¿Cómo funcionan las criptomonedas?
Mucho se habla de la tecnología del Blockchain (cadena de bloques), considerada uno de los mayores aportes de la programación distribuida y que da soporte a las criptomonedas. El concepto de Blockchain fue introducido por el propio Satoshi Nakamoto en 2008, y se utilizó por primera vez en 2009 como parte esencial del protocolo del Bitcoin. Precisamente, gracias a la aparición de esta criptodivisa, la tecnología Blockchain se convirtió en uno de los fenómenos tecnológicos más recientes.
El Blockchain viene a ser la automatización de un proceso de transacciones tradicional; contando con una serie de características que la convierten una tecnología de gran seguridad. En el caso de transacciones monetarias tradicionales, los bancos funcionan como unidad intermediaria. Sin embargo, las transacciones de criptomonedas se realizan de forma privadada y segura gracias a la estructura del Blockchain, mediante el empleo de métodos criptográficos y sin la existencia de terceros implicados.
¿Qué es el Blockchain y cómo funciona?
Una cadena de bloques, como su nombre lo indica, es una especie de base de datos donde figura una lista de registros: los denominados bloques. Estos bloques están ordenados por una marca de tiempo y por un vínculo con el bloque anterior. En otras palabras: es un sistema distribuido y cifrado para proteger la seguridad de las transacciones que se realizan a través de esta cadena. Aun así, no están exentas de ser objeto de ciberataques, siendo un riesgo inherente a la naturaleza de los sistemas informáticos.
Su funcionamiento está basado en un conjunto de nodos formados por usuarios, los cuales se encargan de verificar cada una de las transacciones con el fin de validarlas, resultando en el registro del bloque correspondiente a esa transacción en la cadena. De esta manera, si A quiere enviar criptomonedas a B, el proceso sería así: Primero, un minerador consigue insertar la transacción en la red dentro de un bloque. Este se transmite a todos los nodos de la red, quienes confirman si la transacción es válida. Luego de esto, el bloque se añade a la cadena, y se completa la transacción correspondiente, sin la intervención de agentes intermediarios.
Llave pública y Llave privada
En este proceso existen 2 conceptos muy importantes para la seguridad: la llave privada y llave pública. La llave privada es una especie de contraseña generada criptográficamente, la cual le permite al propietario del monedero digital (“wallet” en inglés) comprobar el estado de sus criptomonedas y protegerlas. Por otra parte, la llave pública es similar a un número de cuenta bancaria común, y la puede tener cualquier persona que desee enviar criptomonedas a tu wallet.
Aclaremos la información anterior con un ejemplo: Si alguien quiere enviarte criptomonedas necesita conocer tu llave pública, la cual lo remitirá a tu wallet. Luego, para analizar el estado de tu cuenta, utilizas la llave privada. Las llaves públicas y privadas son similares a un nombre de usuario y una contraseña, respectivamente; el primero todo el mundo lo puede conocer para enviar cualquier información, mientras que el segundo lo tiene solo el propietario para controlar su cuenta.
Mineración y Mineradores — Validando transacciones
Para que los bloques sean registrados en la cadena de bloques se lleva a cabo un proceso llamado Minería o Mineración. La Mineración se basa en una competencia por encontrar soluciones a una serie de problemas matemáticos que permiten que los bloques se integren a la cadena y se validen las transacciones de cada bloque. Las personas dedicadas a esta tarea se denominan minero o minerador, y son precisamente el conjunto de usuarios conectados como nodos al que hacíamos alusión previamente.
Cualquier participante de la red puede operar como minerador, utilizando el poder de cómputo de su computador para verificar y registrar transacciones. Cuando uno de los mineradores resuelve el problema para registrar un bloque, avisa a los demás nodos para que comprueben que es correcto y se añada ese bloque a la cadena completa (el Blockchain). Cada vez que los mineradores validan una transacción, estos son recompensados con criptomonedas.
A pesar que todas las criptomonedas están basadas en tecnologías muy similares, existen procesos que se diferencian de una moneda a otra. Por ejemplo, en la red de Bitcoin, un minerador consigue insertar como promedio un bloque cada 10 minutos. La recompensa por registrar con éxito un bloque de transacciones en esta red es de 6, 25 BTC por bloque. En el caso de la red de Ethereum, la recompensa es de aproximadamente 3,2 Ether; pero a diferencia de Bitcoin, el proceso de validación demora alrededor de 14 segundos. Esta velocidad se logra a través del protocolo GHOST de Ethereum, que permite confirmaciones mucho más rápidas.
Más allá de la revolución causada por la novedad del dinero digital, las criptomonedas son una de las modalidades de inversión más seguras gracias a los elementos que mencionamos. La creación del Blockchain ha fomentado también la idea de contar con un internet descentralizado. Aún falta mucho por construirse sobre esta estructura que, gracias a la criptografía, brinda un soporte de alta seguridad. Existen además muchas ideas que tratan de explotar las bondades del Blockchain, como son: el almacenamiento en la nube con servicios descentralizados, validación de la identidad digital, validación de datos en servicios públicos y gubernamentales, seguridad social y sanidad, control de autorías, etc. Todo esto convierte al Blockchain en una tecnología que, por excelencia, garantiza la seguridad y la privacidad; cuestiones extremadamente importantes en un mundo cada vez más conectado y automatizado.
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Fuentes consultadas:
https://bitcoin.es/criptomonedas/una-explicacion-sencilla-de-blockchain/
