Una lección aprendida: no des nada por hecho
Si algo bueno nos trajo 2020 fueron un montón de aprendizajes. Escribimos sobre cómo gestionar el tiempo para ser más eficientes, mostramos campañas de publicidad que lo habían petado mucho, e incluso nos atrevimos con algo de poesía. Ahora que marzo está a punto de terminarse, he decidido yo venir a contaros algo que aprendí de 2020.
¿Que porqué he esperado tanto para explicarlo? Pues porque este fin de semana comienza el mundial de MotoGP, y de lo que hoy vengo a hablaros, fue algo que aprendí viendo, precisamente, MotoGP.
¡Pero no te vayas todavía!
Si no te gusta MotoGP y crees que no vas a tener ni idea de lo que te hablo, no te preocupes, vas a poder entender este artículo sin problema, aunque quizás no te emociones tanto como yo.
Algo a tener en cuenta: Escuderías grandes vs. escuderías pequeñas
En el mundial, es normal que las marcas tengan más de un equipo en la misma categoría: un equipo oficial y uno (o dos) satélite. Es el caso de Honda (Repsol Honda Team y LCR Honda), Yamaha (Monster Energy Yamaha y Petronas Yamaha), Ducati (Ducati Team, Pramac Racing y Reale Avintia Racing) y KTM (Red Bull KTM Racing y Red Bull KTM Tech 3). Es decir, cuentan con cuatro (¡o seis!) pilotos, lo que les permite hacer más pruebas, desarrollar más las motos y asegurar a futuros pilotos, que generalmente comienzan en el equipo satélite y después pasan al oficial. Por lo tanto, tienen el doble de posibilidades de ganar y/o mejorar.
En cambio, hay dos escuderías que solo tienen un equipo y, por lo tanto, solo dos pilotos. Es el caso de Aprilia Racing Team, y Suzuki ECSTAR.
Puede ser que a estas alturas te preguntes “¿Pero esta qué me está contando? Si me ha prometido que iba a poder seguir el artículo”. Pues bien, esto tiene una razón muy sencilla: en Suzuki solo cuentan con dos pilotos que se lo juegan todo, y sin embargo, uno de ellos ganó el campeonato, mientras que el otro quedó tercero. Es decir, Joan Mir y Álex Rins, los dos pilotos de Suzuki, estuvieron entre los tres mejores de la temporada.
Suzuki no sólo es una marca con menos pilotos que la media, sino que también cuenta con un presupuesto más modesto y un equipo mucho más pequeño. Para hacer una comparación que todos entendamos, Suzuki es David, y Honda, Yamaha o Ducati, son Goliat.
Lo que llevó a Suzuki a lo más alto del campeonato no fueron sus avances tecnológicos o la puesta a punto de sus motos (que también tuvieron algo que ver, por supuesto), sino su equipo humano. Un equipo humano que creía en su proyecto, que se esforzaba en mejorar día a día, y que afrontaba cada reto como si fuera el más importante de su carrera. En definitiva, su filosofía de equipo era distinta de la del resto.
Una de las ventajas de tener un equipo pequeño, es que todas las personas que lo componen, tienen mucha más relación, de forma que es mucho más fácil conocerse y crear lazos. Sonará tópico, pero al final se acaba formando una pequeña familia (o un grupo burbuja, según como se mire). Esto es muy importante cuando las cosas salen bien, pero es vital cuando no todo va bien.
En el reportaje ‘Filosofía Suzuki’ de DAZN, Joan Mir decía: “Cuando ganas, todos los equipos son maravillosos. Pero cuando las cosas no van bien, hay muchos equipos que ahí flojean mucho. (. . .) El año pasado me costó, pero siempre estuvieron a la altura para apretar. Pero no para tirarme más abajo todavía, sino para hacer que subiera todo, trabajar en un problema que había y tratar de mejorar carrera a carrera”.
Como en todos los aspectos de la vida: cuando las cosas van bien todo es fácil, bonito y maravilloso; pero cuando atraviesas un bache o las cosas se ponen difíciles, hay quien tiende a buscar culpables.
Personalmente puedo decir que he tenido la fortuna de rodearme de personas (especialmente en el ámbito profesional) que en los malos momentos, han sabido respaldarme y liberarme de culpas y presiones. En los momentos más complicados, las palabras correctas pueden cambiar totalmente tu perspectiva, tanto del trabajo hecho, como de tu propia persona. Y, sin querer compararme con un campeón del mundo, yo también puedo decir que este apoyo me ha hecho ser mejor en lo que hago.
A menudo tendemos a dar por hecho el trato humano. Nos malacostumbramos a pensar que nuestros equipos nos ayudarán y nos apoyarán siempre que flaqueémos, y no deberíamos hacerlo. En primer lugar, porque nadie está obligado a comportarse de cierta forma (aunque ciertos comportamientos son de primero de empatía), y luego porque seguro que todo el mundo se ha topado, a lo largo de su vida laboral, con alguna persona que ante un problema, se ha sacudido el problema de encima y te ha dejado a ti con la “mala vibra”.
Quizás la filosofía de Suzuki no les bastará para ganar este año (lo veremos a partir del domingo), pero yo ya me llevo la lección aprendida: debo valorar más a las personas que a lo largo de los años han creído en mi y me han ayudado a crecer y dar lo mejor de mi misma, especialmente en los momentos donde lo fácil hubiera sido darme la espalda. Gracias a estas personas, sé que hoy soy un poco mejor.
Y ya para acabar: a todas esas personas que me habéis hecho sentir como en Suzuki… ¡Para vosotros/as va este GIF!👇🏼