Enrique Palos, el futbolista más fiel… ¿para qué diablos sirve la fidelidad?

Eduardo Hernández Castro
Cámara Húngara
Published in
4 min readAug 25, 2017
Enrique Palos, portero de Tigres.

La relación de Enrique Palos con Tigres inició como rivales, cuando el portero de entonces 15 años jugaba en un torneo regional representando a un equipo de San Luis Potosí y en la final del certamen que definiría al equipo que viajaría a Alemania a una competencia internacional, estaba el representativo juvenil de Tigres.

Aquel partido, Enrique lo perdió, pero, ¿cómo descubres que una derrota te puede presentar el amor a una playera?

La respuesta la tuvo el portero de Tigres de inmediato, cuando dejó Aguascalientes para viajar a Monterrey e integrarse a las Fuerzas Básicas de los felinos. En la casa club donde convivían chicos desde los 15 hasta 25 años, Enrique recuerda las filas interminables para la ducha, las habitaciones con seis personas durmiendo y compartiendo prácticamente todo.

Enrique Eduardo Palos es el futbolista fiel de la Liga MX, lleva 11 años y siete meses vistiendo la playera de los Tigres. Es el suplente de Nahuel Guzmán desde 2014 y aunque ese mismo año pudo salir del equipo regiomontano, prefirió quedarse en Monterrey.

¿De qué sirve la fidelidad en el futbol mexicano? El portero mexicano ha jugado 12 partidos desde la llegada del portero argentino. Enrique ostenta el récord más minutos de imbatibilidad de la portería de Tigres con 548 minutos y en todo el futbol mexicano su marca está entre las cinco más largas en toda la historia.

En el Clausura 2011 se convirtió en el portero que menos goles ha recibido en un torneo, con 9 anotaciones. Dejó la meta en blanco en 12 de los 23 partidos que disputó hasta ganar con Tigres el título de dicho certamen.

“Vas de inicio. Te deseo lo mejor en tu carrera, que haya muchos éxitos”, fueron las palabras que le dijo Mario Carrillo, el técnico que lo debutó en Primera División, fue en octubre de 2006, en un encuentro ante Cruz Azul en el estadio Universitario.

Apenas el lunes había llegado el técnico al equipo y ante la lesión de Cirilo Saucedo, entonces portero titular, Carrillo le preguntó al joven de 20 años cuál era su experiencia con el club. Aunque había debutado en Liga de Ascenso en abril de ese mismo año, las únicas oportunidades que había tenido habían sido en Segunda y Tercera División. Para entonces, las estructuras juveniles no eran como las conocemos actualmente.

¿Cómo se puede explicar el amor a una playera?

Enrique lo demostró cuando entrenó el inicio de la temporada 2014–2015 sin haber firmado la renovación de contrato. En el draft tuvo opciones de salir a préstamo con el nuevo equipo de la categoría, Leones Negros, le aseguraban jugar y mantendría el mismo salario que con Tigres.

Pero ante la incertidumbre si la directiva de los felinos contrataría a un portero extranjero, Enrique decidió quedarse en el club, firmar una renovación de contrato y admitir que en ese momento era la cuarta opción de Ricardo Ferretti, antes estaban Nahuel Guzmán, Sergio García, Richard Sánchez y, finalmente, él.

El portero de los Tigres recurrió a la fe cuando una lesión lo alejó de las canchas durante un mes. En los momentos de mayor atención mediática y rendimiento deportivo, después del título con Tigres en 2011, decidió retomar sus estudios universitarios, para lo cual se inscribió en la Licenciatura en Ciencias del Ejercicio de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Eso le tomaba cuatro horas diarias durante cuatro o cinco días de la semana.

A nivel mundial, los jugadores fieles se retiran con honores de sus clubes, a veces con poca participación o incidencia, pero siempre dejando destellos de su calidad y paso por los equipos. Ahí están los casos de Francesco Totti y los 25 años jugando en la Roma, misma cantidad de años que Paolo Maldini y Milán.

En México, Enrique Palos tiene récord, marcas de imbatibilidad en el club al que le ha dedicado la mitad de su vida. La fidelidad en la Liga MX quizá no sea una virtud.

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Eduardo Hernández Castro
Cámara Húngara

Reportero de deportes en El Economista y colaborador para Cámara Húngara. El deporte, sus protagonistas y derrotados son inspiración para contar historias