La Carabina tenía muchas balas: Georgie Torres fue mucho más que un anotador

Un vistazo a la infravalorada faceta de Georgie Torres como armador y sus 2,203 asistencias.

Emmanuel Marquez
BSNPrensa
8 min readAug 8, 2020

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Por Emmanuel Marquez para Prensa BSN

Cuando tu resumé comienza diciendo que eres el mejor anotador de todos los tiempos en el Baloncesto Superior Nacional, que fuiste tres veces el Jugador Más Valioso y que ganaste tres campeonatos, son muchos los aspectos de tu juego que pudieran pasar por desapercibidos. Y ese, específicamente, es el caso de Georgie Torres, al que la mayoría conoce como el imparable cañón ofensivo que tenía puntos en las manos, pero ignoran, su capacidad como playmaker, jugador defensivo y sobre todo como pasador.

A sus 15,000 puntos firmados en la libreta del BSN, Torres suma 2,203 asistencias, lo cual lo coloca entre los mejores 10 en la historia de la liga en ese departamento. Es una gesta impresionante para una figura que llegó al BSN principalmente como un jugador escolta y que evolucionó como armador por la necesidad de los equipos donde militó.

Solo cinco jugadores encajan en esa categoría con sobre 10,000 puntos y 2,000 asistencias; James Carter, Raymond Dalmau y su hijo Christian, y el ponceño Bobby Ríos, acompañan a Torres Dougherty.

“GEORGIE ERA UN ANIMAL”

Carlos Calcaño, actual dirigente de los Mets de Guaynabo y jugador en el BSN desde 1971 hasta 1984, recuerda bien una tarde de 1976 cuando se reportó por primera vez a los entrenamientos de los Cariduros de Fajardo, luego de llegar en un triple cambio desde los Criollos de Caguas. Fue el momento preciso cuando descubrió lo que sus compañeros anticiparon sería el cabecilla de la liga.

“Porrata era el coach y nos pusieron a jugar uno contra uno, ese fue el primer drill que hubo”, cuenta Calcaño quien obtuvo un título como coach en 2013 con Quebradillas. “Ese día practicamos en la Evaristo Aponte, pero en la cancha de afuera. Yo me puse a tirar y en eso llegó Georgie. Ya tú sabes que la cancha estaba [llena} había como 75 a 80 fanáticos en la práctica. Porrata le dio la bola a Georgie y me dijo: ¡defiéndelo Calcaño! Él me llevó, me llevó y no se me podía ir por que él era medio lentón, y cuando no pudo llevarme hasta abajo, me bompeo con el hombro, creó espacio y me tiró una yompa ‘step back”, y la metió”.

Calcaño jugó dos temporadas junto a Torres en Fajardo y lo describe como “un animal”.

Pero aquello fue solo un trago de la medicina ofensiva que Torres, nacido en Brooklyn, Nueva York, recetó en las ligas de México, CBA y Brasil más adelante en su carrera. Eso sin contar el baloncesto FIBA con la Selección Nacional.

POINT GUARD POR NECESIDAD

La idea de los Cariduros era que Torres cargara buena parte de la ofensiva junto a Wilson Oquendo y al rookie Danny Vassallo, mientras Calcaño organizaba el juego. La plantilla también incluía a Phillip Griffith, Víctor “Bomba” Rivera y más adelante a Edgar León.

En 1977, la lesión de Calcaño trajo de armador emergente a Oscar Fuentes, tan solo un novato para aquel entonces, y con ello la necesidad de que Torres tomara las riendas de los esquemas ofensivos por buenos lapsos del partido.

(Foto: Mauricio Pascual)

“Cuando Oscarito se cansaba o se metía en problemas de faltas personales entonces él [Torres] jugaba de point guard”, dijo Ernesto Díaz González, afamado narrador deportivo que domina el arte del micrófono desde 1962 y quien tuvo un asiento de primera fila para ver la carrera de Torres.

“Él pasaba la bola, pero creaba mucho para él porque tenía el tiro a media distancia y el atacaba el aro y él sabía completar la jugada. Tenía muchos recursos ofensivos. En esa época que él llega a Puerto Rico, era ingardeable. Primero porque era muy fuerte y sabía poner la bola en juego, y tenía versatilidad en los tiros. No era fácil”, sostuvo González.

Torres respondió favorablemente a la transición, logrando en esa temporada su mejor total de asistencias con 151. Todo esto como valor añadido a sus 30.1 puntos por juego para liderar el torneo. De ahí en adelante, Torres facilitó más de 100 pases para canasto en 10 de sus 26 temporadas en el BSN.

LA FORTALEZA DE GEORGIE

La opinión de la mayoría de los protagonistas de la época parece estar de acuerdo en que la fortaleza física y tamaño de Torres en su posición, fueron claves para facilitar su juego. Según narran algunos, se trató de una transformación física que aparentó suceder de la noche a la mañana.

El jugador puertorriqueño seleccionado en 1981 en la cuarta ronda del draft de la NBA por los Jazz de Utah, -aunque no pudo establecerse en dicha liga- tomaba la cancha oficialmente con 6’4’’ de estatura y 200 libras de fortaleza, visiblemente distribuidas entre sus hombros, pecho, manos y muñecas. Con un “wingspan” superior al promedio, por sus largas extremidades, Torres ocupaba gran espacio en ambos lados de la cancha por lo que podía abacorar al atacante o tirarle por encima al defensor.

“Georgie era de los pocos jugadores que yo veía pasar y no subía los brazos, y pasaba desde la cintura con la muñeca nada más”, recordó Calcaño. “Eso es una destreza bien brutal. Tienes que tener las muñecas fuertes fuertes para pasar sin hacer el movimiento de subir los brazos. El pasaba del mismo dribble, ahí le metía muñeca y la bola le llegaba a donde tenía que llegar”.

LA INTELIGENCIA DE GEORGIE

En la segunda mitad de su carrera Torres se convirtió en un jugador aún más sabio y astuto, capaz de utilizar su amenaza ofensiva oportunamente para atraer la defensa y conseguir a un compañero para un canasto fácil. Testigo de esa transición fue Franklin Western, compañero de equipo de Torres en los Vaqueros de Bayamón en 1996 cuando conquistaron el título de la liga.

“Georgie era un anotador natural, pero también era bien inteligente”, aseguró el dominicano quien jugó con los Vaqueros desde 1996 hasta 2012. “Como él jugó tantos años y siendo un jugador inteligente, va a sumar muchas asistencias por que él trae dos o tres [jugadores] que están en defensa, van a estar dos o tres pendientes de él en cualquier momento. Siempre si tenía que hacer el pase extra él lo hacía”.

“Yo jugué solamente dos años con él, el año que ganamos el campeonato, ’96 y ’97 y ya él estaba [saliendo], pero siempre ha sido un jugador realmente para mí bastante completo porque él jugaba bien fuerte, era un profesional, entrenaba duro en las prácticas y en los juegos daba lo máximo en cada lado de la cancha. Porque él no tiraba nada más, él jugaba defensa también, porque era bien fuerte y como digo, bien inteligente en la cancha”, añadió el fantasma.

“GEORGIE NO SE CANSABA”

Otro dato que reforzó el dominio de Torres fue su condición física. Siempre jugó muchos minutos y en diferentes posiciones, estamos hablando de cientos de cortes en diagonal por debajo del canasto, decenas de fuertes choques saliendo de cortinas y unas cuantas penetraciones de costa a costa, y todas los asimiló bien.

“Lo más que me acuerdo de Georgie es que era un trabajador, el tipo no se cansaba, no se quitaba, jugaba duro todo el tiempo”, comentó Mario “Quijote” Morales, segundo mejor anotador en la historia del BSN y único -junto a Torres- en superar los 15,000 puntos.

“Empezamos en el mismo año, en 1975. Fue mejorando según pasaron los años, en eso nos parecíamos, no nos cansábamos. Georgie tenía una condición física increíble y en Fajardo tenía que jugar 37–38 minutos, era point guard y gardeaba bien.

Nosotros éramos fiebrús de hacer ejercicios, pregúntale a Julio [Toro] que fue coach de nosotros en los mejores años. Y Julio, además de ser psicólogo, le encantaba la preparación física”.

Efectivamente, le preguntamos al 12 veces dirigente campeón del BSN.

“Georgie era lo que le llamamos un Halcón de la Bola”, contestó Toro, para describir a Torres a quién dirigió en 1977 en su primera oportunidad profesional con Fajardo. Fue también su coach en la liga de México y en su tiempo con la Selección Nacional. “Cortaba muchas bolas, unos brazos y unas manos bien precisas, siempre a diferencia de su poder de ser un anotador y crear su propio juego y su propio tiro, también involucraba a sus compañeros. Dominaba los tipos de juego y podía combinar ambas facetas tan importantes de alimentar a su prójimo, y alimentarse así mismo, porque era un jugador que siempre iba a hacer lo suyo para ayudar a su equipo”.

“GEORGIE TRABAJA FUERTE”

La conocida frase “el trabajo duro vence al talento natural cuando el talento natural no trabaja duro” parece estar tatuada en la mente de Torres, quien nunca fue víctima de la vagancia cuando de preparación se trataba. Su ética de trabajo y disciplina lo convirtieron en una bestia insaciable que se alimentaba de canastos y victorias. Aunque nunca fue el jugador más rápido en la cancha, siempre fue el más dominante.

“Yo te puedo decir que siempre lo vi trabajar mucho con sus tiros. Era de los que llegaba tempranito y trabaja con su tiro, pero tiros serios. No de tirar garambetas y porquerías. Cuando tú practicas lo que tú eventualmente vas a usar, tú avanzas”, aseguró González quien narró decenas de partidos donde estuvo activo Torres.

GEORGIE TAMBIÉN GARDEABA

Pudiera pensarse que un copioso anotador natural no puede aportar significativamente en el área defensiva porque su concentración y enfoque está en lado ofensivo de la cancha, donde gasta la mayoría de sus energías. Este no era el caso de Torres, quien afrontaba la defensa con un esfuerzo modesto con ayuda de su corpulencia y manos privilegiadas.

“Georgie no era un tipo rápido, no podía marcar gente como Angelo Cruz, etc, porque no tenía esa velocidad, pero sí podía marcar bien a second guards. Él muchas veces me gardeaba a mí, o jugadores que fueran forward porque era un 6’4’’ fuerte, tenía muy buenas manos para marcar el jugador ofensivo”, explicó Quijote Morales, quien en 1991–1992 fue compañero de equipo de Torres con los Mets de Guaynabo.

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

El respeto es evidente y casi salpica de las palabras que pronuncia cada compañero de época sobre Georgie Torres. Aún con lo laureado de su palmarés, para algunos como Calcaño, todavía escasea el mérito demostrado hacia el ex jugador de 62 años.

“Yo creo que aquí no se le han dado los méritos que Georgie se merece, él era una estrella de jugador en esta liga superior”, dijo el mentor de Guaynabo.

Julio Toro tomó una ruta similar. “Georgie es una categoría, es producción precisa, exacta, es una máquina, de asistencias, de bajar la bola, tres puntos. Luminarias del deporte, carreras largas de mucha producción, árboles que dan mucha sombra, así lo visualizo”.

Inclusive Quijote, fue un poco más lejos y defendió la capacidad de Torres para cerrar partidos en momentos determinantes, tal como lo fue la Serie Final de 1996.

“A Georgie le echaban los caballos de que nunca fue un jugador de serie, pero él ganó dos campeonatos con Bayamón y en esa serie al final de su carrera, fue el mejor anotador de ese equipo. Mucha gente no se acuerda de eso, pero se quitó ese estigma de encima”.

Queda claro que Georgie Torres fue mucho más que un anotador. Hacía muchas cosas y todas las hacía bien. La Carabina tenía muchas balas.

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Emmanuel Marquez
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Physical Education teacher and triathlete in San Juan, Puerto Rico. Loves writing original stories and touching interviews, mostly on sports topics.