Votos y botes

Santiago Cordera
Cámara Húngara
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2 min readJan 27, 2018

Por: Farid Barquet Climent (Abogado, Profesor en el ITAM y en la Facultad de Derecho de la UNAM, es autor de un libro de textos de futbol, A perfil cambiado, que circula bajo el sello de Ediciones Coyoacán)

Verano de 1994. México vuelve a una fase final de Copa del Mundo después de ocho años de ausencia como consecuencia de la sanción impuesta por el caso de los cachirules. La selección nacional se apresta a enfrentar a tres rivales europeos en canchas estadounidenses mientras el país continúa sacudido por el levantamiento zapatista en Chiapas y por el asesinato de Luis Donaldo Colosio en Tijuana. Un mes después del Mundial, México viviría la elección presidencial que registró la más alta participación desde entonces: votaron aproximadamente 7 de cada 10 ciudadanos empadronados.

Verano de 2006. El argentino Maxi Rodríguez elimina al representativo mexicano del Mundial de Alemania mediante un golazo que no repetiría ni aunque viviera siete vidas más. A la semana siguiente México pasaría por la elección más reñida de su historia contemporánea: según el cómputo de los sufragios, la diferencia entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador fue de aproximadamente 350 mil votos, tres veces el aforo del Estadio Azteca.

En 2018 nuevamente volverán a coincidir los comicios presidenciales mexicanos con y la celebración del Mundial. Seguramente habrá quienes reproduzcan la tesis de que el futbol, opio del pueblo, fungirá como un distractor que inhibirá la participación en las elecciones. Otros harán hincapié en la utilización de la selección para insuflar la vena nacionalista y exaltar el sentimiento de pertenencia al país en el contexto de la disputa por el poder. Descreo de que las disquisiciones sobre las rotaciones de Osorio o sobre la mejor manera de guarecerse del poderío futbolístico del campeón defensor Alemania ocupen toda la atención de los mexicanos y no dediquen tiempo a razonar su voto. Lejos de estigmatizar la presencia del futbol en momentos en que se tomarán decisiones colectivas trascendentales, más bien considero que en este 2018 el certamen más importante del futbol internacional ofrecerá un remanso, un respiro para los ciudadanos aficionados, que desde hace meses (y de manera agudizada durante las semanas previas a la votación) serán bombardeados por espots en su mayoría insulsos, escaparates mediáticos de una clase política que genera más rechazos que adhesiones.

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