Un héroe llamado Football Leaks

Santiago Cordera
Cámara Húngara
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3 min readDec 7, 2016

En 1976, Jorge Mendes acompañaba a su madre a vender sombreros de paja en la playa de Lisboa. Apenas tenía 10 años. Con el paso del tiempo, aspiró a ser futbolista profesional, luego fue encargado de un videoclub, hasta que se convirtió en un constructor de diversión nocturna en el norte de Portugal al comprar una discoteca que finalmente le abrió las puertas de la fortuna en el futbol.

Rodeado de luces de colores y sumergido en un ambiente musical, conoció al que sería su primer cliente. El portero de un club chico de Portugal entró a su discoteca. Al calor de las copas, le confesó su deseo de fichar por el Porto. Supongo que ese fue el momento en el que Mendes olió el dinero del futbol por primera vez. No lo llevó al Porto, pero sí al Deportivo de la Coruña. El camino hacia la conquista había comenzado. Faltaba el golpe maestro. Se acercó a la madre de un joven llamado Cristiano Ronaldo que jugaba en el Sporting de Lisboa. Con cautela, tejió la estrategia para desbancar al agente más poderoso de Portugal, un tal José Veiga, y quitarle al que aún era una promesa.

Pum. En poco tiempo Cristiano era suyo. Lo llevó al Manchester United por 14 millones de euros. Era momento de ir por otro compatriota, José Mourinho. Pum, a la cartera. Como fichas de dominó, fueron cayendo futbolistas estrellas. Indirecta o directamente, Jorge Mendes se había hecho con el control de tres de las empresas más importantes en la gestión de compra venta de jugadores, lo que le valió el sobrenombre de “Superagente Mendes”, un hombre que se embolsaría 85 millones de euros al año en comisiones por traspasos, según reporta la revista Forbes.

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En 20 años se había adueñado del futbol. Conocía los entramados que ofrecían los paraísos fiscales para ‘cuidar’ los bolsillos de sus clientes. Confidencialidad ante todo. Confianza por decreto. Ellos sólo debían cuidar su imagen y jugar bien al futbol, y él se encargaba de aterrizar la estrategia para evitar que el Estado se quedara con parte del pastel que ellos mismos habían cocinado, evitando que esos euros que debían declararse por obligación terminaran mejorando la sanidad pública, creando mejores empleos, o fortaleciendo la calidad de vida de las sociedades en donde ellos mismos ofrecían espectáculo.

Pero todo lo que sube tiene que bajar. Y si el Estado no era capaz de descubrir el entramado de evasión fiscal que se había producido principalmente en España pero que había extendido sus tentáculos en todo el mundo, debía ser alguien o algo que estuviera harto de la opacidad con la que se maneja la industria del futbol en particular y de los gobiernos mundiales en general. Una especie de Wikileaks enfocada y dedicada en filtrar los comportamientos no éticos, y diría que delincuenciales, del mundo del futbol.

Y surgió Football Leaks, un portal con sede en Rusia que alberga su sitio en una plataforma independiente originaria de San Francisco, que había publicado y filtrado principalmente contratos y acuerdos de grandes futbolistas -en su mayoría representados por Jorge Mendes-, y que hoy ha revelado los nombres de los futbolistas que están evadiendo impuestos en España -en su mayoría representados de Jorge Mendes- , lo que ha hecho temblar no sólo el negocio del “Superagente”, sino también la confidencialidad del futbol en su conjunto.

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El “Superagente” y sus clientes se pueden ir al carajo.

Los futbolistas que evaden impuestos también, incluidos Messi y Neymar. La corrupción es tan maligna como el cáncer, debilita sociedades, desestabiliza países, rompe tejidos sociales, polariza clases sociales, produce ira, impotencia, dolor, desilusión, desesperanza. Debilita la confianza. Ataca el sistema inmune hasta dejarnos sin fuerza.

El futbol, como lo concibo, debe tener un objetivo más allá de promover los valores que ofrece el deporte, como trabajo en equipo, solidaridad, esfuerzo, sacrificio, disciplina. Debe también crear héroes y villanos capaces de generar entretenimiento a través del espectáculo para que las sociedades encuentren un refugio blindado contra la cruda realidad que las rodea, un lugar de esparcimiento en el que los problemas cotidianos no tienen cabida, un punto de fuga que ofrece salidas a la depresión colectiva.

Los corruptos disfrazados de futbolistas o de agentes no tienen boleto de entrada al teatro del futbol.

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Santiago Cordera
Cámara Húngara

Cofundador y Director Editorial de @juanfutbol. Underdog. Director Ejecutivo @somoshungaros. Ex UEFA y El Confidencial. Escribo a título personal.