Acceso Total a la Ofensiva Fantasma

Cómo Franklin Western dominó el BSN sin tener las cualidades atléticas del baloncesto moderno.

Emmanuel Marquez
BSNPrensa
7 min readAug 23, 2020

--

Por Emmanuel Marquez para Prensa BSN

Franklin Western pasó sus 18 temporadas en el Baloncesto Superior Nacional de Puerto Rico mayormente en silencio. Él nunca hablaba, pero su juego sí. El jugador dominicano se paseaba por la cancha con un efecto fantasmagórico para encontrar los espacios abiertos, haciéndolo prácticamente invisible a la defensa en un genuino acto de ilusionismo. Salía de las cortinas en ángulos tan perfectos que lo convertían en un ingeniero del juego y anotaba en demasía sin tener casi el balón en las manos, todo un mago.

Se trata de un estilo de juego en peligro de extinción, superado ahora por atletas que dominan el balón en todo momento y que fuerzan la ofensiva individualmente, abusando de su capacidad física de clase mundial. Lo de Western, por su parte, se trataba de un juego desprendido e inteligente, aprovechando cada ventaja del rival y evitando quedar vulnerable porque siempre reconocía sus debilidades. En fin, baloncesto por el libro.

Western, que nació en Nueva York de padres dominicanos, llegó a esta realización desde muy temprano en su vida, porque aunque era espigado para su edad, 6’ 7’’, su repertorio de habilidades estaba aún en desarrollo.

“Cuando empecé a jugar ya tenía 14–15 años”, dijo Western. “El baloncesto era nuevo para mí, yo no dribleaba mucho y jugaba [la posición de] centro, pues yo tenía que buscar la manera y conseguir la forma de meter la bola”.

El alero dominicano de abuelos boricuas que llegó a Puerto Rico y al BSN en 1991, para jugar con los Polluelos de Aibonito, nunca saltó más alto ni corrió más rápido que nadie en el equipo. Sin embargo, se convirtió en el más eficiente. Western parecía entender el juego en un nivel cognitivo superior, su capacidad para moverse sin el balón y hacerse disponible para el pase era todo una obra de arte.

El resultado fue una carrera con 6,104 puntos en el libro de anotaciones de todos los tiempos del BSN, así como 2 campeonatos, uno en 1996 y otro en 2009, ambos con el uniforme de Bayamón, en donde jugó ininterrumpidamente desde 1996 hasta 2012. Posteriormente, Western también fue el gerente general de la franquicia entre 2015 y 2018.

Franklin Western en el juego decisivo del campeonato de los Vaqueros de Bayamón en la Serie Final del 1996.

“Yo entendía bien, y no importaba el coach, yo entendía bien la ofensiva del sistema, dónde iba el 1, el 2, el 3 y eso era algo que yo estudiaba mucho”, explicó Western, retirado desde el 2012. “Yo sabía que la bola iba a salir de aquí, este [jugador] va a coger para allá, yo puedo salir por aquí, era algo que uno llevaba mucho tiempo estudiando y practicando. No puedo decir que todo era natural, pero algunas cosas sí, pero también uno tiene que ser un estudiante del juego y aprender sistema, porque si no sabes dónde va la bola, dónde están los compañeros ¿cómo tú vas a salir abierto?”.

Aún cuando admite que creció viendo a Michael Jordan, como la mayoría de los jóvenes entre 1985 y 1995, esa capacidad para leer el juego Western dice que se la debe en parte a sus años en baloncesto colegial en Providence College y el riguroso proceso de ‘scouting’ que es el pan con mantequilla de los coaches en la NCAA.

“Eso yo lo aprendí en la universidad”, expresó Western quien mantuvo promedio de 8.6 puntos y 2.9 rebotes en sus cuatro años con los Friars. “Nosotros veíamos videos todos los días, todos los días, todos los días. Eso era obligado antes de las prácticas, antes de los juegos, después de los juegos. Eran horas, horas y horas ahí viendo videos. [Una vez] Nosotros perdimos un juego y fuimos para el hotel y vimos el juego entero, estuvimos hasta las dos de la mañana viendo video y el coach dando ‘rewind’ a cada jugada”.

Hubo cosas que rara vez Western hizo y que hablan mucho de su disciplina como jugador. Primero, él no acostumbraba a forzar tiros en ofensiva, manteniéndose siempre en sincronía con los esquemas de ataque que preparaban sus dirigentes. Quizás por eso el alero terminó su carrera con una efectividad de campo del 57 por ciento, inclusive, lanzó más de 60% en sus tiros de dos puntos en seis temporadas distintas.

Segundo, Western no solía exigir jugadas o posesiones para él. En su mejor temporada ofensiva en 2001, cuando acumuló 21.9 puntos por juego, otros seis jugadores en el roster de Bayamón promediaron más de 10 puntos por partido cada uno, incluyendo a Jerome Mincy, Carlos Payano, Puruco Látimer, Rick Apodaca, Daniel Santiago y Carmelo Travieso, rastros de una ofensiva balanceada.

“Yo buscaba cómo meter la bola dentro de la ofensiva y no era tanto como que “dame la bola y voy a conseguir mis puntos”, aseguró Western. “Y en estos tiempos yo no veo muchos jugadores que sean así. Muchos se enfocan en todos esos aspectos y la realidad es que hay una bola nada más . Yo siempre decía que era bien fácil jugar conmigo porque yo no pido la bola, yo busco la manera, yo llegaba a un sitio donde estaba tan y tan solo que me tenían que pasar la bola. Era bien difícil no pasarme la bola, era obvio”.

Alguien que aprueba ese mensaje es Eddin “Guayito” Santiago, integrante de los Vaqueros de Bayamón desde 1997 al 2005 y amigo personal de Western. “Era fácil [jugar con él] porque él no exigía nada, nunca decía nada, pero era siempre el más ofensivo del equipo. Siempre que jugábamos contra Santurce le ponían a Rolo [Rolando Hourruitiner] y a Gidel [Padilla] y los destrozaba”, recordó Santiago.

Otro armador estelar, Christian Dalmau, jugó con Western en Bayamón desde el 2009 al 2012 y despachó muchas de sus 2,931 asistencias en las manos del inmortal del deporte dominicano. “Franklin se ajustaba a cualquier point guard”, sostuvo Dalmau. “Él no necesitaba la bola en las manos para hacerte daño. Franklin siempre se movía sin la bola y como siempre iba a estar abierto, no había manera de no verlo. Aunque jugué con él en sus últimos años, cuando estaba en cancha yo sabía que tenía que buscarlo porque él me iba a meter 8–10 puntos buscando los espacios y uno tiene que reconocer los jugadores alrededor de uno y sacarle provecho al máximo”.

Por último, Western nunca abusó del triple y guardó una disciplina militar con su tiro a larga distancia. En 405 partidos de serie regular solo lanzó 73 triples de los cuales anotó 16 para un 22 por ciento de efectividad. De hecho, hubo cinco temporadas distintas donde Western no lanzó ni una sola vez al canasto desde la línea de tres puntos.

La paciencia es una virtud y de esa Western tenía una fuente inagotable. Siempre esperaba el momento perfecto para moverse, confundía a la defensa con su maña, lo buscabas y ya no estaba ahí, y dirigía la ofensiva sin mediar palabra, por eso lo bautizaron “El Fantasma”.

“El Fantasma es un gran apodo para el tipo porque jugando con él durante un par de años, él es muy callado, llega, hace su trabajo, practica, no enseña muchas emociones”, dijo Javier Mojica quien fue compañero de Western desde 2010 a 2013.

Western fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en el 2017.

“Todos sabemos que él mataba [la liga]. El estilo de juego de él fue un poco más lento, de media distancia, la yompa corta y la tenía dominada. Él se movía sin la bola, alguien que simplemente metía canastos y lo hacía en silencio y al final del juego decías; ¿25 puntos? ¿22? ¿Cómo lo hizo? bien callao’, el fantasma lo hizo sin nadie darse cuenta”, añadió Mojica-Izquierdo.

Es difícil encontrar un referente para comparar el estilo de juego de Western en la historia más reciente del baloncesto puertorriqueños. Aunque la mayoría menciona a Alejandro “Bimbo” Carmona y Mike Rosario como buenos jugadores moviéndose sin el balón, al final, coinciden en que Western fue clase aparte.

“Jugadores con el estilo de juego Franklin, de mí era, no los puedo recordar”, aseguró Dalmau. “Franklin era un jugador especial.”

Mojica, otro jugador que ha firmado páginas en la historia del BSN y que como Western se mueve con gracia y energía lejos del balón, admite haber aprendido varios “trucos” de la camiseta número cuatro de los Vaqueros.

“Franklin siempre será un leyenda en Bayamón”, dijo Mojica. “Un jugador del cual aprendí mucho, porque él no era muy atlético, y yo tampoco lo soy, pero sus maneras de moverse sin la bola, saber cómo salir de las cortinas, encontrar buenos ángulos para tirar, aprendí pequeños trucos de él, el “curl” saliendo de la pantalla que es bien difícil de defender. El fantasma era un gran jugador, un gran compañero y me ayudó a mejorar ciertos aspectos de mi juego, el juego de media distancia, compitiendo contra él en las prácticas”.

Harry Houdini, David Copperfield y Franklin Western.

--

--

Emmanuel Marquez
BSNPrensa

Physical Education teacher and triathlete in San Juan, Puerto Rico. Loves writing original stories and touching interviews, mostly on sports topics.