Silicon Valley y los monos del caos

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8 min readMay 15, 2017
Portada del libro Chaos Monkey, de Antonio García Martínez. Imagen: wbur.org

Por: Yisel Martínez García

Antonio García Martínez vino por primera vez a Cuba este 2017. Su visita no está relacionada con el boom turístico y mucho menos está motivada por el hecho de que sus padres sean cubanos. Después de doctorarse en Física en la Universidad de Berkeley, se interesó por la tecnología, y fue eso lo que lo trajo a explorar.

Chaos Monkeys: Fortuna obscena y fracaso aleatorio en Silicon Valley es el nombre del libro que escribió luego de vivir varios años en la zona de San Francisco, California, donde tienen su sede muchas de las más importantes compañías de tecnología de todo el mundo. El lugar se ha convertido en una suerte de meca para los cientos de jóvenes empresas que buscan abrirse camino en el terreno de la tecnología.

En su libro, los monos del caos son programas diseñados para causar disturbios en un sistema informático y así probar su efectividad. Su metáfora ilustra entonces ese éxito en el Valley que puede venir tanto de la suerte como de la habilidad.

Su aventura, como le llama, comenzó probando suerte con una pequeña startup que vendió a Twitter por 5 millones de dólares. El trayecto incluiría ser uno de los gerentes de productos de Facebook y asesor de Twitter: tiempo suficiente para conocer esa otra realidad que hace imperfecto a Silicon Valley.

Innovar en el Valley

Para Antonio, Facebook tiene una cultura de la ingeniería fantástica. Hoy lo demuestra controlando el tráfico de la cuarta parte de Internet en el mundo. Según cuenta, compraron hace unos años una compañía de aviación. “Pequeños avioncitos que lo que hacen es llevar Wifi a lugares donde la conexión es limitada y así permitir a más personas conectarse”.

Como gerente de productos en la compañía, manejó durante dos años el sistema de enfoque de anuncios de datos personales de los usuarios para convertirlos en dinero. En pocas palabras, monetizar datos.

Desde su experiencia, Facebook hace muchas cosas bien, pero parte de ese caos que describe en su libro tiene que ver con la necesidad de experimentar. Para él no tiene nada de malo invertir en nuevos proyectos, solo que casi siempre terminan en el fracaso.

“Algunas de estas corporaciones incursionan en productos nuevos todo el tiempo, como demuestra el ejemplo de Facebook. Sin embargo otras, como Twitter, perdieron esa cultura.

“Muchas compañías decaen en Silicon Valley, y esto tiene que ver con la innovación. Es un punto negativo, pero también positivo, porque permite saber bien cómo lidiar con la competencia”.

La política en Silicon Valley

Cuando hablamos sobre publicidad y cuánto influye Internet y las redes sociales en la vida de las personas, Antonio me asegura, sonrisa irónica en su rostro incluida, que Facebook es el responsable de que eligieran a Donald Trump.

Me explica que gran parte de la distribución de los medios de prensa se realiza en Facebook, porque si bien antes las personas entraban a cada uno de los sitios y revisaban las noticias del día, hoy es Facebook quien hace eso por ellos.

“Mark Zuckerberg se ha convertido en el editor del mundo entero. Es allí donde sucede todo. Han creado el periódico personal de los usuarios donde el algoritmo ha decidido lo que tú tienes que leer ese día. Sean las fotos del cumpleaños de tu prima o un artículo de The New York Times. Todo lo deciden ellos.

“Las personas ven el mundo filtrado por Facebook y más o menos todos los americanos están conformes porque esta red social ha venido a sustituir ese tejido que se creaba antes en las comunidades y que ya no es tan así.

“En Estados Unidos este intercambio entre personas sucede mucho por ejemplo en las iglesias, el vecindario, etc… Pero en general ya no pasa para la mayoría de la gente y Facebook es un simulacro de eso. Por las buenas o las malas, pero lo es”.

Aunque Antonio asegura que Donald Trump es hoy el presidente de los Estados Unidos en gran medida gracias al trabajo de Facebook, cuando le pregunto por política en el Valley, me dice que la intervención del estado es cero, “casi anarquista”, me dice.

“No se habla mucho de política en Silicon Valley porque a los ingenieros eso no les interesa. Lo poco que hay suele ser más libertario, y tratan por todos los medios de minimizar la influencia del gobierno.

“Ellos ven el gobierno como un enemigo irrelevante. Quieren evitarlo y que todo sea sin regulaciones. Y más o menos funciona así. Más allá de leyes empresariales no hay regulaciones”.

Pero hablamos de una compañía que tiene alrededor de mil setecientos millones de usuarios, que cuenta con muy poca privacidad de datos, y que además tiene que lidiar, ante estas mismas características, con personas de todas partes del mundo que viven bajo determinadas leyes.

Parte del trabajo de Antonio estaba relacionado con esa privacidad de datos, un tema que para Facebook es irrelevante porque, según cuenta, se regula a partir de los derechos de los consumidores, a nivel corporativo, pero no a nivel de gobierno.

Antonio García Martínez presenta su libro en el Festival SXSW. Imagen: devitesse.be

“En teoría Facebook tiene que controlar las leyes de privacidad que cada país tiene con respecto a sus datos, pero según las leyes americanas el tema de la privacidad es muy vulnerable.

“Como compañía sí se plantean la pregunta de cómo van a regular la libertad de expresión en todos los países del mundo, pero en realidad, la actitud de las startup siempre es escalar el sistema a todo el globo terráqueo y manejar eso a partir de sus objetivos. Tener excepciones para los cientos de países que hay sería imposible. Habría que tener un equipo para cada país, y eso a Facebook no le interesa”.

Antonio conoce, por ejemplo, que el comisariado de privacidad de datos de Irlanda regula en un trato con Facebook todo lo que es privacidad de datos de la Unión Europea. Facebook es teóricamente una empresa irlandesa en Europa (todas las compañías americanas están basadas en Dublín por cuestiones de impuestos). Pero en efecto, Facebook no hace excepciones para los países a no ser que estos amenacen a la compañía o decidan cerrar el servicio en ese país.

El lugar para iniciar negocios

El eslogan de Facebook, “por un mundo más conectado” describe perfectamente, la idea que prima en Silicon Valley. Este propósito depende de la tecnología y es ahí donde este lugar se convierte en el sitio donde todos quieren tener éxito comercial. La experiencia de muchos, incluyendo la de Antonio, indican que si creas algo increíble, seguramente te lo comprarán, y a muy buen precio.

Es por eso que aunque muchos países como Israel, Canadá y ciudades como Berlín, Nueva York o Seattle se han convertido en escenarios interesantes para emprender negocios, aumentar capital, acceder a nuevos mercados y lograr el éxito, muchos prefieren el Valley como primera opción.

Para Antonio no existe otro contexto que sea tan fructífero y pueda reproducir ese sistema. Hay dos cosas fundamentales que se necesitan y la primera es dinero de inversión.

“Los americanos son los únicos que tienen esa cultura de arriesgarse; los europeos, por ejemplo, no creo que invertirían tanto dinero en algo improbable.

“Por otro lado, está la cultura corporativa, que no se trata solo de adquirir compañías. Tiene que haber una salida y entrada de dinero, adquisiciones, ofertas públicas y acciones, una serie de acciones que hacen muy difícil crear un modelo de negocio tan consolidado como el que existe hoy en Silicon Valley”.

La tecnología en el centro de la vida

En su libro, García Martínez, devela la caótica evolución de los medios de comunicación social y el marketing online, y cómo estos invaden nuestras vidas y moldean nuestro futuro.

Describir su vida en San Francisco, considerada por muchos la ciudad del futuro, donde se vive del móvil, es el mejor ejemplo que encuentra para referirse a la idea de que para él, no existe un término medio cuando hablamos de Internet. O vives con él o no.

“En San Francisco si tienes que trasladarte algún sitio, lo haces a través de Google. Si necesitas quedarte en algún lugar, usas AirBnB. No tiene huevos en el refrigerador, llamas a Instacart y te lo envían todo del mercado que sea. Todo lo haces a través del móvil sin manejar dinero en efectivo”.

En ese mundo, me dice, tu vida social se virtualiza a través de Facebook, Instagram o Snapchat, y las personas quedan, lamentablemente, detrás de un dispositivo.

“En Estados Unidos, el gran lujo hoy es no tener Internet. Las personas se pagan vacaciones en lugares aislados de muy alto costo para no tener Wifi. Existen festivales donde las personas van y están una semana sin Internet para desarrollar relaciones humanas.

“En mi opinión, la vida moderna, por lo menos en Estados Unidos con Internet y el agobio del trabajo… es un poco inhumana, y la gente se vuelve loca.

“La única alternativa que yo veo a este mundo loco sería limitar el acceso a Internet. Ya sea por razones políticas, tecnológicas, de recursos… Simplemente vivir en una sociedad donde la vida no pase por el teléfono, como sucede aquí en Cuba. Igual puede que sea mejor así”, dice un tanto irónico.

Cuba y el acceso a Internet

Antonio trabaja con la tecnología, convive con ella, la disfruta y además la necesita diariamente. Sin embargo, escuchar sus criterios sobre beneficios y limitaciones significa ponerlo al borde de una línea muchas veces difícil de distinguir.

Me dice que aunque está al tanto del Programa de Informatización de la Sociedad que se desarrolla en Cuba, no sabe cómo seremos capaces de lidiar con Internet. Para explicarme sus impresiones usa metáforas.

“Es como tener un gato dentro de un saco, una vez que lo sacas, no hay manera de volverlo a meter. Abrir el acceso a Internet implica muchas cosas, como el tema de la privacidad de datos, la seguridad informática y cientos de cuestiones que hemos estado hablando. No sé si el gobierno cubano sea capaz de lidiar con todas esas cosas.

“Internet es muy difícil de controlar, implica una serie de valores o prácticas que en ciertos países no es muy bienvenido porque podría suceder lo que te conté, el ejemplo es Estados Unidos. Igualmente hay países como China que lo han conseguido. Hoy de alguna manera controlan el acceso a Internet y no tienen Facebook, pero es complicado lograr el acceso y a su vez controlarlo”.

Sus días en Cuba han sido solo trabajo: recolectar impresiones para escribir sobre el tema. Después de conocerlo, creo que no es más que otro de los monos que describe en su libro Chaos Monkeys…

La única diferencia es que esta vez, en lugar de describir el fenómeno en su más elevado punto de desarrollo y contradicciones, ha venido a Cuba para presenciar, tal vez, cómo se tienden los primeros hilos de una red que es inicialmente tecnológica, definitivamente social e inevitablemente enmarañada.

Seguramente tendrá que regresar para responder las preguntas que le quedan, el día que este país tenga un mejor acceso a Internet. Mientras tanto, busca la manera para hacer que su libro circule en el Paquete Semanal.

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