grupo de médicos e enfermeras trabajando si no nos podemos integrar en él? Y, nosotros, el equipo de rodaje, ¿cómo lo haremos si estamos confinados, con niños pequeños en casa, y no podemos trabajar de una manera normal?

Así nació este proyecto. Con muchas preguntas y grandes incertidumbres, pero con muchas ganas de ir resolviéndolas con el tiempo. Eso sí, sobre la marcha. Existían 4 dificultades muy claras: el tiempo, o mejor dicho, las prisas; el confinamiento; la conciliación; y la protección de los miembros del equipo que salieran a rodar. Muchas horas al teléfono, muchas reuniones telemáticas, muchas grabaciones en remoto, y poquísimas -pero muy buen definidas- jornadas de rodaje “in situ”. Y así empezó “Historia de un ensayo”.

Investigar en plena pandemia

La pandemia del coronavirus nos ha llevado a vivir circunstancias extraordinarias y contradictorias. Desde estar confinados hasta salir por tramos horarios, a perder miles de lugares de trabajo, a encontrar nuevas maneras de trabajar los que puedan hacerlo, a no tener contacto físico, a contabilizar el número de infectados y muertos cada día, a llorar a los familiares muertos sin poderlos despedir, a convivir con el miedo… Y, al mismo tiempo, a aferrarnos con tiempo a la esperanza colectiva de que vamos a salir de esta.

En medio de todo esto hemos visto aflorar epidemiólogos, virólogos, investigadores y especialistas en enfermedades infecciosas, y los hemos oído opinar, explicar y divulgar a todas horas en los medios de comunicación. Ellos, los “expertos”, a quienes los políticos apelan y mencionan a cada discurso, se han convertido en nuestros referentes, aquellos de quienes queremos oír que ya han encontrado la manera de frenar esta crisis sanitaria, y que han conseguido la vacuna que nos protegerá a todos.

En condiciones normales, la investigación médica y los ensayos clínicos necesitan mucho tiempo. Tener una tesis, hacer pruebas en el laboratorio, obtener unos resultados, testar primero en animales y después en humanos, analizar los datos, cruzarlos o llegar a conclusiones que, auditadas y avaladas por autoridades sanitarias diversas, se comparten con la comunidad científica y la sociedad en general. Un proceso que dura años.

Pero, ¿es posible acortar este tiempo? ¿Se pueden hacer estudios y ensayos clínicos acotados en el tiempo y con la presión mediática y social de querer unos resultados inmediatos? ¿Se puede conseguir hacer este tipo de investigación “en directo” en medio de una pandemia que avanza descontrolada y en un tiempo en que todo se retransmite en las redes y los medios? ¿No va esto en contra de lo que representa investigar y tener el tiempo de prueba-error que todo esto requiere? ¿Dónde queda la calma de analizar, corregir, cambiar… Hasta tener unas conclusiones sólidas y hallazgos que mejores en mundo en el que vivimos? Todas estas reflexiones nos las hacíamos mientras nos planteábamos y le pedíamos a Oriol Mitjà que nos dejara seguir de cerca el ensayo clínico que dirige.

“Donde acaban los caminos” nos conocimos

Conocimos al doctor Mitjà cuando los acompañaos a Papúa Nueva Guinea para hacer el documental “Donde acaban los caminos”, que mostraba su investigación para erradicar una enfermedad minoritaria, el pian, que afecta a los infantes de entre 5 y 15 años de los países más pobres del planeta.

Allí conocimos a un doctor Mitjà que investigaba bastante solo, con un equipo reducido, pero con una pasión, una fuerza, una capacidad de trabajo y una tenacidad admirables. Una especie de Quijote que luchaba, desde una pequeñísima isla en medio del Pacífico, contra los molinos de vientos que son las grandes instituciones burocratizadas del sector sanitario y las industrias farmacéuticas. Eso sí, con tiempo y empirismo sólido.

Este tiempo aquí no existe. Tenemos prisa para parar el virus que está matando a nuestros abuelos y abuelas, y que está alterando el mundo que habíamos conocido hasta ahora.

Y así nace y sufre este análisis clínico: 150 voluntarios entre médicos, enfermeros, investigadores y voluntarios. Un mes para encontrar 6.00 casos positivos de coronavirus y 2.400 contactos suyos, un total de 3.000 personas para participar en este estudio y comprobar si un medicamento que ya existe para combatir la malaria, la hidroxicloroquina, funciona para frenar la transmisión de la Covid-19. Dos semanas más para analizar los datos y presentar unos resultados. Y unos políticos, medios de comunicación y ciudadanía, contando las semanas y los días que faltan para conocer sus conclusiones.

“Historia de un ensayo” plasma el reto científico, la ilusión y la entrega de un equipo médico, la complejidad logística, las dificultades de la falta de recursos, de apoyo, de burocracia, de imprevistos… Pero sobretodo de la gestión de la presión externa para acelerar los tempos. Un documental plural en que nosotros hemos intentado ser simples testimonios y mostrar al espectador como las vive y como se hace un ensayo clínico de estas características en situaciones de excepcionalidad.

--

--

Bas [Broadcaster Audiovisual Services]
BroadcasterMedia

Independent audiovisual production company focused on journalism and entertainment. Real stories, for real people.