5 películas que un aspirante a cineasta debe ver (y difícilmente verá en la escuela)

Fernando Mendez Arroyo
Blog de La Fauna
Published in
5 min readJul 15, 2018
8 mm. Fotografía: Javier Solórzano.

Ver una gran cantidad de películas es de las tareas más importantes de cualquier aspirante a cineasta. Hay películas que por sus cualidades técnicas o narrativas son imprescindibles para la formación en artes audiovisuales y que cualquier escuela proyecta a sus alumnos como parte de su plan de estudios. ‘Ciudadano Kane’, ‘El acorazado Potemkin’, ‘El sacrificio’ son algunas de las cintas que fácilmente pueden verse en cualquier institución. No hablaré de estas cintas porque su calidad e importancia no dan lugar a duda. Abordaré algunas películas que, en mi opinión, son igual de importantes y generalmente no se incluyen en el temario de las escuelas de cinematografía.

  1. La pasión de Juana de Arco (1928) — Carl Theodor Dreyer

Cinta del último año oficial del cine mudo que muestra el nivel de refinamiento técnico y narrativo de este periodo. Contada prácticamente a través de uso de close ups a rostros maravillosos sin maquillaje (lo cual dramatiza su expresividad), y con la demencial interpretación de Reneé Falconetti, la película se convierte en un estudio sobre la fe y la humanidad de la heroína francesa. Al final de la cinta se aprecia una de las secuencias más impresionantes a nivel de realización y edición en la historia del cine. Una clase magistral de realización cinematográfica.

2. Sunset Boulevard (1950) — Billy Wilder

La primera película narrada por un muerto. Para el inicio se construyó una piscina con suelo de cristal que permitiera filmar desde abajo el plano de presentación del protagonista, cuyo cuerpo flota en el agua.

Esta cinta podría interpretarse como una crítica y burla de la época dorada de Hollywood (examinada desde dentro de la industria) y cuenta entre sus actores a los renombrados directores Cecil B. DeMille (interpretándose a sí mismo) y a Erich von Stoheim (director clave de la era del cine mudo) como el director que abandona su carrera para entregarse a su actriz fetiche: Norma Desmond.

Haciendo una dura reflexión acerca de cómo la entrada del cine sonoro provocó que se desecharan varios pilares de la era anterior Desmond se convierte en un reflejo de la propia actriz que la interpreta, Gloria Swanson, quien perdió su carrera con la llegada del sonido sincrónico.

Hay que ver esta película por la dirección de actuación y la profunda reflexión hacia la industria. “Sunset Boulevard” es un paradigma dentro de la época de oro de Hollywood.

3. Una mujer bajo la influencia (1974) — John Cassavetes

Brutal, honesta y transgresora, “Una mujer bajo la influencia” es la obra más importante del director John Cassavetes y de la actriz, también su esposa, Gena Rowlands.

Rowlands interpreta a Mabel, personaje que cae en desesperación producto de su vida totalmente gris. Su marido, que ama a Mabel, es demasiado torpe para ayudarla y termina destruyendo toda posibilidad de un encuentro emocional entre ellos. Erróneamente se cree que las películas de Cassavetes eran improvisadas, noción falsa porque existía un guión sólido detrás de ellas (Sólo su primer filme, Shadows, surgió de improvisaciones). Lo cierto es que Cassavetes sí otorgaba libertad inmensa a sus actores, poniendo la cámara al servicio de los intérpretes y no al revés, el resultado son actuaciones intensas y brutales, capaces de desbordar emociones poderosas.

Filmada en la propia casa de Cassavetes, e incorporando a sus hijos y su madre como parte fundamental de la trama, este director nos enseña la posibilidad de filmar con los recursos que tenemos a la mano y lograr obras honestas de gran belleza.

4. Holy Motors (2012) — Léos Carax

Completamente inclasificable y misteriosa “Holy Motors” es una película que tiene que verse para comprender su importancia.

Dénis Lavant intepreta, de forma magistral, a un hombre llamado Oscar que viaja en una limusina a lo largo y ancho de una ciudad transformándose en diversos personajes en un mundo en el que la ficción ha traspasado al cine y al teatro y se vive de forma cotidiana. Una reflexión sobre el cine y la ficción misma, tan extraña como poderosa.

5. The room (2003) — Tommy Wiseau

… o en realidad cualquier mala película. Porque es importante comparar lo que aprendemos con alguna cinta malograda por la razón que sea.

Por otro lado, “The room” es una delicia para ver. Se debe tener un talento especial para lograr “la peor película de todos los tiempos”, título que le quitó a “Plan 9 from outer space” de Ed Wood. Recomendable para pasar un buen rato pero también para analizar los errores que no queremos cometer.

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Fernando Méndez Arroyo es egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), licenciado en Artes por parte de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y tiene la maestría en Producción Artística por parte de la misma universidad. Actualmente dirige su propia productora: Mendez Creativo.

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