Un café con Yamil Orlando

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7 min readAug 21, 2017

Por: Laura Menéndez de la Torre

Cada vez se hace más difícil responder a la pregunta ¿qué es arte? que me hiciera una periodista hace algunos años a las puertas de la facultad de Artes y Letras. No recuerdo bien mi respuesta de aquel entonces, o más bien olvidé la ingenuidad que me impulsó a darla, pero me queda claro que el cambio experimentado se debe, más que a la irrupción del conocimiento del posmodernismo en mi vida, a otra manera de ver y sentir el mundo que he adquirido a través de los años. Aquí radica, básicamente, el núcleo de mi respuesta a lo que es el arte, o a lo que debería serlo: la visión y el sentir del artista plasmados en una obra que pueda llegar a otras personas, el intento de transmitir un sentimiento, una pregunta, un estado.

El arte cubano contemporáneo tiene grandes representantes, tan grandes como los agujeros conceptuales con los que se tropieza el casual espectador de una que otra exposición capitalina. Desde las temáticas del racismo, la familia, la homosexualidad y la realidad cubana en general, llegamos al muy tratado tema de la diáspora, el desarraigo voluntario u obligado, la lejanía de la tierra que sentimos como nuestra. Cuando se tienen las mismas ideas ¿qué es lo que garantiza la originalidad, la capacidad de contar una historia propia sin sonar a eco? La respuesta, a mi parecer, se encuentra en el medio de transmisión, en la plataforma elegida para hacer llegar el mensaje.

Fue justamente el medio, su plataforma, lo que capturó mi atención en la obra de Yamil Orlando, específicamente en la exposición Va Pensiero, inaugurada en la galería Altamira hace un año ya. Desde la óptica del migrante, del constante desarraigo, Yamil Orlando crea su discurso; auxiliado del Internet como plataforma multifuncional intenta llegar a una mayor audiencia. Esta plataforma favorece la explotación del contexto, o sea, la conexión, semi-desconexión o desconexión del individuo al momento de dialogar con la pieza de arte.

La imbricación del arte con la actual tecnología, prueba de su versatilidad y de la capacidad de las nuevas plataformas de comunicación y de las redes sociales de ser usadas con un fin distinto al que estamos acostumbrados, llevó a esta entrevista.

Mientras transcribo la grabación, también escucho las risas de una señora sentada a nuestro lado, el ruido de los carros al frenar justo antes del semáforo de 23 y G, y las constantes preguntas del hombre que desea que le copien la nueva aplicación de ETECSA en su celular. Esos detalles captados por mi vieja grabadora harán de esta conversación algo personal y dotarán a las palabras de ese sentido de realidad tan necesario.

Laura Menéndez (LM): ¿Qué es Va Pensiero y cómo llegaste a ella?

Yamil Orlando (YO): Primeramente, Va Pensiero surgió como una exposición vinculada a mi proyecto de tesis, para la culminación de estudios en San Alejandro. En el proyecto existían dos piezas más que en la exposición, una de ellas (How are you?) es un video que pone en interacción a dos amistades de distintos países y la otra se auxilia de la nube. El título en sí es tomado de una composición de Verdi, que juega con el sentimiento de añoranza, causada por la migración, que es el tópico de la exposición. La temática de la migración me toca de cerca porque soy migrante, nací en un país, viví muchos años en otro y, finalmente, estoy aquí. Todo esto vinculado a una concepción de hacer arte desde las vivencias personales. Si no fuera migrante, obviamente no basara mi obra en este tema. En cuanto a la tecnología, me auxilio de ella porque me ha influenciado mucho, especialmente el internet, y desarrollo mi obra en estos nuevos medios, lo que viene a llamarse el Net-Art.

LM: Con excepción de tu pieza Herencia, una degradación a modo de línea temporal efectuada en la pared de la galería, todas las obras que componen Va Pensiero utilizan la tecnología, desde Il Fù Mattia Pascal, sin nunca llegar a Roma, en la que el espectador ve un texto constantemente proyectado en una televisión, hasta el portal virtual Comunidad Meso. Sin embargo, la pieza Luci soffuse llamó mi atención por la utilización de un Arduino que proyecta, mediante un LED, un mensaje en la tierra. Háblame un poco sobre esta pieza.

YO: Luci soffuse se basa en mis inicios con la programación, específicamente en el trabajo con el Arduino. Su colocación en la tierra se vincula a mi experiencia personal; siempre digo que solo puede ser expuesta en Cuba e Inglaterra, los dos países a los que mi familia migró. En esta pieza se ve lo espiritual, debido al mensaje que se transmite en código morse a mi abuelo, ya fallecido, la temática del desplazamiento ligado a la historia familiar. La tierra remite al lugar donde vivimos ahora, a Cuba. Es también una reminiscencia a la obra de Ana Mendieta, a quien admiro y que utilizó mucho este elemento en su arte como metáfora de la madre tierra.

LM: El mensaje es personal, pero pierde su condición de secreto al ser expuesto.

YO: Al exponerlo, me arriesgo a que alguien lo descifre, que tome una libreta y anote los puntos y rayas del código morse, lo descifre y luego lo traduzca, porque está en italiano. Es básicamente un texto a mi difunto abuelo, en el que hablo acerca de la capacidad de conservar la memoria familiar a pesar de las migraciones que nos han dividido.

LM: Un vistazo a tu dossier revela que esta exposición no representa un primer acercamiento a los nuevos medios de comunicación y tecnologías para producir arte. ¿Piensas continuar utilizando estas plataformas en lo adelante?

YO: Por el momento pienso seguir utilizando este medio para producir mi obra. Ahora me estoy adentrando en el modo en que podemos penetrar en la red como forma de arte. En el Net-Art se puede utilizar el hackeo para hacer arte, lo que es conocido como el Hackartivismo. Existe una pieza, de un artista alemán, que mediante un dispositivo portátil graba el flujo de navegación de los aparatos que le rodean y lo reproduce por un altavoz. Es la forma de ver más claramente cómo es posible ser controlado mediante la red.

LM: ¿Cómo ves la tecnología en tu obra, como una forma de control o un auxiliar en la expresión personal?

YO: Eso depende. Por ejemplo, en la red del ISA se navega mediante un proxy que controla los sitios a los que se puede acceder y mantiene un registro de la navegación de cada usuario. Puedes llegar a la información, pero sabes que es posible saber qué has consultado. En otras plataformas, digamos las redes sociales, mientras más información personal introduzcas, lo que resulta lo más normal hoy en día, mejor pueden crearse otros un perfil tuyo y más fácil les será controlarte de alguna manera. Quizás no hay forma de escapar de los filtros de control de las redes, a menos que las utilices de una manera más impersonal de lo que es común en la actualidad. En Va Pensiero todavía no había entrado en el desglose de la red como mecanismo para producir arte, era más bien la unificación que ha existido de las tecnologías con mi vida personal.

LM: Si tuvieras que elegir una pieza representativa de esta exposición, ¿cuál sería?

YO: Sería la del video de la biografía que se muestra en el televisor. Es la historia del migrante en constante estado de añoranza, un discurso formado por las 25 narraciones de migrantes italianos residentes en Cuba. Es una biografía compuesta por diferentes discursos que el espectador asimila como singular, proveniente de una sola persona.

LM: ¿Por qué elegir esta forma de narración?

YO: Me interesaba crear un arquetipo ficticio que fuera representado por todas esas biografías. La solución ya visual, esos textos que desaparecen de la pantalla y dan entrada a otros, buscaba lograr la sensación de multitud, como una forma de mostrar al espectador que no es una historia lineal sino una creación basada en 25 vidas diferentes, aunque todas tengan como hilo conductor el tema del desarraigo.

LM: ¿Planeas volver a exponer Va Pensiero?

YO: No es el objetivo. Es posible que exponga algunas de las piezas pero veo mi obra como una escalada, no intento volver atrás. Existen piezas concebidas para un momento específico, la temporalidad es primordial. Eso ocurre en Comunidad Meso, en la que se exponen leyes migratorias y un discurso del entonces viceministro de Economía de Cuba (2015). Estas circunstancias han cambiado, obligatoriamente, en el tiempo, por lo que la pieza no podrá ser expuesta nuevamente de la forma en que se hizo por primera vez.

Yamil Orlando acaba de terminar el servicio militar en el ISA, la universidad que lo recibirá en septiembre para comenzar sus estudios superiores en la rama de la plástica. Para él, esta institución será decisiva al momento de su formación como artista, como proveedora de las herramientas necesarias para desarrollar un discurso más completo en su obra. Un artista en construcción que utiliza su realidad para crear arte.

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