¿Pinocho se ha hecho periodista?

Marta Calvo
BroadcasterMedia
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3 min readSep 2, 2021

Esta frase, así, tal cual, lleva escrita en esta pared más de 5 años. La primera vez que la vi y la fotografié fue en verano de 2016. La última, ayer mismo.

Esta esquina está ubicada en la localidad de El Masnou (Barcelona), en la pared de un edificio de viviendas, delante del mercado municipal. Lleva más de un lustro y ahí está. Impertérrita y elocuente, recordándonos que el periodismo ya lleva tiempo haciendo aguas y que el descenso de confianza y credibilidad en él ha ido en paralelo y de manera inversamente proporcional a la definitiva masificación del uso de las redes sociales y al fenómeno de las fake news.

Ambas (la redes y las fake news) llegaron no solo para quedarse, sino para expandir a lo loco una infoxicación que se ha convertido en una verdadera infodemia mundial. La horizontalidad, multidireccionalidad, simultaneidad, velocidad y naturaleza sin filtros de las redes sociales han supuesto sin duda alguna un reto para los medios tradicionales, ya que se han multiplicado por millones los agentes capaces de producir y difundir contenidos. Por primera vez en la historia, periodistas y ciudadanía tenemos las mismas herramientas a nuestra disposición.

A pesar de este contexto de mediatización y polarización que ha masacrado al periodismo al uso, parece que hay lugar para la esperanza. El reciente estudio Fake News Reaching Young People on Social Networks: Distrust Challenging Media Literacy revela que no hay que abandonar. Porque aunque las generaciones jóvenes se informan mayoritariamente a través de las redes sociales, confiesan que son los medios más “tradicionales” los que les merecen una mayor confianza.

Por su parte, el Digital News Report 2021 muestra que la confianza de los usuarios y usuarias españoles en las noticias en general se mantiene sin cambios respecto al año pasado y un 36% declara fiarse de la información. No es para tirar cohetes si se compara con el resto de países analizados (que están en una media del 44%) pero por lo menos desde 2017 es la primera vez que se ha frenado la pérdida de confianza.

Visto así, en esta era de la desinformación, la reinvención constante del periodismo y la capacidad de hacerse confiable para aquellas personas que no se fían va a ser su única tabla de salvación. Adaptarse y transformarse en busca de las audiencias jóvenes, con lenguajes y herramientas adaptadas a sus demandas hábitos y necesidades, incluyendo no tener miedo de innovar en formatos narrativos e interactivos así como una integración nativa en las redes sociales.

Utilizar y adaptar el formato y el contenido no se contradice con la recuperación de la esencia del periodismo, de su función informativa y reflexiva y de su responsabilidad social. El periodismo más bien debería actuar y ser visto como Geppetto: como una fuente de experiencia, humildad, trabajo y persistencia.

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Marta Calvo
BroadcasterMedia

Communication & Content Strategist at @Broadcaster_Co. Staying hungry staying foolish.