Profesión: revolucionario
Comenzó en París un nuevo juicio contra Ilich Ramírez Sánchez. El Chacal, quien alguna vez fue el terrorista más buscado del mundo, dejó claro que no se arrepiente de su pasado.
- Publicado el 12 de noviembre de 2011 en la edición 1541 de la revista Semana
- Por Camilo Jiménez Santofimio
“Mi nombre es Ilich — dijo — . Como el de la Revolución rusa”. Ignorando la provocación, el juez prosiguió: “¿Cuál es su oficio?”. “Soy revolucionario de profesión”, respondió. Habían pasado pocos minutos en la Corte Superior Criminal de París, cuando un hombre canoso de chaqueta deportiva, saco y bluyín, el otrora terrorista más buscado del mundo, ya se había robado el show. Desde una cabina de vidrio, el acusado de turno, conocido como el Chacal, dirigió su mirada a los periodistas presentes, sonrió y lanzó un puño al aire.
Así empezó la semana pasada el proceso contra Ilich Ramírez Sánchez. Por primera vez, el Chacal — condenado a cadena perpetua en 1997 por el asesinato de dos policías y un informante — será juzgado por terrorismo. La Fiscalía lo acusa de haber perpetrado cuatro atentados entre 1982 y 1983. Según el sumario, este venezolano de 62 años sería el responsable de la explosión de bombas en trenes de alta velocidad en la estación de Marsella y en la redacción de la revista Alwatan, que mató a 11 personas y dejó heridas a más de 150. Ramírez extorsionó al Estado para forzar la liberación de su exesposa y uno de sus socios.
Pero no todo parece estar tan claro. Los hechos ocurrieron hace 30 años y los expedientes provienen de los servicios secretos de la Unión Soviética. Además de todo, la pieza clave de la investigación — una amenaza dirigida al ministro del Interior en la que el Chacal dejó sus huellas — desapareció. Algunas víctimas presentes en la Corte acusaron a la justicia francesa de ser lenta. Los comentaristas ya temen un fracaso, y el Chacal ha vuelto a ocupar las primeras planas. En Venezuela, incluso, han surgido grupos de seguidores.
La de Ramírez es la historia de un ideólogo radical y un asesino de profesión. El mayor de los tres hijos del próspero abogado José Altagracia Ramírez creció en Caracas, embelesado por la ideología leninista de su padre. A tal punto llegaba el fanatismo que sus hermanos fueron bautizados Vladímir y Lenin. Cuando todavía era un adolescente, Ilich abandonó Caracas para estudiar en Europa, pero en realidad comenzó su escuela antiimperialista. A finales de los sesenta ingresó a la Universidad Patricio Lumumba de Moscú. Pero pronto fue expulsado y decidió irse a la guerra. Viajó al Líbano en 1970, adhirió al Frente para la Liberación de Palestina (FPLP) e inició su carrera terrorista.
El Chacal no era un militante cualquiera.
Secuestraba, disparaba y detonaba bombas con la precisión de un relojero. Convertido al islam en 1975, se estableció como el hombre fuerte del FPLP en Francia, cooperó con la fracción alemana del Ejército Rojo y, con sus legendarias gafas de sol y su gusto por la moda, alcanzó la fama de terrorista chic. Según él, que se jactaba de poseer más de cien pasaportes y 50 seudónimos, Yasser Arafat le otorgó la nacionalidad palestina.
La ola de violencia que desató durante los años setenta y ochenta fue nefasta. Hace pocos días le aseguró al diario venezolano El Nacional que había organizado atentados que cobraron la vida de entre 1.500 y 2.000 personas. Con la caída de la Cortina de Hierro, la protección que le otorgaba el bloque comunista desapareció. En 1994 agentes del servicio secreto francés lo detuvieron en Sudán.
Así terminaron los principales capítulos, mas no la historia completa del Chacal. En la Corte de París apareció acompañado de un séquito de juristas, entre los que se encontraba Isabelle Coutant-Peyre, su abogada y esposa, que dijo: “Sus convicciones siguen siendo las mismas”. Quienes presenciaron la sesión hallaron a un hombre libre de arrepentimiento. Tras 14 años en prisión, Ilich está convencido de su vocación revolucionaria y se declara admirador de Osama Bin Laden. En 2010 dijo que estaba orgulloso de mantener hasta hoy el récord de “operaciones ejecutadas” por la resistencia palestina. Durante el juicio, otro de sus abogados atacó en un discurso al imperialismo de Occidente así como a Barack Obama y Nicolas Sarkozy, supuestamente “los asesinos de Gadafi”. Al finalizar, el Chacal lo miró, le hizo una venia y lo felicitó.