Más allá de la tentación

Carolina Alvarez Borrell
BroadcasterMedia
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5 min readNov 5, 2020

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Dicen que no puedes opinar de algo si antes no lo has probado/ experimentado/consumido. Por ese motivo, y únicamente con fines educativos y didácticos, este año me he unido a un grupo al cual jamás creí que me uniría. Efectivamente, he visto la segunda temporada de La Isla de las Tentaciones.

Melyssa, una de las participantes del reality en su hoguera de confrontación

Pues con la misma cara que Melyssa me quedé al ver los primeros programas. Os voy a ahorrar el resumen porque dudo mucho que alguien, a estas alturas, no sepa de qué va este programa (especialmente cuando su cuota media ha sido del 22% de share).

Las opiniones acerca del programa y de los y las concursantes, prefiero guardármelas para mi, así que lamentablemente para aquellas personas que hayan entrado en el artículo buscando un poco de beef, aquí no lo van a encontrar. Tampoco soy ninguna experta para juzgar el comportamiento que han tenido en “la isla” o para evaluar si sus relaciones son sanas o no (la toxicidad de algunas parejas se huele a kilómetros), así que también me voy a ahorrar esa parte.

¿De qué va el artículo entonces? Pues de lo que he aprendido de “La isla de las Tentaciones”: he aprendido que, después de ver un programa y de haber sacado mis propias conclusiones acerca de los distintos comportamientos, hay muchas cosas que se escapan de mi vista.

Andrea, otra de las participantes. Este clip es de una temporada antigua (que no he visto), pero poner su GIF después de la última palabra del párrafo anterior era un ‘must’

En la isla ha habido comentarios y actitudes (básicas y de manual, que no correctas) que despiertan las mismas reacciones y pensamientos en todo el mundo: “X es un golfo”, “Y es demasiado dependiente”, “A y B no tienen una relación sana…”. Sin embargo, hay otras que pasan más desapercibidas, y sólo personas que han vivido esas mismas situaciones o que están más educadas al respecto, advierten. Por suerte, gracias a las redes sociales, cada vez es más fácil educarnos en según qué temas, ya que cada vez hay más perfiles dispuestos a compartir reflexiones o análisis con el resto (algunos desde una vertiente más personal y otros desde un punto de vista más profesional).

Uno de los perfiles que más me ha servido y que mejor ha sabido interpretar lo que pasaba en el programa, ha sido el de María Esclapez (Psicóloga, Sexóloga, Terapeuta de Parejas y Sex Coach), que después de una emisión, publicaba su análisis.

Ejemplo de publicación tras un programa

A través de sus publicaciones, @maria_esclapez analizaba los programas y los comportamientos que se mostraban en cada uno de ellos a través de ejemplos más genéricos o de conversaciones concretas. Gracias a sus publicaciones, lograbas identificar comportamientos o cierto lenguaje que de otro modo podía pasar desapercibido. Lo mejor de todo es que, a cada situación o frase que te chirriaba, ella te ofrecía una explicación razonada y fundamentada.

Otra de las cuentas que he visitado con asiduidad después de cada programa, ha sido la de @RoyGalan. A diferencia de María Esclapez, que realiza sus publicaciones a partir de sus conocimientos profesionales y los analiza a partir de una base científica, Roy Galán es un escritor que explica y compara los comportamientos observados desde su experiencia y punto de vista. Es decir, mientras los análisis de la primera son teóricos, los del segundo son empíricos.

Captura de pantalla de uno de los post/reflexiones que hace Roy Galán en su cuenta

Aprovechando las altas audiencias de “La Isla de las Tentaciones”, @RoyGalan describía actitudes y comportamientos, en su mayoría, de los chicos del programa. A través de su cuenta y sus libros, Galán se ha convertido en un aliado del feminismo y firme detractor del patriarcado, y ha utilizado ejemplos que se veían en el programa para reforzar su mensaje y criticar algunas actitudes o comportamientos. También va un paso más allá, y no sólo critica aquello que ve en el programa, sino algunos comentarios que se leen en redes sociales sobre ciertos personajes o situaciones.

Este GIF no tiene nada que ver con el texto, pero lo he encontrado buscando “Isla de las Tentaciones” en GIPHY y me parecía demasiado divertido para no ponerlo.

¿Qué conclusiones saco de todo lo aprendido?

Sería bueno que, después de cada emisión (o como capítulo final), un/a psicólogo/a analizara las imágenes junto a los/las protagonistas. No sólo para ayudarles en sus relaciones y en la gestión de sus emociones, sino también para ayudar a la audiencia a identificar comportamientos nocivos, tanto para las parejas, como para el propio individuo. De momento, parece que ningún programa de telerrealidad está mucho por la labor, y a pesar de contar con psicólogos/as que apoyan a todos aquellos que participan en los realities, quedan totalmente escondidos de las cámaras y sus actuaciones quedan bastante minimizadas (la máxima aparición/mención de los equipos profesionales se reduce a comentarios puntuales y esporádicos para tranquilizar a las familias “X persona se ha reunido con el equipo de psicólogos/as del programa”).

Ahora que cada vez más se está normalizando el ir a terapia y acudir a profesionales para cuidar nuestra salud mental, quizás sería bueno que programas tan vistos, especialmente por jóvenes, también se sumaran a la labor. Incorporar y visibilizar a profesionales de la psicología y la psiquiatría, debería ser algo a tener en cuenta.

Mientras tanto, seguiremos teniendo que contar con perfiles como el de María Esclapez y el de Roy Galán que nos ofrecen sus reflexiones y análisis por redes sociales para cubrir aquello que la televisión convencional todavía no está dispuesta a ofrecernos.

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Carolina Alvarez Borrell
BroadcasterMedia

Siempre pegada al móvil, pero con millones de whats sin leer.