Valle visionario

El enfoque innovador de Blue Sky Center sobre problemas de la comunidad en el Valle de Cuyama le da voz al arte en la gran conversación

California Arts Council
California Arts Council
9 min readJul 8, 2021

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por Kimberly Brown, California Arts Council
fotos por Noé Montes

“Cuyama River, NW Valley.”

Al noroeste de la metrópoli de Los Ángeles, tras un viaje de aproximadamente dos horas por una carretera poco transitada, la ruta 166, llegamos a una zona desconocida de la geografía vasta y diversa de California. Rodeadas por una escarpada cadena montañosa, yacen ocultas 300 millas cuadradas de campos y llanuras inundables, un suelo de praderas y matorrales que se extiende bajo un cielo abierto e infinito.

Este es el Valle de Cuyama.

Unas 1000 personas habitan los dos pueblos principales de la región, Cuyama y New Cuyama, y este último es el de mayor población. El valle está situado en la confluencia de cuatro condados: Santa Bárbara, Kern, Ventura y San Luis Obispo, pero alejado de todos sus centros urbanos o políticos.

Cuyama le debe su nombre a los Chumash, los habitantes originales de la región costera. A mediados de 1800, la mayor parte de la población nativa había sido reubicada a la fuerza y evangelizada en misiones españolas, y la tierra se convirtió en terreno de pastoreo para el ganado, y luego para riego y agricultura.

“Si hablamos de escuelas, también hablamos de acceso a los alimentos, también hablamos de vivienda, de empleo, de salud… Todas esas cosas están entrelazadas. Muchas personas aquí tienen varias ocupaciones diferentes”.

Jack Forinash
Codirector ejecutivo
Blue Sky Center

El descubrimiento de yacimientos petrolíferos en la década de 1950 provocó un breve auge del desarrollo económico. La empresa Richfield Oil Company, que más tarde formaría parte de ARCO, estableció los pilares de la ciudad de New Cuyama sobre su producción petrolera, y construyó viviendas para sus trabajadores y servicios locales para satisfacer las necesidades básicas de los residentes. Pero enfocar la economía hacia un solo objetivo hizo que se agotara rápidamente el oro líquido que había bajo la tierra y, en la década de 1980, los intereses petroleros dejaron de bombear y se desplomaron. Sus trabajadores se marcharon, y la zona retomó sus modestas raíces agrarias.

Hoy, una nueva organización, instalada en la antigua sede de la petrolera, vuelve a poner sus miras en el desarrollo económico de la región, esta vez con un enfoque más diverso y sostenible.

De izquierda a derecha: “Irrigation,” “Arturo,” “Onesimo Torres.”

“Es muy común que en los entornos rurales no puedas especializarte… supongo que es una forma fácil de decirlo”, expresó Jack Forinash, codirector ejecutivo de Blue Sky Center, junto con Em Johnson. “Si hablamos de escuelas, también hablamos de acceso a los alimentos, también hablamos de vivienda, de empleo, de salud… Todas esas cosas están entrelazadas. Muchas personas aquí tienen varias ocupaciones diferentes”.

Desde 2016, Blue Sky Center ha centrado su trabajo multifacético bajo el paraguas de la resiliencia rural. Ha llevado adelante iniciativas en función del contexto local para abordar las desigualdades del desarrollo rural y apoyar el empoderamiento económico en colaboración con los residentes y los propietarios de negocios de Cuyama.

Como parte de ese esfuerzo, se emplean soluciones creativas para afrontar los retos mediante la contratación de profesionales creativos, lógicamente, como diseñadores, artistas y profesionales rurales, para abordar las necesidades y los desafíos de la región en diálogo con la comunidad.

“En la medida de lo posible, tratamos de contratar a artistas y profesionales creativos para que desempeñen esas funciones, porque podemos pensar de forma más holística e involucrarnos de forma más creativa en estas duras conversaciones… a veces puede ser un poco más difícil descifrar cuál es el verdadero problema sistémico que está ocurriendo”, dijo Forinash. “Es realmente asombroso ver cómo el pensamiento de diseño, el pensar críticamente en torno a los obstáculos, abordar de forma creativa los problemas tiene un impacto mucho mayor”.

Untitled (“Pink Ball”).

Uno de estos proyectos consiste en exponer el trabajo del artista residente Noé Montes, un fotógrafo ubicado en Los Ángeles, cuyas impactantes imágenes del Valle de Cuyama y sus residentes se combinan con historias y perspectivas de la comunidad en una edición del periódico regional. Las sesiones de intercambio de ideas con los residentes ayudaron a elaborar el contenido adicional del periódico; Montes también dirigió a estudiantes adultos locales en talleres de fotografía de desarrollo profesional.

Todo ello con la intención de utilizar el arte como una voz más en los asuntos importantes de la comunidad.

Montes nació en el seno de una familia de trabajadores agrícolas migrantes en Modesto. Descubrió la fotografía a los 20 años, mientras trabajaba como técnico electrónico en Arizona. Las clases nocturnas de la universidad local despertarían su interés inicial en el campo y su posterior búsqueda de la fotografía como profesión. Sin embargo pasarían muchos años antes de que encontrara su verdadera vocación en este medio.

“Estaba trabajando en ese mundo, en el mundo editorial comercial aquí en Los Ángeles, trabajando para convertirme en uno de esos fotógrafos que consiguen esos trabajos… sesiones de fotos para las revistas y todo eso”, contó Montes. “Pero me empecé a cuestionar lo que estaba haciendo, porque vi otras personas que ya estaban haciendo lo que yo quería hacer, y me di cuenta de que en realidad no eran muy felices”.

A través de su lente, Montes cuenta colectivamente una historia vivida y única de la vida en el Valle de Cuyama: su tierra, su economía y su gente, tanto la belleza como la zozobra.

“Evening Light.”

“Al mismo tiempo, siempre me había interesado la acción social, incluso desde una edad temprana. Así que empecé a buscar un trabajo que combinara esas cosas: el arte, la fotografía y la acción social, y el trabajo con la comunidad. Y muy lentamente, me alejé de ese objetivo de buscar un trabajo editorial comercial para buscar un trabajo que tuviera sentido, que realmente ayudara a la gente de un modo u otro”.

Durante los últimos veinticinco años, Montes ha desarrollado esa pasión por el trabajo significativo y lo ha convertido en una práctica artística exitosa, documentando áreas geográficas y temas sociales específicos como herramienta para el compromiso cívico.

A través de su lente, Montes cuenta colectivamente una historia vivida y única de la vida en el Valle de Cuyama: su tierra, su economía y su gente, tanto la belleza como la zozobra. Sus imágenes desdibujan las líneas del imaginario industrial y se convierten, por momentos, en bellas artes y, otras veces, en la naturaleza misma. En una toma, una pila de láminas de plástico polvorientas evoca la sensación de un revestimiento increíblemente delicado de mármol de Bernini; en otra, yace una pila de tuberías de riego para levantar vuelo al frunce de los labios, como las semillas de un diente de león.

Los retratos de Montes son igualmente convincentes ya que captan el aura de la pequeña pero poderosa comunidad del valle.

“Para sobrevivir en un lugar como el Valle de Cuyama, debes pasar por muchas cosas. Puede ser duro. Puede ser un lugar difícil para ganarse la vida y mantenerse. Pero una vez que lo consigues, es un gran lugar que todo el mundo aprecia”, expresó.

La historia del Valle de Cuyama — de centro agrícola a región petrolera y viceversa, hasta la aparición de Blue Sky como recurso empresarial regional — es una historia singular, y con un futuro aún por escribir. Se asemeja mucho al proyecto fotográfico en sí mismo, un lento pero meditado alejamiento de la forma de hacer las cosas en la gran ciudad.

Izquierda: “Plastic Sheeting, White.” Derecha: Untitled (“Marker”).

“En los centros urbanos, es como que se parte de ideas urbanas y luego se intenta reducir la escala”, explica Forinash. “El trabajo que hacemos es tratar de mostrar lo que está ocurriendo aquí, y la innovación que existe”.

Con la creatividad al frente, Montes no concibe otra forma de trabajar.

“Conozco muchas otras personas que enfocan la creatividad de esta manera, es decir, tiene que estar al servicio de algo: de la comunidad, de otras personas” dijo.

“Así debería ser. Así debería ser nuestro compromiso con el mundo. Y, ya sabes, teniendo en cuenta cómo estamos hoy, a nivel político y social, siento que hay más necesidad que nunca”.

Izquierda: “Carolina Solorio.” Derecha: “Cesar and Sandra Uribe.”
Izquierda: “Charlene Cooper.” Derecha: “Nopales.”

En 2020, el Blue Sky Center se convirtió en becario del Consejo de las Artes de California por primera vez a través del programa Artistas en Comunidades, en apoyo al trabajo de la organización con Noé Montes para fomentar la resiliencia en el Valle de Cuyama.

SOBRE NOÉ MONTES

Noé Montes nació en Modesto. Creció en una familia de trabajadores agrícolas migrantes que viajaban por todo el Valle Central de California siguiendo las cosechas. Al terminar el colegio secundario, trabajó poco tiempo en el campo de la electrónica hasta que encontró el medio de la fotografía. Al mismo tiempo, con el objetivo de ayudar a otras personas, empezó a trabajar con organizaciones comunitarias. A lo largo de los últimos veinticinco años, Noé ha desarrollado una práctica de compromiso social con trabajos documentales en torno a lugares geográficos o problemas sociales específicos. En colaboración con socios locales, utiliza ese trabajo como herramienta para el compromiso comunitario y cívico a través de programas que incluyen exposiciones, talleres y diálogos comunitarios. También trabaja para integrar las historias de las comunidades que documenta en el relato histórico estadounidense.

Para obtener más información, visita www.noemontes.com.

SOBRE JACK FORNIASH

Como codirector ejecutivo de Blue Sky Center — y, en el Valle de Cuyama, como vecino y miembro de la comunidad — Jack Forinash se ha centrado en la búsqueda de una definición de Cuyama que sea cuantificada, verificada y autodeterminada. Con su atención al detalle y su amor por las hojas de cálculo, Jack enfoca los debates sobre el desarrollo rural en la importancia de los datos para comunicar la experiencia humana de un lugar. Desde hace dieciséis años, Jack prefiere establecer su hogar en pueblos de no más de mil habitantes, pues cree que, cuando conocemos a todo el mundo por su cara y su nombre, tenemos la mejor oportunidad de expresarnos como una sociedad civil. Pasa las noches mirando las estrellas y la luna, además de escribir cartas y hacer arte (sobre las estrellas y la luna).

Para obtener más información, visita www.blueskycenter.org.

DREAM es la revista de arte y cultura más nueva de California, publicada por el California Arts Council (Consejo de Artes de California), la agencia estatal de las artes.

La publicación anual incluye voces e historias de todo el estado, compartiendo un vistazo del profundo impacto de la creatividad y la expresión cultural en una región tan amplia y diversa como California. La primera edición explora lo que significa soñar y presenta a artistas y portadores de cultura de comunidades de todo el estado.

Visita www.arts.ca.gov/dream para obtener más información.

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