Volando en el viento con un pueblo bajo nuestras alas

Una conversación con Phoebe Beasley y Nashormeh Lindo

California Arts Council
California Arts Council
16 min readJul 8, 2021

--

con Phoebe Beasley y Nashormeh Lindo
entrevistadas por Caitlin Fitzwater, California Arts Council

Phoebe Beasley y Nashormeh Lindo, quienes fueron compañeras en el Consejo de Artes de California durante cuatro años, viajaron por el estado para realizar reuniones públicas con el objetivo de tratar los temas de las subvenciones y de las políticas del Consejo.

En febrero de 2021, Beasley, una aclamada artista de técnica mixta, y Lindo, artista, profesora y expresidenta del Consejo, se unieron para tener un diálogo íntimo sobre sus vidas y trayectos como artistas, profesoras, líderes en materia de políticas y mujeres negras.

COMIENZOS

Phoebe Beasley: Cuando estaba en la secundaria, mi orientadora universitaria me preguntó qué carrera tenía pensado seguir. Le comenté que planeaba estudiar una carrera relacionada con el arte, y lo primero que hizo fue reírse. “¿Acaso dije algo gracioso?”, pensé. Terminó de reírse y me dijo: “Las artistas negras no existen, lo tienes que entender. Necesitas tomarte con seriedad el hecho de elegir una carrera universitaria antes de que envíe estos expedientes. Vuelve mañana, porque claramente tienes que pensarlo un poco mejor. Avísame lo que decidas”. Y me fui de allí sintiendo indignación y un poco de furia. Así que, al día siguiente, me presenté y, con absoluto convencimiento, le dije: “Puedes poner ‘Arte’, porque eso es lo que planeo estudiar”. No tenía nada más para decirle. En ese momento no lo sabía, pero la Universidad de Ohio (Ohio University), en donde luego estudiaría, iba a ser el lugar más acogedor que podría haber imaginado. Allí nadie me dijo que “las artistas negras no existen”.

Phoebe Beasley con su hermana Annette B. Coleman y su madrastra Mildred Gaines después de que Beasley pronunciara los discursos de graduación de la mañana y de la tarde y recibiera un doctorado honorario en bellas artes de su alma mater, la Universidad de Ohio, en junio de 2005.

Cuarenta años más tarde, en 2005, la Universidad de Ohio me concedió un doctorado honorífico por todo lo que había logrado tras haber obtenido mi Licenciatura en Bellas Artes (Bachelor of Fine Arts) en 1965. Tuve el honor de ser la primera oradora de la ceremonia de graduación. Fue un punto cúlmine para mí, tener a mi familia entre el público y a mi madrastra también, quien me había incentivado a ir a la universidad; para ella, fue el momento de mayor orgullo.

Nashormeh Lindo: Primero, me gustaría expresar el honor y el placer que significa para mí tener esta conversación contigo, Phoebe. Tu reputación te precede, y estoy entusiasmada por tener la oportunidad de trabajar y exponer juntas. Siempre amé el arte. De niña, me encantaba dibujar y hacer cosas. Dibujaba hasta en las paredes. Mi padre trabajaba como fabricante de papel industrial y solía traerme a casa retazos de cartón para que yo los pintara. Ninguno de mis padres fue a la universidad, pero ellos confiaban y se aseguraron de que mis hermanos y yo tuviéramos una buena educación. Y fomentaron especialmente el arte en mí. Visitábamos museos y bibliotecas, y en nuestra casa siempre había libros. El hecho de que viviéramos en Filadelfia, además de la importancia que ella tenía, hizo que conociera a Marian Anderson, una persona a quien mi padre adoraba. Él ponía sus discos y tenía atesorada una lista autografiada de una de sus presentaciones. Eso representaba una afirmación y un ejemplo de la excelencia artística de los negros. Sin embargo, en las escuelas a las que asistí no me enseñaron nada sobre ella.

Una de las primeras fotos de Nashormeh Lindo: Un retrato familiar del domingo por la mañana en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Madre Bethel (Mother Bethel African Methodist Episcopal Church) en Filadelfia.

Me especialicé en artes en la Escuela Secundaria de Filadelfia para Niñas (Philadelphia High School for Girls), en donde fui la chica negra solitaria de las clases de arte, si bien tuve una profesora compasiva. En la Universidad Estatal de Pensilvania (Pennsilylvania State University), también me especialicé en arte y, una vez más, fui la única estudiante negra de la clase. Comencé a buscar información sobre artistas mujeres y negras. No tenía profesoras de arte que fueran negras y mis profesoras blancas, dos de ellas realmente maravillosas, no podían enseñarme nada sobre artistas afroamericanas porque ni siquiera ellas conocían alguna. Como estudiante, siempre me cuestionaban el contenido de mi trabajo. Me preguntaban por qué tenía tantas imágenes “políticas” de personas negras. Jamás se me hubiera ocurrido no representar esas imágenes porque reflejaban quién era yo y lo que me importaba. Eso aumentó mi necesidad de conocer a alguien como yo que estuviera haciendo algo parecido con el arte. Encontré a esas personas en los libros, no en las clases de historia que me ofrecían. Conocía sobre artistas y amaba a Picasso, Matisse y Dalí. Sin embargo, hubiera significado muchísimo para mí haber aprendido qué tan influenciados por el arte africano fueron, algo de lo que tampoco aprendí demasiado. Aunque me gradué de licenciada en arte, en general, no me sentí particularmente contenida allí.

Tras graduarme, me llevó diez años regresar a la Universidad Estatal de Pensilvania; esta vez, para realizar una exposición y un simposio sobre, ni más ni menos, arte negro. Muchos de los artistas que encontré en la Biblioteca Pattee (Pattee Library) parecían haber salido de esos libros y estar caminando por mi alma mater, en tiempo real. Fue inquietante, pero catártico. Todavía exploro sobre temas de identidad, familia e historia sociocultural en mi trabajo, tanto de manera visual como escrita.

SER UNA ARTISTA

Beasley: La manera en que me percibo como artista es muy polifacética porque no es lo único que me define. Es solo uno de los principales componentes de mi vida, como parte del negocio o la filosofía, o el entendimiento de la condición humana. Al haber trabajado durante muchos años en cuestiones de políticas, inclusive como comisionada de las artes del condado de Los Ángeles y como miembro del Consejo de Artes de California, para mí, ser una artista también significa decidir sobre políticas y procedimientos. Todas estas partes que me conforman son inseparables; representan lo que soy y lo que pienso. Alterno entre una y otra todos los días.

Así que cuando alguien me reconoce como artista, me hace pensar que ha visto mi arte o que sabe mediante otras personas que soy una artista, y es interesante escuchar lo que tienen para decir. A veces, lo primero que escucho es: “No pareces una artista, tú sabes; no te vistes como una artista”, y así. Por poco tengo que convencer a la gente de que en verdad fui yo quien hizo la obra de arte que está colgada en la galería. Lo importante es el arte que he creado y que está en la pared, y si eso te dice algo, entonces es lo único que importa.

Arte de Nashormeh Lindo.

Lindo: Phoebe, el hecho de que hables sobre ser polifacética me parece importante. Creo que quienes trabajamos en la parte administrativa de las artes, a menudo, somos criticadas por hacerlo. La gente parece creer que, si una no crea arte de forma exclusiva las 24 horas del día, los 7 días de la semana, o no tiene cierto aspecto, actúa o habla de una manera determinada esto afecta de algún modo la autenticidad y relevancia como artista. Noté esto en muchas personas, incluidos otros artistas. Una puede ser artista y también dedicarse a la promoción y a las políticas, que son una forma de arte en sí mismas. Esto no disminuye la importancia ni la capacidad de ser creativa o de hacer arte significativo e impactante. A lo largo de la historia, fueron artistas quienes iniciaron y dirigieron la mayoría de las organizaciones artísticas. Por necesidad, la mayoría de los artistas tienen que trabajar por un sueldo fijo para pagar las prestaciones médicas, el alquiler, la comida y el sustento diario. Esto sin incluir los suministros de arte ni los viajes. Sé que tuve que hacerlo. Romare Bearden era trabajador social. Humbert Howard trabajó en la oficina de correos. Tú trabajaste en la radio. ¿Qué hay de los artistas que tienen cónyuges o hijos? Esos también son trabajos a tiempo completo. Palmer Hayden era un conserje que pintaba en su cocina. Una se hace el tiempo para hacer lo que tiene que hacer.

Del mismo modo, pienso en los artistas que formaron parte del Consejo de Artes de California. De hecho, muchos de los primeros miembros del CAC eran artistas. Peter Coyote, Noah Purifoy, Suzanne Jackson y Ruth Asawa fueron pioneros en esta organización. Esta representación es importante a la hora de tomar decisiones porque incluye la perspectiva de los artistas en ejercicio. Requiere de una gran cantidad de sacrificios. Pero miren lo que hemos conseguido durante nuestro mandato en el Consejo al establecer la importancia de la equidad, al introducir programas nuevos de subvenciones para artistas individuales, becas para personas de color dedicadas a la administración de artes, al proporcionar honorarios a los panelistas y al establecer otras prioridades que han tenido un verdadero impacto en el campo a nivel nacional. Tener un lugar en la mesa donde se toman las decisiones críticas es esencial para generar los cambios e innovaciones necesarios en este ámbito. Los artistas podemos hacer cosas increíbles porque tenemos la perspectiva de vidas polifacéticas que se entrecruzan de muchas maneras interesantes y maravillosas.

Phoebe Beasley y Nashormeh Lindo con la artista Mildred Howard (en el centro).

Hay una vieja frase: “Los que pueden, hacen, y los que no, enseñan”. Tal vez esto sea cierto, para unos pocos. Pero, en general, es muy desacertado, en un sinfín de aspectos porque la enseñanza eficaz requiere un cierto tipo de visión creativa y de “hacer”. Tampoco considero que la enseñanza reste creatividad a una persona. De hecho, a menudo, esta realza la propia práctica artística. Pienso en personas como tú, Phoebe, y como yo, y en otros artistas y educadores como Samella Lewis, Richard Mayhew, Mildred Howard y Daisy Newman, podemos nombrar a cientos, que han demostrado que ese adagio es engañoso. Además, tenemos que ser el ejemplo para los estudiantes que necesitan vernos y saber de nosotros. Muchos de nosotros somos polifacéticos, tenemos varios talentos, y los espacios en los que estamos son necesarios para ganarnos la vida, para mantener las tradiciones y para que se escuchen nuestras voces. Hacer arte es una lucha. Existe la cuestión del tiempo, pero ese es otro sacrificio que todos los artistas tienen que considerar. Aunque sea difícil, también es un trabajo significativo y gratificante. Me encanta trabajar con los jóvenes. Además, a veces nos divertimos.

LA PRÓXIMA GENERACIÓN

Beasley: Empecé como pintora de hard-edge (pintura de bordes duros). Willem de Kooning y Jackson Pollock eran mis héroes. Si ven mis primeros trabajos, tienen lienzos rasgados que trabajan por detrás y por delante del lienzo. Y hay quienes adoran mis primeros trabajos, pero en algún momento tuve la necesidad de volver a mi espiritualidad. Cuando hablo con los estudiantes sobre los artistas negros, queda en evidencia la verdadera falta de conciencia y comprensión que hay de nuestra historia. Mi generación comenzó con las clases de arte de negros y los estudios afroamericanos, pero hoy muchos estudiantes parecen ignorar nuestra historia. Lo doloroso para mí es que dedicamos tiempo y esfuerzo en las décadas de los sesenta y setenta; incluso antes de eso, nuestros padres y abuelos lucharon por este reconocimiento.

Arte de Phoebe Beasley: Political Postures collage | 24 × 36 pulgadas | 2002; Sunday in Birmingham collage | 24 × 48 pulgadas | 1979; Wheels Down en LAX and View the Elegance and Style of Paul R. Williams, Architect collage | 36 × 36 pulgadas | 2010.

Hoy en día, hay muchos jóvenes que lo único que conocen es el día de ayer. Literalmente, lo que ocurrió la semana pasada. Pero si les preguntas por su historia, por personas importantes de nuestro pasado, no saben nada, aunque se hayan escrito libros y tengan acceso a la información.

Mi manera de educar a los jóvenes sobre nuestra historia es a través de mis obras de arte. Wheels Down at LAX and View the Elegance and Style of Paul R. Williams, Architect es un ejemplo. Williams construyó el edificio temático del aeropuerto internacional de Los Ángeles; el hotel Beverly Hills; las casas de ricos y famosos, como Frank Sinatra y Lucille Ball; y fue la primera persona negra en ser miembro del Instituto Americano de Arquitectos (American Institute of Architects) en la década de 1920. Él y sus suegros también fundaron el Banco Federal de Broadway (Broadway Federal Bank) hace más de setenta años, cuando las personas de color no podían obtener préstamos de los bancos existentes.

Lindo: Busco esa estructura cada vez que vuelo al LAX. Cuando enseño a los jóvenes sobre el arte afroamericano, les doy una amplia base histórica de arquitectura, literatura, música y ejemplos de artistas visuales negros que influyeron en mi trabajo. Es importante que sepan que el mundo de las artes es rico y variopinto. Una puede inspirarse o comprender muchas cosas. Todos tienen derecho a ser creativos y a tener la seguridad de que pueden expresarse desde su propio punto de vista. Por eso también creo que es fundamental una pedagogía educativa que incorpore ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM). Eso permite conocer las conexiones, las posibilidades, de dónde venimos y cuál es el legado, para que pueda perdurar. Esos programas, exposiciones y libros de estudios negros que mencionaste, alentaron e iluminaron a una generación de artistas y educadores. Incluir una combinación del conocimiento de diferentes períodos y disciplinas les da a todos los estudiantes un panorama amplio, no solo de la expresión creativa negra, sino de la producción artística en general. Estas ideas siguen influenciando mi práctica artística personal.

ARTISTAS NEGROS E HISTORIA DEL ARTE

Lindo: Durante años, los artistas negros quedaron afuera del canon de la historia del arte en los museos, la academia y el mercado. Quedé asombrada cuando descubrí a los artistas del New Negro y al concepto de un Renacimiento de Harlem. Henry Tanner, un artista del siglo XIX, era miembro de la Iglesia Episcopal Metodista Africana (African Methodist Episcopal Church) y vivía en Filadelfia, como yo. Había recibido grandes honores por su trabajo, pero nunca nadie me lo mencionó. Me sorprendió mucho cuando descubrí que había una larga historia de artistas mujeres negras, como Edmonia Lewis, Augusta Savage y Betye Saar. Como artista visual, siempre me gustó el grabado y la pintura de paisajes, así que, como estudiante, estudié paisajes chinos. Ojalá hubiera sabido también sobre Edward Bannister, Robert Duncanson y Norma Morgan.

El violonchelista Yo-Yo Ma y Nashormeh Lindo en Oakland, 2018.

En la escuela, tampoco aprendí mucho sobre los escritores negros. Mi madre me dio a conocer a James Baldwin. Tuve la suerte de trabajar en una librería negra, donde me sentía como en el cielo, y me devoré algunas novelas y la poesía de Langston Hughes, Sonia Sánchez y muchos otros. En la escuela, leímos Hijo nativo de Richard Wright, pero muchos de mis compañeros lo consideraron “feo y doloroso”. Supongo que no pudieron manejar la crudeza de la experiencia de un negro. Pero se esperaba que leyéramos a Shakespeare, y esas historias se consideraban aceptables. Una vez, una amiga me envió una carta de una oración. Decía: “Tienes que escuchar Grandma’s Hands, de Bill Withers, y tienes que leer I Know Why the Caged Bird Sings, de Maya Angelou”. Nunca había oído hablar de ninguno de los dos. Pero, al igual que yo, era una artista joven que buscaba la confirmación de ver a los artistas negros tomados en serio. Años más tarde, mientras era miembro de la Academia de Bellas Artes de Pensilvania (Pennsylvania Academy of the Fine Arts), una de las curadoras me preguntó si alguna vez había leído Their Eyes Were Watching God, de Zora Neale Hurston. No lo había leído. Sorprendida, insistió en que consiguiera el libro.

Leer a Zora fue una revelación. Yo conocía este idioma. Conocía a los personajes y sus vidas. Como las palabras de la Dra. Angelou, me ayudó a comprender cómo nuestras experiencias eran importantes y cómo podían convertirse en arte. Me frustraba no saber por qué no nos habían enseñado sobre estos artistas en nuestras clases de literatura. Los escritores negros fueron históricamente parte de una comunidad de artistas que se apoyaron entre sí y practicaron en las disciplinas del teatro, la danza, la música y las artes visuales. Me habría dado mucho orgullo, aliento y motivación que se reconocieran formalmente estas contribuciones en los planes de estudio de las escuelas.

Beasley: Es cierto que solo conocíamos a artistas negros que fueran cantantes, bailarines o que hicieran teatro. Conocíamos a Ruby Dee y Ossie Davis, pero no a Jacob Lawrence y Elizabeth Catlett. No sabíamos sobre los artistas visuales negros para decir: “Si ellos pudieron hacer esto, yo también”. Y estaba claro, cuando comencé, que otros artistas a mi alrededor no pensaban que hablase en serio. Escuchaba cosas como, “No te tomas en serio tu trabajo; nunca serás una artista importante”. (Y, bueno, todavía hoy sigo escuchando; todo depende de quién cuente la historia).

Pero, en algún momento, los afroamericanos comenzaron a abrir sus propios museos y galerías, no nos importaba lo que los blancos tuvieran para decir porque la mayoría de ellos tenían un enfoque eurocéntrico con respecto a lo que deberíamos pensar y crear. No entendían las obras, no querían verlas, no querían mostrarlas porque su clientela, en su mayor parte, era blanca. Entonces, abrir nuestras propias galerías como colectivos de artistas negros realmente hizo que las cosas se pusieran en marcha.

“DEBES HACERLO”

Beasley: Conocí a Maya Angelou, y ella comenzó a coleccionar mis obras, a contarle a sus amigos sobre ellas, queriendo ser anfitriona de espectáculos para mí; me invitó a conocer a todas las personas sobre las que había escrito y que todavía estaban vivas. Hicimos un viaje en auto de Los Ángeles a San Francisco y, cuando llegamos, fuimos a un restaurante después de nuestro largo viaje.

Maya quería sentarse en la barra antes de que nuestra mesa estuviera lista. Cuando nos sentamos, ella preguntó: “Hermana, ¿en que estas trabajando? ¿Qué estás haciendo?” No supe qué decirle porque, como artista, cuando te hacen estas preguntas… estás tan cansada, estás agotada, no estás segura de tu propio arte y ni de tu autenticidad como artista. Entonces dije: “Bueno, ya sabes, las galerías no están interesadas en mi trabajo y es muy difícil tener dos profesiones”. Y ella me interrumpió y dijo: “Detente en este instante, para. Yo apoyé mucho tu trabajo, me preocupo por ti, me preocupo por tu trabajo. Animé a otras personas a que compraran tu trabajo. Hermana, debes hacerlo, debes hacerlo. Debes hacerlo y entender lo importante que es”.

Oprah Winfrey presentando la primera exposición individual de Phoebe Beasley en Chicago en 1988 en la Galería Isobel Neal (Isobel Neal Gallery). Amigos que asistieron a la recepción de apertura, incluidos la Dra. Maya Angelou, Stedman Graham y Gordon Parks.

Para entonces, su voz ya se escuchaba en todo el bar. Las personas alrededor nuestro dejaron de hablar. Podía sentir que todos estaban prestando atención, todos sabían quién era Maya y estaban prestando atención a esta conversación. Ella dijo: “Eres lo suficientemente inteligente y culta como para resolverlo. Eso es lo que espero que hagas. Solo diré esto una vez más: Si no lo haces, Dios te lo quitará”. Bueno, que tu querida amiga te grite en un bar con mucha gente… Recuerdo que la camarera se acercó y dijo: “Su mesa está lista”. ¡Y las lágrimas! Fue difícil evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos.

Cuando volví a casa, la claridad de las palabras de Maya seguía resonando. Apagar mi televisor durante días fue el primer paso para encontrar más tiempo para mi arte, luego pasar menos tiempo en las computadoras. Más tarde, la lista siguió con los demás dispositivos electrónicos: una ética de trabajo que me acompaña hasta el día de hoy.

EN SUEÑOS

Beasley: Los sueños nos transportan. Nos despiertan al hecho de que es hora de empezar a poner en marcha los detalles para alcanzar nuestras metas. Cuando sueño, puedo pensar en el futuro, cómo puedo hacer mi trabajo, ser útil para mi comunidad y rodearme de aquellos que reflejan la imagen que tengo de mi propio futuro.

Lindo: La primera exposición que tuve en la costa oeste se llamó Les Rêves — Dreams. El trabajo representó mis “sueños” de California. Creo en la idea de la fantasía poética, que de alguna manera los sueños nos conectan con visiones e ideas y emociones en nuestro subconsciente que se convierten en catalizadores de la creatividad. También hay una conexión espiritual. Pienso en “soñar” como un verbo: es algo que haces, que guardas en tu corazón y en tu mente. Soñar no es solo algo pasivo. Como dijo Langston Hughes, “Aférrate a los sueños / Porque si los sueños mueren / La vida es un pájaro con las alas rotas / Que no puede volar”. Los sueños nos guían hacia el conocimiento de que con una conciencia creativa podemos, de hecho, volar.

SOBRE PHOEBE BEASLEY

Phoebe Beasley es la única artista que recibió dos veces el ansiado sello presidencial en su obra de arte: primero, en 1989, cuando recibió el encargo de hacer la obra de arte oficial para la investidura presidencial del presidente George H. W. Bush; y de nuevo, en 1993, cuando el presidente Clinton presentó a los embajadores del cuerpo diplomático una de las monoimpresiones de Beasley, titulada Clinton Inaugural. Tuvo numerosas exposiciones individuales y grupales en los Estados Unidos y en el extranjero, el Departamento de Estado la honró por su participación en el programa “Arte en embajadas” (Art in Embassies), y se presentó su obra de arte en importantes exposiciones itinerantes en museos, incluida una muestra grupal montada por el Instituto Smithsoniano (Smithsonian Institution). En 1998, Beasley colaboró con la Dra. Maya Angelou, creando varias serigrafías de poemas de Langston Hughes para un libro de edición limitada titulado Sunrise Is Coming After While. Beasley se desempeñó como comisionada en la Comisión de Artes del condado de Los Ángeles de 1997 a 2012, y como miembro del Consejo de Artes de California de 2015 a 2019.

SOBRE NASHORMEH LINDO

Nashormeh N.R. Lindo es artista, educadora artística, consultora y curadora. Su trabajo como reconocida fotógrafa, grabadora y pintora se exhibió tanto a nivel nacional como internacional. Como artista, el trabajo reciente de Lindo explora la forma en que un medio influencia a otro, usando sus fotografías para el diseño de superficies en telas. Como educadora, Lindo da clases de arte a niños en Oakland y es una exinstructora adjunta de Historia del Arte Afroamericano en el City College of San Francisco. Se desempeñó como consultora para el Fine Arts Museums of San Francisco, el San Francisco Museum of Modern Art y el Oakland Museum of California. Forma parte del personal del Schomburg Center for Research in Black Culture, la New York Public Library y el Baltimore Museum of Art. Originaria de Filadelfia, Lindo recibió su Maestría en Ciencias en liderazgo educativo otorgada por el Bank Street College of Education, y su Bachelor of Arts, BA, por la Universidad Estatal de Pensilvania. Lindo se desempeñó en el Consejo de Artes de California de 2014 a 2021, y durante tres años fue la primera mujer afroamericana en ser presidenta del Consejo. Vive y trabaja en el Área de la Bahía con su esposo, el actor Delroy Lindo, y su hijo, Damiri.

DREAM is California’s newest arts and culture magazine, published by the California Arts Council, the state’s arts agency.

The annual publication features voices and stories from across the state, sharing a glimpse into the depth of impact of creativity and cultural expression in a region as large and diverse as California. The premier issue explores what it means to dream, introducing artists and culture bearers from communities throughout the state.

Visit www.arts.ca.gov/dream for more information.

--

--

California Arts Council
California Arts Council

A California where all people flourish with universal access to and participation in the arts.