Personas del mundo sobreviviendo a una cadena de llamados masivos

Cadavere XQ
CADAVERE XQ
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10 min readMay 11, 2020

La alarma me suena en cinco horas pero sé que no la voy a escuchar. Caminaba por la calle, el día estaba soleado y podía sentir el viento en su cara. De repente, se frenó al escuchar un ruido. Se frenó en su paso y miró para atrás.

En el sereno campo de flores holandesas, vio caído su cuerpo cansado mientras despertaba a su lado. Fue el mejor domingo de toda la cuarentena. Cuando despertó, todos se habían ido. Se levantó desorientada, caminó en la oscuridad y saltó al vacío.

Ravioles con tuco un domingo a las 4 de la tarde termina siendo un excelente plan, la receta de la Nonna no falla. Le seguiría un cafecito pero me agarran justo en Zoom de amigas. Me resulta muy curioso cómo las crisálidas de las polillas parecen semillas chiquititas. Creí que yo era inmune a los repentinos cambios de humor, pero al parecer no. Por momentos estoy enojada, agotada o simplemente me encuentro mirando un punto fijo mientras cenamos con ganas. Puede ser un vaso, un pedazo de pan, el mantel o el plato de papá. Quizás mañana me levanto y todo sea color de rosas, quién sabe.

“Hace un mes que vivimos de recuerdos” dice un tweet que leí­ estos días. Sé que vos también lo leíste porque le diste fav.

¿En qué habrás pensado? ¿Habrás pensado igual que yo? ¿Que capaz nosotras hace más de un mes nos sosteníamos con recuerdos pero por lo menos podíamos sostenernos en el encuentro? Ahora ni eso. No sé si fue la pandemia, no verse por más de una semana o qué pero tampoco tiene mucho sentido. Antes supimos estar 4 meses sin vernos o más pero el final llegó así.­ Sin previo aviso. Como la obligación de quedarse encerrados 15 días y después 15 días más y otros 15 y así­ andá a saber hasta cuándo. Cuando pase todo esto, cuando todo vuelva a ser, vos y yo ya no vamos a ser.

En esta ciudad un poco todo se parece a vos. Todavía tengo que volver a tomarme el tren, dos subtes y después caminar tres cuadras hasta tu casa. Tu casa que supe sentir como mía, que supo ser nuestra cuando estábamos juntas ahí, que tanto quisimos compartir cuando estábamos lejos, que ahora es tuya y nada más, solo para recuperar mi minipimmer.

El fracaso no es opción, los detectives llegaron. Tanto tiempo entre cuatro paredes escuchando a Spinetta hace que el existencialismo crezca y cereza. Su voz rimbombante hacía cantar a los árboles. Por momentos tengo miedo de acostumbrarme demasiado.

Ojalá pueda ir rápido para recuperar eso pero también para dejarte todo lo otro que tengo nuestro. Porque no solamente te llevo el libro de tu mamá, sino que planeo dejarte todo lo que éramos y que ya no somos. Ojalá pueda ir rápido para recuperarme también a mí; lo que era antes de que seamos. A decir verdad, creo que estamos todos de acuerdo quién es el responsable de todo este quilombo. Miré por la ventana una vez más y esta vez el cielo estaba diferente, todo era de un color que no sé cómo se llama. En medio de esa calma escuché nuevamente ese pedo con olor retrógrado que destellaba pedazos de glitter multicolor.

Difundí­ esto y vos también lo difundiste. Ahí me di cuenta que lo ibas a leer. También me di cuenta que nunca hicimos un cadáver exquisito juntas aunque más de una vez hablamos de hacerlo. No me importa la minipimmer, es solamente una excusa, tampoco te quiero dejar lo que nos hacía ser nosotras porque lo que soy hoy es también gracias a eso.

Me contorsiono y me extiendo como oruga desquiciada, hasta llegar a un punto donde no puedo pensar más que con mi cuerpo. Lo que sí me gustaría es que quieras caminar tres cuadras, hacer dos viajes en subte y subir al tren conmigo. Siempre, invariablemente, lográs hacer que haga las cosas más absurdas. Hay mucho que se parece a vos en esta ciudad pero más había esperando parecerse a nosotras.

Las millas que recorrieron los viejos hábitos de los demás se asemejaron a mis parientes de nubes y lavandas, de otoños y fueguitos, de latidos infinitos. Es una ciudad muy grande como para defraudarla. Ahí, cuando no tenía idea, todo se estaba juntando, mezclando y unificando. Se hacía un gran mazacote que parecía no tener principio ni final, de hecho no lo tenía.

Al tenderse sobre su propia espalda para mirar el cielo infinito dejó su mochila a un costado. Tan cálido y hermoso como las galletitas recién hechas que mamá cocina los domingos a eso de las 7 de la tarde. Olor es cuando es algo feo y aroma cuando es algo lindo.

Hoy vi 4 series diferentes, procrastiné mi tesis y extrañé a mi ex. No sé muy bien cómo llegué acá pero empecé a escribir a las 4 am. A veces me da miedo quedarme sin creatividad, como si se tratara de algo que sale abajo del colesterol en un exámen de sangre o una pastilla que se toma todos los días. Ojalá fuera así­, de esa manera uno sabría cómo va todo, pero no. Resulta que no se sabe y sólo sabemos lo que creemos saber.

Me encuentro con mis yo pasadas. Revisamos el archivo de todo lo que nos trajo acá. Tengo otras veinte mi caminando por la casa y observando esta vida desde distintos tiempos. Algunas sobreexigentes, muchas están plácidas, una llora todo el día y otra le hace té. Hay une niñe ansiose medio darkie que se hace daño. Me cae bien la que baila y prende el karaoke. Mucho análisis por ahora, realmente solo quiero que estos días sean leves. Ya quiero salir a tomarme una birra con mis amigos y abrazarlos sin miedo caminando por las paredes, quieta en un mismo lugar como nunca hice en todos estos años o más consciente que nunca.

Quiero aprender a escuchar el sonido del silencio, quiero destruir la imagen de mí, derretirme en miles de variantes posibles. Que la simple idea de lo erótico no sea sólo el concepto de englobar mi subjetividad.

Mi realidad: quiero ser como el agua. Transparente, siempre fluida. Capaz de disolverse o separarse, invisible o rígida, buscando siempre su propio reencuentro como las olas y el viento sucundum sucundum o Alí Baba y la cuarentena de ladrones de ADN.

Esta oportunidad obligada me ha hecho ver lo mucho que tengo. Me ha permitido creer que hay algo mas allá de lo que mis ojos pueden ver, me ha permitido sentir el deseo de vivir realmente con nuevos proyectos que vayan mas allá de mis fronteras mentales. Poco a poco la rabia se apodera de mí. No puedo controlar cuándo llega o cuándo se va, está latente y sale en cualquier momento. No hay que apresurarse en llamar casa a un lugar y me parece fantástico. Arándanos y mil velas ardiendo por la inocencia que nunca vamos a recuperar. Encantados de caminar entre las nubes mientras los buitres se pelean. Es lo que es, hasta que ya no es.

Ella tenía que estar con el hielo en la rodilla — eso le habían dicho — por lo menos cinco minutos. Lo sabemos todos, sí, eso de cuidate, querete, pero es más fuerte el impulso de saltar las barreras y dejarse llevar por el aquí y ahora en el aire, por la sensación de “tengo que hacer tal cosa”.

Se escuchó un hermoso bombo y la vi zapatear. Renga como estaba, bailó como loca. Quería sacar algo desde adentro que pedía salir a gritos. Corrí y la abracé. Saltamos y giramos, nos reímos y lloramos al vernos a los ojos. Nos abrazamos, nos fundimos en una nuevamente. Recordé que el agua hervía y encendí mi incienso. Respiré, volví a amarme y ser yo. Pero parece que no terminan de aprender: en otoño las hamacas paraguayas no sirven pero sí los paraguas. Al mismo tiempo el otoño, tan callado, tan intenso, tantas noches inexistentes, tantos días inexplicables. Al final, daría todo mi calor por volverte a abrazar.

¿Encontraste mis medias? Todas las palabras del mundo no alcanzan. De pronto, a lo lejos, se oyó un golpe y corrí a esconderme porque sabía quién venía. No podía echarlo a perder. Estando tan cerca de la verdad, me compre una soga para hacer ejercicio aunque quizás la use para ahorcarme.

Pero sucedió algo inédito. Los muertos revivieron de entre las tumbas convertidos en zombies: los únicos que podían enfrentarlos eran las personas del mundo que se curaron del virus gracias a la vacuna. Sus organismos habían creado anticuerpos evolucionados con la fuerza e inteligencia suficiente para sobrevivir a los ataques. Fue así que un científico obsesionado con esta vacuna decidió juntar a todos los superhumanos esparcidos por el mundo a través de una cadena de llamados masivos para que se encuentren, con el objetivo de darse una segunda dosis de entrenamiento: que todos los seres sean felices, encuentren la paz y plenitud. Debía actuar urgente. Miró aquel cuadro viejo y todo le pareció obsoleto.

Entendimos la fórmula de un vínculo tóxico: Ser por los ojos de los demás.

Estaba rodeada de cuatro paredes en penumbra, observo un agujero en el techo por donde cae el agua. Siento que me ahogo y me dejo hundir en las profundidades de mi subcontinente. Sentía la humedad que recorría mis mejillas. Nadie me escucha, nadie me ve. De repente veo una luz. Se acerca alguien y me extiende la mano, me levanto y lo abrazo. Añoraba el contacto humano.

El frío de la oscuridad se fue y siento la calidez que me faltaba, susurro «estoy bien ahora, gracias». Todos tenemos que cantar con las montañas y colores en el viento descubrir. El chicle que te gusta volverá a estar a la moda.

Entonces todo explotó y nuestras caras quedaron manchadas de amarillo. Al final ella solo quería porro, vino dulce y que Antonio Birabent le vuelva a ver las historias mientras aún sea de madrugada.

— Salud — Le dijo la yuta mientras le pedía el DNI.

Me aburre la clase virtual y prefiero escribir otra historia, hablar de la yuta o hablar del faso. Aquel bosquejo que pretende representarme, sólo me encuentra en el trazo intermitente, habitando los espacios de la totalidad. Tengo al miedo sentado en la reposera del balcón, fumándose un pucho, mirándome directamente a los ojos cuadrados en la pared.

Lo que no sabíamos era lo que se escondía detrás de los bigotes de Alfonsín en la oscuridad de la noche, junto al borde de mi cama. Vi sus ojos por primera vez, el dolor de panza no me deja dormir. ¿Cómo hacerlo? si hace meses que no te veo.

En una hora el despertador anunciará un nuevo día sin verte. Si todo esto acabara y nos descubriéramos aún más iguales que al principio. Un más acá, un más allá, un adónde ir, un “no te quedes quiete”, un “no me olvides”, un “Al final, cuando todo esto termine, voy a poder acampar para tomarme una botella entera de vos y seguir de pie”, un libro, un beso, un guiño, un dulce, una canción, un codazo, un sueño, un telón de fondo, un montoncito de otoño, un pasito de baile, un empujón hacia el abismo, un algo, tirame un algo.

Estoy hartx de mirar una pantalla después de revolear todas las cartitas por la ventana y que la vecina me haya puteado por ensuciar la vereda. Pensé que quizás, era mejor hacer mi catarsis con menos dramatismo. De mi nombre parte una historia y de mi ser un sentir. Entonces desapareció. No dejó rastro ni de su cuerpo, ni de su varita mágica.

¿Quién podría saber a dónde se había ido? Solo una persona. Sin embargo llegó el momento de convencerme de que ya fue todo, quizás es mejor así, o no, pero así está fluyendo. Hago espacio para recibir lo que vendrá. No puedo negar que en algún momento esperé tus besos, pero las ganas de esperar también ya fueron.

Estar con los dos a la vez me lleva a entender algo muy claro: amo la pasión del que siempre se va y vuelve pero también amo la seguridad del hombre que está ahí para mí. No todo se puede obtener en esta vida. En mi búsqueda espero encontrar un hombre que me brinde lo que deseo en una pareja. No tiene sentido, pero lo hago igual. La repetición continúa y no aprendo nada. Lloro por las espadas que clavo en mis costillas. Un viento fuerte me arrasa hacia no sé dónde y yo me dejo llevar por las alturas aún sabiendo el dolor de las caídas.

No porque el cielo esté nublado quiere decir que las estrellas murieron mientras cultivaba una rosa blanca. Hace días que mi mundo pendula entre aquellos que disfrutan del juego y los que permanecen en la fosa del horror: un canal de YouTube sin contenido. Desperté entre lágrimas involuntarias luchando para salir de una cama demasiado cómoda.

Corrí a aferrarme a todo lo que me hace bien y ese día sucedió como cada vez que estoy a punto de caer: algo se abre, algo brilla, algo llama, algo empieza a vivir un día a la vez en el fondo de la mar, un pez llamado Juan Puedesdecirquesoyunsoñador Peronosoyelúnico.

Mirame adentro de la laguna violeta, entre montañas rodeadas de sakuras y nísperos. Todas las noches soñaba que estaba en un aeropuerto lista para embarcar a Barbarie. Los perros contentos movían sus colas al ritmo de la canción 22 de Tini. Arrastré lo dulce y arrastré lo seco pero ninguno me dio satisfacción, resistiendo a lo irresistible o encontrándonos de golpe tan locos y tan solos.

Después de todo eso que había pasado, abrió los ojos y se dio cuenta de que no recordaba el nombre de la reconciliación del ser en sábanas de silencio.

El jueves rompí­ la cuarentena para ir a visitarlo, creía que viéndolo por un día iba a estar mejor, pero fue al revés y me di cuenta lo miserable que soy sin él.

“Conocéis alguien en la vida que va y vuelve. Es algo difícil de desprender porque cuando estás en una etapa diferente de tu vida, vuelve a seguir involucrado sin saber por qué no podéis sacarlo. El destino se encarga de volverle a poner al frente tuyo cuando creáis que ya lo olvidaste a pesar de tener junto a ti a tu salvador, el hombre que te cuidaba mientras lo olvidabas.”

Poner en marcha la atmósfera para recrear la realidad pensando la situación. Tal vez sería mejor hacerlo internacional, no tenía sentido habitar ese lugar tan hostil. Yo quería vivir en una cabañita con vos.

Las modelos ahora lucen barbijos y yo me ahogo como se ahogan ellas bajo la friselina bi capa con bolsillo para papel tissue mientras que tres tristes tigres comen trigo en un trigal para renacer desde el dolor que supimos construir.

No se olvide nunca que usted existe porque no podía ser de otra manera:

Seja na vida o que você espera de volta.

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