Shaquille O’Neal, una nueva leyenda en La Habana

Javier Montenegro Naranjo
Cachivache Media
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5 min readJun 26, 2016
Shaquille O’Neal durante la clínica de entrenamiento con niños en la cancha de 23 y B en el Vedado habanero. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media

Un nuevo mito visita Cuba. Shaquille O’Neal llegó a La Habana como parte de un programa donde el deporte funciona como medio para el desarrollo académico, el liderazgo y el trabajo en equipo, según declaraciones del departamento de Estado. Es posible, pero la visita de Shaq es algo más, como si los Estados Unidos enviasen a Superman par de días a la isla del Caribe para convertir la leyenda en una realidad.

O’Neal es puro carisma. El sol lo está matando pero él sonríe. Intenta impresionar a uno de los chicos con una mirada intimidante cuando le anotan una canasta o cuando les bloquea un tiro. Son las diez de la mañana y el calor en el Vedado es agobiante.

El 34 de los Lakers demora en salir de la guagua, no estará más de dos horas con los niños y la prensa, pero aun así prolonga su aparición en escena. Las canchas de 23 y B están acondicionadas gracias a la visita anterior de Steve Nash, Dikembe Mutombo y Ticha Penicheiro. No. Shaq no es el primero ni será el último basquetbolista de la NBA en viajar a La Habana, pero su visita tiene un sabor especial. A pesar de las distancias, a pesar del bloqueo y gracias a las antenas parabólicas ilegales, The Big Cactus es un héroe más cercano para los fans del básquet de lo que fue Lázaro Borrell.

Shaq se seca el sudor con una toallita blanca. Su pullover negro evita un contraste profundo para los fotógrafos. Deja pasar a uno, dos, tres niños, y de pronto un tapón monstruoso y sin esfuerzo. Con solo tocar la bola, esta sale despedida a una velocidad bestial. Ojos entrecerrados y cara seria, eso es lo que le toca a su víctima, como si el bloqueo no fuese suficiente. Los chicos sonríen. Él también.

Shaquille es un showman. Lo sabe y lo disfruta. Medir dos metros y dieciséis centímetros, tener habilidades monstruosas para jugar al básquet y ser un tipo tan carismático como para que te inviten al Comedy Central Roast o ser el anfitrión de tu propio show son características que no todos los días pueden encontrarse en un ser humano.

Shaquille O’Neal disfruta la visita a la cancha de 23 y B en el Vedado habanero. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.

Después de fungir como entrenador, se coloca como referí de un partido, y a la hora de cobrar unos tiros libres, le explica a la niña cómo hacerlo. Curioso, Shaq es el segundo jugador con más fallos en la historia de la NBA desde la línea de libres. Cinco mil trescientos diecisiete. Lo escribo porque tal vez con números no se entiendan la magnitud de la cifra. No podía evitar sonreír mientras le decía a la chica cómo lanzar el balón.

No jugó, ni siquiera a tres puntos al estilo callejero. Está claro, hubiera sido una matanza. Lo único que hizo Shaq fue pedirle el balón a uno de los chicos, decirle que mirase, que así era como se hacía y clavar la bola con un dunkeo espectacular. Imágenes como esas activan mementos guardados en algún sitio lejano de la memoria que, según Juan Villoro, si lo recuerdas es que no lo viviste. Yo no recuerdo a los Lakers ganando ningún anillo, pero sé que los vi. Sin embargo, sí tengo muy nítido, por absurdo que suene o por construido que parezca, un dunkeo de O’Neal en el séptimo juego de la final de Conferencia frente a los Trail Blazers en el año 2000. Fue el highlight de ese partido, donde Kobe le sirve el balón a Shaq y este la clava como dictan los cánones. Era el final de una remontada épica, el primer pedazo de historia de aquellos tres anillos. Por algún motivo, ese día me quedé hasta bien tarde “viendo el play”, por esas razones místicas donde uno siente que algo mágico va a pasar. O quizás no vi nada y es un recuerdo construido por completo, como casi todo lo que recordamos de la infancia.

Ya casi al irse, después de tomarse algunas fotos con los pocos aficionados, justo antes de montar en la guagua, Shaquille O’Neal simuló ser atropellado por un Lada. Un nuevo chiste, más risas. Más que un embajador del deporte, Shaq es un embajador de la risa, del humor.

Shaquille O’Neal enseña a los muchachos cómo hacer tiros libres durante un pequeño partido en la cancha de 23 y B, en el Vedado habanero. Foto: Javier Montenegro Naranjo / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal dispara al aro como en sus viejos tiempos de basquebolista. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal mira intimidadoramente a uno de los muchachos después de que este lograra anotarle una canasta. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Dos señoras y una niña observan desde la ventana de su casa la visita de Shaquille O’Neal a la cancha de 23 y B en La Habana. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal actúa de referí en un partido de basquet entre niños en la clínica de entrenamiento efectuada en la cancha de 23 y B, en La Habana. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal le enseña a uno de los niños presentes en la clínica de entrenamiento cómo dunkear un balón. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Un grupo de niños del barrio observa a Shaquille O’Neal durante la clínica de entrenamiento efectuada en la cancha de 23 y B en el Vedado habanero. Foto Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal bloquea el disparo de una de las niñas que participaron en la clínica de entrenamiento en la cancha de 23 y B en el Vedado, La Habana. Foto Javier Montenegro Naranjo / Cachivache Media.
Algunos se tomaron un selfie con la espalda de Shaquille O’Neal. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal ayuda a uno de los niños a clavar un balón durante la clínica de entrenamiento efectuada en 23 y B en el Vedado habanero. Foto: Javier Montenegro Naranjo / Cachivache Media.
Shaquille O’Neal acapara la atención de los medios presentes al llegar a la cancha de 23 y B en el Vedado habanero. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.
Antes de montar en la guagua para marcharse, Shaquille O’Neal simuló ser atropellado por un Lada. Foto: Fernando Medina Fernández / Cachivache Media.

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Javier Montenegro Naranjo
Cachivache Media

Amante de los videojuegos, pelis clase Z y especialista en caso de apocalipsis zombie.