La entropía es tu aliada

Y probablemente nunca te lo hayan contado

Piero Fiorio
Karaku: Cápsulas Filosóficas
8 min readApr 6, 2021

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¿Crece desordenadamente la pila de archivos o de ropa en tu casa? ¿Te cuesta volver a empezar a entrenar incluso si lo has dejado de hacer tan solo por una semana? ¿Aparece rápidamente polvo y suciedad después de haber limpiado hasta tu alma en el intento de tener un hogar más pulcro? ¿Sentís, de alguna forma, que tu inversión de energía es desproporcional a los resultados que ves? O, ¿que constantemente tienes que volver a empezar?

Vamos, entonces, a preguntas más incisivas: ¿Coincidís en que puede durar una vida entera construir reputación y solo un momento para arruinarla por completo? O, ¿una vida entera para desarrollar una idea o una organización y solo unas pocas jornadas para que se echen a perder? O, tal vez, ¿una vida entera para formar una relación, un vínculo íntimo y profundo o una familia, y un instante para originar muchísimo daño, probablemente de forma irreversible?

Siempre me interpeló que las cosas que considero más significativas requieran de tanta intención plasmada y sostenida en el tiempo, mientras que su destrucción puede durar tan solo un descuido. Suena hasta injusto, ¿no? ¿Por qué las cosas funcionan así? Especialmente, todo esto me hace reflexionar sobre el valor e importancia de las cosas y de lo que hacemos.

Hoy, sé cómo se llama la fuerza misteriosa detrás de esta dinámica. Permítanme presentarles a quienes aún no la conocen:

El antagonista de esta serie es LA ENTROPÍA y está presente en todo lo que nos rodea, incluidos nosotros mismos, sin nuestro consentimiento y de forma ininterrumpida. Pero, por favor, aunque parezca ingrata, no nos tomemos tan personal su comportamiento; mi objetivo es que, en cambio, tratemos que se convierta en nuestra aliada.

Entonces, a repasar (brevemente) algunos conceptos en el siguiente capítulo.

Qué es la entropía

El contenido de este capítulo lo extraje de Las leyes de la termodinámica [I], película que me recomendó un amigo muy querido y me ayudó muchísimo a entender mejor esta cuestiones (¡ahora me toca recomendártela a ti!).

La termodinámica estudia el movimiento del calor, más estrictamente las transformaciones de energía, la cual puede adoptar muchas formas. No hay forma de esquivarla, todo está teñido de termodinámica. "Es sorprendente que una teoría creada para mejorar las máquinas de vapor haya acabado teniendo tales consecuencias filosóficas" [II].

Para hablar de la termodinámica, tenemos que referirnos a un sistema.

La segunda ley de la termodinámica, una de las más extrañas de la naturaleza, introduce un concepto que nos ha obligado a cuestionar incluso sobre la naturaleza del tiempo o el destino del universo. Sí, adivinaste, este concepto es: LA ENTROPÍA, y explica por qué un vaso se hace añicos contra el suelo y, en cambio, si tiramos los añicos no se arma un vaso, o por qué los aparatos se estropean si no los usamos, o por qué no duran los castillos de arena.

La entropía mide la energía que se pierde y no puede ser recuperada; también puede verse como una medida del DESORDEN DEL SISTEMA.

A mayor entropía, mayor desorden y, a mayor desorden, menor probabilidad de encontrar una partícula en el mismo lugar donde se encontraba (i.e. habrán cambios irreversibles en el sistema).

Atención, se viene algo muy implicante: En un sistema cerrado, ¡la entropía siempre va en aumento con respecto al tiempo! Su avance es lento, a veces inapreciable, pero imparable. El sistema evoluciona hasta degradarse. Para detenerla, haría falta detener el movimiento de las partículas…

La entropía, además, es la responsable de cómo experimentamos el flujo del tiempo: hacia adelante, siempre hacia adelante.

Tomemos, para pasar al siguiente capítulo, todo el sistema humanidad, con sus millones de partículas individuales e interconectadas, moviéndose e interactuando, que representan sistemas en sí mismos y que conforman otros sistemas (e.g. una familia, una organización, un grupo de amigos, una pareja…).

Qué tiene que ver con nosotros

Creo que quedó bastante claro: la entropía inevitablemente hará lo suyo; por lo tanto, está en nuestra cancha hacer algo al respecto, o no. Como diría un amigo: "es simple como eso".

Dado que la entropía siempre va en aumento, hay otra tensión con la cual debemos convivir: existen muchas configuraciones de las partículas en un sistema y en la mayoría de ellas las partículas están desordenadas [I].

Podríamos decir que la entropía se encarga de que nuestra experiencia de vida sea como una incesante partida de jenga; en cada descuido, pagamos el precio. La entropía… Es muy exigente… ¡Muy exigente!

Photo by La-Rel Easter on Unsplash

Con esta información no pretendo generar pánico, ansiedad o paranoia. Como ya sabemos, los errores son inevitables y son el método de aprendizaje más infalible. Es más, aunque así lo queramos y hagamos nuestro mejor esfuerzo, no podremos predecir ni controlar todas las variables (realmente es muy poco sobre lo que tenemos control, prácticamente nada, pero esta es otra conversación). De todas maneras, volviendo a nuestra partida de jenga, sobrepensar la siguiente jugada no es garantía de nada.

Entonces, merece la paz lograr reconocer y abrazar nuestra vulnerabilidad, soltar los miedos, ampliar nuestra mirada (para considerar e incluir a las demás variables del sistema en nuestras interacciones) y entregarnos un poquito más al momento presente, sin tantos juicios.

Continuando, les presento algunas consideraciones más, muy importantes, que no mencioné en el capítulo anterior:

  1. Son las condicionales iniciales del sistema las que determinan su evolución & Es imposible recuperar las condiciones iniciales del sistema [I].
  2. Cuando dos cuerpos a distinta temperatura (=energía media de cada partícula) se ponen en contacto térmico, intercambiarán energía hasta que ambos alcancen el equilibrio térmico. Equilibrio significa que aunque los dos cuerpos puedan intercambiar energía a nivel microscópico, dicho intercambio tiene lugar en ambas direcciones, por lo que cesarán los cambios que pueden detectarse macroscópicamente [III].

Esto tiene, entre otras cosas, las siguientes repercusiones:

1.1 Cada momento representa un inicio para un futuro estado del sistema. Es decir, estamos condicionando constantemente el sistema, el cual nunca volverá a ser como antes, seamos o no conscientes de esto. Ese “casi nada” que podemos hacer ¡determina la propia evolución del sistema!

1.2 Esto nos habla de los límites que están establecidos, ya que la energía inicial no se puede recuperar. Igualmente, esto nos avisa que tenemos a disposición la oportunidad de darle un vestigio al cambio irreversible.

1.3 Cada momento es, verdaderamente, de carácter ÚNICO. ¡Sencillamente disfrutemos de él!

2.1 El equilibrio se encuentra en la reciprocidad y tiene lugar gracias al contacto.

2.2 Aunque en el plano macroscópico no se detecten cambios, el plano microscópico se encuentra en constante transformación. ¡La vida ya está ahí, abriéndose paso!

2.3 Tal como mucho desorden puede llevar a la degradación, demasiado equilibrio puede conducir a una monotonía e inercia ¡sin cambios a nivel macroscópico! De esta manera, estaremos en desfasaje con el nivel microscópico, en donde el intercambio de energía no cesa. Dicho de otra forma: no se trata de la ausencia de la entropía, sino de gestionar correctamente su presencia (y nuestra experiencia con el tiempo).

(Al margen: por supuesto, en estas analogías los niveles "macro" y "micro" están sujetos al sistema de referencias que utilicemos, i.e. a cuál sistema tomamos por "macro" y a cuál por "micro").

Cerrando este capítulo, tratemos de observar el comportamiento de la entropía desde una perspectiva un poco más pedagógica:

La entropía nos enseña que las cosas 'durarán tanto como las cuidemos, por lo que conviene cuidarlas tanto como las queramos' [IV].

La entropía nos obliga a ampliar nuestra mirada, organizarnos y ponernos de acuerdo, todo lo cual implica comunicarnos y conectarnos (y, de vuelta: si nuestro compartir es recíproco, podremos alcanzar el equilibrio, pero si abusamos de él, no dejaremos emerger a la vida).

La entropía nos empuja a desarrollar constantemente soluciones para mejorar nuestra calidad de vida y la salud del planeta ante los desafíos que enfrentamos.

La entropía no nos deja otra que cuestionar, capacidad esencial del ser humano.

La entropía permite nuestra evolución y nos mantiene en movimiento… ¡movimiento intencional que repercute en el sistema!

Nuestra aliada y la influencia de lo que hacemos

Cuántas veces me he cuestionado (y lo seguiré haciendo) si es que vale la pena

"¿Vale la pena ser honesto? ¿Vale la pena luchar por un mundo más justo y equitativo? ¿Hace la diferencia generar menos basura? ¿Vale la pena ser diferente y confrontar la inercia del sistema? ¿Desafiar el status quo?¿Hace la diferencia tener buenas intenciones? ¿Vale la pena ser un buen [en esta parte he utilizado varios roles u órdenes de ser]?

¿Hace todo lo que soy y lo que hago, acaso, la diferencia… en mi vida, en la vida de los demás y en el planeta?

Y, de ser así, ¿¡cuánto!?".

Porque… hay veces que creer que no soy el único soñador, como dijo John, parece absurdo.

Porque… la mayor parte del tiempo es muy difícil percibir la gota expansiva que somos o el efecto dominó que generamos.

Porque… los asuntos del plano personal relacionados a las preguntas planteadas (esperanza; coherencia de vida; posibilidad de proyectar y, por ende, posibilidad de crear un mejor futuro para mí, los demás y el planeta) a veces parecen no bastar.

Sin embargo, uniendo los capítulos anteriores:

==> Sea que veamos el vaso de nuestra vida medio vacío y pensemos que las cosas están mal o son difíciles, es una verdad que sin nuestras intervenciones intencionales, no solo podrían, sino que probablemente estarían aún peor.

==> Sea que veamos el vaso de nuestra vida medio lleno, me resulta inexorable confirmar que: sin nuestra impronta, ni siquiera existiría agua contenida en el vaso, sino solo el compás del antojo de nuestra querida entropía.

Aunque a veces nos resulte imperceptible, cada uno de nosotros tanto conforma como modifica el sistema.

Es por esto que LA ENTROPÍA ES UNA ALIADA:

¡ES LA GARANTÍA DE QUE CADA ACCIÓN (Y OMISIÓN) HACEN TODA LA DIFERENCIA!

Tratemos, pues, que nuestra influencia se convierta en valor para el sistema.

Por último, si bien es la entropía, junto las demás fuerzas misteriosas, quién sienta las bases de este juego (unas bases, por cierto, muy exigentes desde un punto de vista), somos nosotros los jugadores, impredecibles. Recordemos que, no solo tenemos la capacidad de jugar, sino también la de modificar el propio juego.

Mientras experimentamos que el tiempo avanza hacia adelante, siempre hacia adelante, y nuestra aliada va en aumento con él, te pregunto: ¿Cuál es tu siguiente jugada en esta partida? ¡Cuidado! Pero, ¡no demasiado! Y, sobre todo: ¡Qué continúe el entretenimiento!

Posdata:

“Seamos sabios y asumamos las nociones más elevadas, más amplias, más nobles y más profundas; dejémonos llevar por los sentimientos más elevados, más nobles, más amplios, más profundos y emprendamos las acciones más elevadas, más amplias, más nobles y más profundas que nos sea posible.

¿Tienes idea de la responsabilidad que te corresponde por éste quehacer de la humanidad?

Si realmente fueses consciente, desde el fondo de tu corazón, del profundo impacto que cada uno de tus pensamientos, sentimientos y acciones tienen en la forma del mañana que ahora empieza, te quedarías boquiabierto ante la importancia de este momento, el más importante y resplandeciente de todos los días de tu vida…Tu yo más profundo y elevado es el creador de ese mañana que despunta ya en el horizonte y cuyos rayos empiezan poco a poco a calentar tu rostro” [V].

Referencias

[I]: Las leyes de la termodinámica

[II]: Romano Corradi

[III]: Universidad del País Vasco

[IV]: Desconozco el autor

[V]: Ken Wilber

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Piero Fiorio
Karaku: Cápsulas Filosóficas

La realidad supera ampliamente a la ficción. Fascinado con la experiencia de vivir.