Hacia una estética diferente del video clip del verano

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5 min readAug 11, 2017
Fotograma del videoclip “Sabe a verano”.

Por: Cecilia González

“Ya llegó, ya llegó el verano. Pruébalo, esto sí es a lo cubano”. Así decían unos versos del tema de la temporada estival del año 2003 llamada “Verano a lo cubano”. Sí, porque todos sabemos que las etapas veraniegas en nuestro país vienen acompañadas de un nombre y un tema musical, con su respectivo video clip; forman parte de la regular campaña publicitaria. Los efectos de dicha campaña suelen ser efímeros, pues las estrategias de marketing para promocionar el “Verano” como fenómeno son cada vez más limitadas. Pero no son las deficiencias de la publicidad durante los meses de julio y agosto lo que ocuparán estas reflexiones, sino la concepción de los temas musicales y sus videos clips, los cuales devienen carta de presentación de cada verano.

En primer lugar, es importante analizar cuál es el proceso a través del cual se posiciona la canción del verano en los medios de difusión masiva. Tomemos como ejemplo, antes de adentrarnos en las particularidades de nuestro país, lo que sucede “afuera”, en lugares como Estados Unidos y América Latina. Los artistas del momento, cantantes de pop o reguetón, ya sea en inglés o español, han optado desde hace un tiempo por lanzar al mercado los llamados hits — ya ni siquiera singles de un álbum determinado — en aras de posicionarse en el TOP 10 de las listas radiales, audiovisuales y de todo tipo, sin necesidad de grabar un disco para ello. Tal es el caso de “Despacito”, de Luis Fonsi y Daddy Yankee, un tema que se ha vuelto viral en todas las plataformas posibles, tanto es así que otros artistas (como Justin Bieber) ya han sacado remixes para aprovechar la cobertura y seguir sacándole partido al mismo tema. Hits como este se convierten en el tema del verano de manera natural, por las propias características del mercado que intenta exprimir el máximo de ganancias de ellos, hasta el punto de hartar a la gente, que comienza a criticar la reiteración insoportable del tema.

En Cuba las cosas funcionan un poco diferente; a pesar de compartir algunas de las características de los temas de la etapa veraniega foráneos, nuestro “hit” del verano suele ser “impuesto”, está institucionalizado. Las organizaciones vinculadas al mundo de la música, en conjunto con otras tantas que me es imposible mencionar con exactitud, designan a un grupo de artistas populares para que compongan el tema y luego se realice el correspondiente video clip. Los cantantes, por lo general, suelen ser de los más “pegados”, sin establecer diferencias en su calidad. Sin embargo, la mayoría de las veces logran una interconexión que otorga fluidez y coherencia al clip (nótese como hablo de tema musical y video clip indistintamente, como partes indisolubles de un mismo fenómeno). El problema está en la terminación del producto y en su contenido.

Si pensamos en el verano ¿qué palabras llegan a nuestra mente? Sol, playa, fiestas, calor, piscina, campismo, palmeras, trusas; seguramente serán algunas de las más usuales. Todos estos son semas comunes asociados a la idea del verano y, como es lógico, lo más fácil y cómodo es trasponerlos al video clip que versa sobre esta etapa del año. Entonces, antes de ver el producto, ya sé con certeza lo que voy a encontrar — como seguramente ustedes también — : las muchachas en bikini bailando en la arena, la fiesta de noche en la playa, la gente tomando agua de coco debajo de las palmeras, todo es felicidad y alegría. Y no es que esta estética esté errada, sino que al convertirse en una fórmula repetida le resta valor artístico al video.

El último video del verano que tuve la posibilidad de ver, Sabe a verano, de Alain Brito, fue el protagonizado por artistas como Baby Lores, la Señorita Dayana, Yoyo Ibarra, Adrián Berazaín, Alexander Abreu e incluso Israel Rojas de Buena Fe y Kelvis Ochoa, puestos allí como para dar un giro al tema, el cual, por supuesto, no es efectivo. Nada novedoso hay en este clip veraniego, a no ser unos yates admirables, supongo que colocados allí como un paisaje de fondo que puede ser común a todos, y no como una opción viable de esparcimiento. Vuelve a recurrirse a los mismos recursos estéticos y visuales, vuelve a repetirse el mismo esquema de todos los años que se llena con artistas diferentes. Y lo curioso es que el tema no es el más “pega’o” de la temporada ni de cerca. Revisando algunas listas de los TOP 10 nacionales no encontré el tema del verano, los que más salían a relucir eran, por ejemplo, Súbeme la radio de Enrique Iglesias, Descemer Bueno, Zion y Lennox, ¿Por qué no le dices?, de Alex Duval, Turn up the radio, de Sweet Lizzy Project, entre otras; o sea, que estos son los verdaderos temas del verano y no el “designado” para ello. Es la teleaudiencia, la gente en la calle la que decide cuál es el hit del verano.

Recuerdo un caso particular que resulta interesante. En el 2014 Osmani García junto a El Príncipe — hoy El Taiger — y Adonis MC sacó el tema Flotando como insigne del verano. Aunque este no fue el tema “oficial” como es de suponer, sí fue todo un éxito en el hit parade nacional. ¿Por qué? Porque sencillamente era una canción de reguetón que, bajo los códigos inherentes al género que también son formularios, logró llegar de manera natural a la gente por lo contagioso del ritmo, por la letra, o porque Osmani García estaba en el boom. El caso es que como tema del verano se desmarcó de esos otros orquestados arbitrariamente.

No es que esté recomendando que la canción deba ser de trova, o jazz, o rock –aunque siempre cabe la posibilidad para la experimentación– para que sea diferente. Si nuestras políticas culturales deciden mantener este modus operandi se debe hallar la manera de tocar más al público para que el tema sea un verdadero éxito. Las fórmulas y los lugares comunes de los que he hablado también pueden tomar otro rumbo si se los piensa un poquito más.

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