Luis López y Georgie Pacheco, sangre nueva con el reto de continuar la tradición de Ponce
La dupla de armadores jóvenes, desarrollados en la Ciudad Señorial, son la base del plan a largo plazo de los Leones.
Es un viaje corto desde la casa donde creció Luis López hasta el interior del Auditorio Juan “Pachin” Vicens en Ponce. Por eso, el jugador que apodan “La Pulga”, recuerda con euforia estar presente allí para el campeonato de los Leones en 2015, el segundo de un back to back.
Ahora en el tercer piso del coliseo están sentados dos de sus mejores amigos, Carlos Vélez y Gerard Rivera, queriendo ser ellos parte de la historia de López en el baloncesto profesional y no perderse un minuto de acción, a la vez que su pana lucha por establecerse en la liga siendo parte de una franquicia histórica.
Vecino de la calle Pedro Méndez en el Barrio Río Cañas de Ponce, López creció visitando fervientemente “el Pachín” y soñando que algún día llamaran su nombre por las bocinas de aquel majestuoso y caluroso recinto. Varios años después, el explosivo armador de 22 años es uno de los más recientes productos “homemade” de una organización famosa por albergar a muchos de los mejores bases que han pasado por el Baloncesto Superior Nacional de Puerto Rico y que espera lo mismo de López.
Es una encomienda retante para cualquiera, pero más aún para alguien que nació, se crió y ha madurado en la finca de los Leones, porque con el éxito histórico, también vienen grandes responsabilidades y el empuje de una de las fanaticadas más exigentes del país para cualquier deporte.
Juan “Pachín’’ Vicens va de líder en esa lista de los playmakers más notorios de Ponce, pilar del deporte, jugador revolucionario para la época de los sesenta que selló en oro su legado de siete campeonatos con la franquicia y en la estructura deportiva que hoy lleva su nombre.
El imparable Bobby Ríos tomó el batón en 1981 y creó el referente para lo que conocemos hoy como un armador-anotador, terminando su carrera con más de 11,000 puntos anotados, 2,300 asistencias puestas en bandeja de plata y 2 campeonatos para los Leones en 1992 y 1993. Además, culminó su jornada con más de 1,000 triples encestados con una efectividad del 41 por ciento.
Oriundo de Ponce, le sigue de cerca Francisco Javier “Toñito” Colón con sus 5 coronas en 21 temporadas de fidelidad al rojo y negro. Mesurado, brillante, eficaz. Para los de la era moderna “Toño” es un referente, un armador de calibre internacional apto para anotar o pasar el balón según lo dictara el partido.
En los 2000 ‘s el Y2K trajo a Bobby Joe Hatton a los Leones. Un dínamo nacido en Ponce y ex-alumno del Colegio Ponceño capaz de vencer a cualquiera en la carrera y que se consagró como leyenda obteniendo dos de sus cuatro títulos de campeón, en 2002 y 2004, jugando para los Leones. De rival a compañero, Hatton no vacila en admitir la influencia de Toñito Colón en su juego.
“Yo tuve la oportunidad de jugar en contra de Toñito muchas veces cuando jugué en San Germán y la verdad que jugar con él aprendí mucho. Una de las mentes más grandes como point guard en Puerto Rico. Eso me ayudó para cuando Toño no estaba yo seguir y convertirme en un mejor point guard”, dijo Hatton cuya camiseta número diez fue retirada por la franquicia en 2017.
En la siguiente década, Carlos Rubén “Carlitos” Rivera figura como la generación más reciente de los armadores deluxe que han dirigido los esquemas Ponceños sobre el tabloncillo y que han dejado plasmado su legado en la historia. En su caso, sobresalen los dos campeonatos back to back en 2014-’15, ambos impregnados de su porte y elegancia al jugar al basket. Como si se tratara de una herencia, Rivera respeta para que lo respeten y habla de Toñito Colón como lo hizo Hatton 10 años antes.
“Yo me crié en la cancha de San Germán y vi la famosa guerra entre San Germán y Ponce. Ver a Toño mientras yo crecía, poco a poco fui aprendiendo que era el mejor point guard de su época. Era un point guard natural, obviamente habían otros, pero para mí Toño fue el grande en esa época de los 90’s. Lo hacía todo, podía anotar, pero tenía una mente mucho más adelantada al juego de esa época”, acotó Rivera.
Por eso es que llevar el uniforme como armador de los Leones pesa. Otros grandes de la historia como Alfred “Butch” Lee, Pablo Alicea y Carlos Arroyo también formaron parte de esta dinastía de honor.
Es mucho para digerir, especialmente para un jugador de solo 22 años y en su segunda temporada como profesional, como es el caso de López. Sin embargo, todo tiende a indicar que el joven tiene las agallas para aceptar el reto y los quilates para brillar por sí mismo.
Y es que López representa la sangre nueva del sistema de finca de los Leones. Viene de menos a más, algo particularmente especial para alguien que respiró por primera vez en el pueblo de Ponce, desarrollado en los Clubes Constancia, Jardines de Ponce y la YMCA, y pulido en la Academia Santa María.
Más notoriamente López se probó en el programa juvenil de los Leones llevándolos a su primer título de la categoría en 25 años, un logro que le abrió las puertas a tener un puesto en el equipo grande del BSN, siendo reclamado en el sorteo de nuevo ingreso de 2019 como “hijo de franquicia”.
“Básicamente los Leones me están preparando para cuando me toque mi turno, que ya es pronto”, dijo López quien también jugó un año en la Liga Atlética Interuniversitaria [LAI] con el Colegio Universitario de Mayagüez y luego con un junior college en el estado de Utah. “Yo lo que he hecho es seguir aprendiendo de todo lo que ellos me han enseñado”.
Se siente la presión y hay mucho trabajo por realizar, pero cuando se trata del apoyo del recurso humano, lo que López ha tenido en Ponce es todo un lujo. No es simplemente poder recurrir a Carlos Rivera y Carlos Arroyo [2019] de compañeros a diario, sino de contar en el banco con Johnny Caraballo y Toñito Colón como coaches asistentes.
“Siempre lo ví, es un ejemplo para mí”, dice López sobre su compañero de equipo Rivera, quien ha admitido públicamente que el retiro está cerca tras 16 temporadas como profesional. “Es como un sueño que nunca pensé cumplir y se me hizo realidad. La toma de decisiones en cancha y la forma en que él ve el juego es lo que me ha ayudado a cambiar”.
“Toñito me ha trabajado mucho”, añade López. “Es el coach que más me saca aparte y me trabaja, siempre me trabaja mentalmente. Él me entiende porque me vio desde chiquito y fue mi coach en juvenil, sabe bregar conmigo y lo que doy”.
Pero los Leones no lo dejaron ahí en su afán por llenar los abastos de su roster con el mejor talento ponceño disponible.
Por otro lado está Georgie Pacheco, primer seleccionado del sorteo de nuevo ingreso 2020 y quien está listo para estrenar sus brillantes zapatillas rojas y negras sobre el pulido tabloncillo de la Perla del Sur mientras suda la camiseta de los selváticos.
Pacheco es también un producto local, hijo del sector Valle Alto, participante de la YMCA y orgullo del Colegio Ponceño, todo esto antes de partir a los Estados Unidos donde hace poco culminó estudios en la Universidad de Liberty en Nueva York. Pacheco conoce del legado y la tradición de la franquicia.
“Me recuerdo de Toñito Colón ya tarde en su carrera y Bobby Joe jugando en el Pachín. Rápido que me dicen ‘los Leones de Ponce’ pienso en esos dos”, dijo Pacheco vía telefónica desde México. “Pude ser escogido por Ponce y eso es un honor, especialmente siendo nacido y criado en Ponce, y yo creo que es el sueño de cualquier jugador que sea de Ponce, poder jugar con los Leones y especialmente en el Pachín Vicens”.
LA MAGIA DEL PACHÍN
Jugar consistemente de local en el Pachín Vicens es otro de los gajes del oficio que tanto López como Pacheco tendrán que afrontar. Los canastos y el tabloncillo allí miden lo mismo que en el resto de las canchas, pero la atmósfera es más densa, el aire más fino y las exigencias son muchas por parte de un público que literalmente puede hacer que el piso tiemble.
Pero, preguntémosle a Bobby Joe Hatton.
“Yo tuve la oportunidad de jugar en ambos lados, como visitante en los siete años que estuve en San Germán y después jugué como local cuando llegué a Ponce. Tú le puedes preguntar a cualquier jugador en Puerto Rico, el Pachín Vicens es una de las canchas más difíciles para jugar como visitante y también como local. Obviamente la fanaticada es bien exigente, jugar en Ponce no es fácil y siempre he dicho que el que viene a Ponce a jugar y juega bien, quiere decir que se consagró en el BSN”, aseguró el armador de 43 años.
EL PLAN
Toda esta movida se trata de un plan meticulosamente trabajado por la gerencia del equipo con potencial éxito a mediano y largo plazo, una vez se retiren sus actuales líderes Rivera, Ángel Daniel Vassallo y Peter John Ramos. Entonces podríamos estar mirando a una plantilla con un backcourt 100% nativo, creado y desarrollado en Ponce. Eso afirma el dirigente en propiedad de los Leones, Wilhemus Caanen.
“A base de las expectativas para el futuro, se supone que Georgie [Pacheco] sea nuestro mariscal de campo y Luis [López] sea nuestro relevo. Nosotros, dentro de nuestro andamiaje, eso es lo que queremos, que en un futuro esos dos jugadores sean los que tengan la responsabilidad de llevar la batuta dentro de la cancha”.
Para que eso funcione López deberá realizar varios ajustes en su juego y en concreto, evolucionar como jugador. Eso incluye adaptarse de ser un copioso anotador que ha cargado a sus diferentes equipos desde infantil, hasta un armador/facilitador que tome buenas decisiones y siempre esté en control, aunque sin alejarse de su identidad como tirador. Parte de ese cambio fue evidente con la primera experiencia internacional de López en 2019 con los Ángeles de Puebla en la liga de México, donde firmó promedios de 16 puntos y 3 asistencias en 18 partidos.
“Esto no es un proceso que se logra de la noche a la mañana, toma tiempo”, abundó Caanen. “Más en una franquicia como Ponce que ha tenido un historial de grandes armadores. Ha sido un chamaco que se ha distinguido. En todos los equipos que ha estado ha asumido la postura de ser el “go to guy”. Ser el jugador que carga el equipo y una vez tú tienes eso en el DNA como jugador, te abre muchas puertas”, dijo el técnico quien fuera integrante de los Leones como jugador profesional en 2003.
“En su trayecto ha asumido muchas criticas por que tiene tanto talento ofensivo que muchas veces al que sigue el baloncesto día y día, le gusta el baloncesto organizado, el estilo de Carlitos Rivera, de Toñito Colón, el desprendimiento del balón. Luis a eso no le ha restado importancia, pero tampoco ha permitido que le quite la oportunidad de seguir creciendo. Me tocó por primera vez tener a Luis en Ponce el año pasado y veo a un Luis consciente que él tiene que evolucionar como jugador para poder jugar en el baloncesto grande”, añadió Caanen.
RELEVO GENERACIONAL
Al igual que los más jóvenes respetan la historia, las leyendas están al tanto de los rookies. Tanto López como Pacheco figuran dentro del radar de los que vinieron antes que ellos. Es como si en Ponce todo el mundo se conociera.
“A Luis lo he visto jugar en Puerto Rico cuando estaba en Santa María y cuando estaba en las selecciones juveniles y sí, es un chamaquito que tiene mucho talento”, afirmó Hatton.
Rivera, por su parte, espera grandes cosas de Pacheco. “Ya llevamos viendo a Georgie varios años, es un gran jugador, va a caer en una gran franquicia. Yo creo que le hacía falta ya a Ponce poder traer un jugador del patio y como dicen por ahí “cayó como anillo al dedo” tenerlo a él este año, y esperemos que esté en este equipo muchos años [más].”
JUGANDO JUNTOS
No se trata de cualquier cosa, son los bloques y la varilla que pueden cimentar a la franquicia por los próximos 15 años. Como en la albañilería, hace falta el cemento, esa mezcla que sirva de pegamento para mantener el edificio de pie. Esa química entre los jugadores. Para lograrlo, tanto López como Pacheco deberán ser capaces de combinar sus juegos y complementarse eficazmente en la cancha. No debe ser un problema, dado el caso que ya ambos canasteros estuvieron juntos en el Programa Nacional Juvenil de Puerto Rico.
“Lo tomé bien porque es un jugador que siempre hemos jugado juntos en todas las ligas”, dijo López sobre la llegada de Pacheco como primera selección este año. “Jugamos en la selección juvenil dos años corridos y siempre nos hemos llevado bien en cancha, espectacular, siempre productivos. Siento que me viene bien, él es más un point guard completo y a mí me gusta más ser combo guard, y pienso que ese draft [pick] viene bien para el equipo de Ponce y para el futuro”.
De manera similar reaccionó Pacheco. “Nos conocemos, hemos jugado en contra desde chiquitos y jugamos juntos dos o tres veces en la selección, nos llevamos bien, somos amigos. Yo pienso que hacemos una buena combinación, los dos metemos balones, podría ser una buena combinación”.
Con todo esto dicho, solo queda darle tiempo al tiempo y esperar que se reanude la temporada para darle seguimiento a la sangre nueva de Ponce.
“Estoy preparándome mentalmente para lo que tengo que dar en cancha y dar siempre lo que mi equipo necesite. No te voy a mentir de que tengo presión. Me toca ese rol a mí ahora y tengo que aprovecharlo”, puntualizó López.
Muchos de los mejores manejando el balón terminan en Ponce o mejor dicho: Ponce los cría y ellos se juntan. La palabra clave es paciencia.