¿Estamos ante un cambio de paradigma metodológico?

Nay Attas
BuenosAiresLAB
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3 min readJul 25, 2017

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Hace ya varios años, en los inicios de mis estudios universitarios, la epistemología y la creación de los consensos que definen lo que es científicamente aceptado captaron mi atención. Quizás porque nunca me apropié del todo de la idea de las ciencias sociales como científicamente comparables a las ciencias naturales. O quizás, porque el objeto de estudio aún me resulta tan desafiante e inaprehensible que busco todos los días seguridades que me permitan reafirmar la nobleza del propósito y la certeza del camino emprendido.

Si intervenir en lo social para generar cambios que nos hagan vivir de una manera más justa y digna es algo que nos motiva a todos (o casi todos), ¿cómo nos aseguramos de estar haciendo lo correcto? Y si estamos yendo por el camino indicado, ¿cómo sostener la replicabilidad y la escalabilidad de nuestras soluciones?

Son estas inseguridades las que atacan por las noches a todo cientista social, y sobre todo, a todo aquel que busca generar un cambio a través de lo que llamamos políticas públicas. Si bien la vocación de servicio se asemeja a veces a quien se lanza en paracaídas a una zona en conflicto sin saber si logrará su cometido, existe un refugio para quienes, como yo, abrazamos la incertidumbre con temor y apatía; el método.

¿Qué es, entonces, el método? La receta que nos permite replicar el mismo conjunto de acciones tantas veces como sea necesario, asegurándonos que el resultado será similar. Es cierto que no hay dos personas iguales, así como no hay contextos idénticos ni soluciones universales aplicables a poblaciones genéricas. Pero aún así, ser metodológicamente rigurosos nos permite ser conscientes de los aciertos y desaciertos y poder, de una manera iterativa y flexible aprender de los errores y mejorar de manera continua.

Kuhn hablaba de paradigmas dominantes, que logran en cierto momento dado, explicar modelos de problemas y de soluciones para una comunidad específica. Durante muchos años, un modelo exhaustivo, cíclico y secuencial guió la formulación de respuestas públicas a los desafíos de la ciudadanía. Sin embargo, soy de esos convencidos que creen que las problemáticas propias del siglo que protagonizamos como generación requieren un abordaje distinto, aunque no opuesto, sino integrador.

¿Estamos ante un cambio de paradigma?

Soy una joven politóloga formada en una casa de estudios que me enseñó que la política pública se formula (y se debe formular) definiendo el problema, diseñando la política, implementando y evaluando. Este ciclo se repite y debe repetirse sistemáticamente para generar cambios incrementales. Las revoluciones y los grandes cambios, están reservados para mentes eruditas o para momentos de alta conflictividad política, sobre todo en países como Argentina.

Pero, si este siglo nos trae problemas globales, de alta complejidad y difícilmente escindibles unos de los otros; innovar en la forma que concebimos nuestras respuestas desde lo público debe ser mandatorio.

Ahora, ¿cómo generamos las condiciones para que esta innovación tenga lugar?

  • Abriendo el gobierno e integrando a la sociedad civil tanto en la definición de los problemas como en la formulación de soluciones. Esto implica generar instancias de co-creación que además de promover la creatividad, inspiren la combinación de modelos mentales diversos. Aclaración: esto no elimina la responsabilidad del Estado de ser quien provea finalmente estas respuestas y cuide los marcos normativos.
  • Diseñando soluciones centradas en las personas, es decir, basadas en necesidades reales de los ciudadanos. Esto requiere una gran capacidad empática del servidor público y una fuerte labor de investigación fuera del escritorio.
  • Tomando decisiones basadas en datos, que nos permitan medir y mejorar las soluciones propuestas. Aclaración: esto no implica un reduccionismo numérico, sino que abre el juego a la búsqueda de nuevos indicadores de resultado y de impacto que guíen el proceso.
  • Agilizando el proceso metodológico. Implica encontrar nuevas formas de generar respuestas en contextos de alta incertidumbre que aseguren una mayor efectividad en costos y tiempos. Se busca experimentar rápidamente las soluciones para hacer correcciones cuando todavía se encuentran en fase experimental. De esta manera, sólo se escala y se implementa aquello que se pudo comprobar que sirve.

¿Estamos ante un cambio de paradigma en la forma de generar respuestas a desafíos públicos? Solo el tiempo lo dirá.

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Nay Attas
BuenosAiresLAB

Chevening Scholar 2017/2018. Msc Social Innovation & Entrepreneurship @LSEManagement. Apasionada por la #InnovaciónSocial y las #Metodologías.