«Se nace y se hace», acto de memoria a Lemaire

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Emmanuel Prado
cartas a la cercanía
4 min readOct 31, 2020

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Marco Lemaire, a la izquierda, primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza.

“Un viernes oscuro”, dijo el diputado Mélvin Núñez, principal impulsor del proyecto de ley sobre la pesca de arrastre. Motivos distintos tenemos para coincidir, pero con todo el sentido de la palabra, fue un viernes oscureciento al finalizar la tarde lluviosa, y por supuesto la noche que permanece a oscuras, a no ser por los faros de luz: ‘de mercurio’ diríamos en el barrio. Ni modo.

El día de hoy, el presidente Carlos Alvarado, emitió un veto presidencial al decreto legislativo que pretendía reactivar la pesca de arrastre en el país. Ahora, si la Asamblea Legislativa lo ve a bien, puede buscar “resellarlo”, con 38 votos a favor, y así sería ley de la República (sin la firma del Presidente).

En la primera votación, alcanzaron tan sólo 28 votos a favor, el tope estimado que algunas personas consideramos puedan alcanzar los votos a favor, no supera los 35 votos, así que podríamos dar con mediana certidumbre, como un hecho que #NoSeráLey. Es importante señalar que un grupo de organizaciones, muy considerable, hizo una presión de mucho peso para que el proyecto fuése vetado. Posiblemente el gesto más fuerte de ellos, fue el de Ana María y Melissa, que pasaron una semana entera en huelga de hambre a las afueras de Casa Presidencial.

Al presidente no se le debe agradecer, ni mucho menos glorificar; justamente horas antes de emitir el veto legislativo, volvió a anunciar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la principal generadora de la crisis política que vive el país hace ya un tiempo. Probablemente, busque levantar de esta forma la imagen, tan arrastrada que tuvo a inicios de octubre. Bueno, hasta acá el paréntesis político.

Hoy traigo un pequeño obsequio dentro de la ambientación audiovisual costarricense, un par de episodios crudos que esta sociedad busca ocultar con las hojas de la “historia oficial”. A algunas personas tal vez cercanas a la danza, podrían estar familiarizadas con el nombre de Marco Lemaire, y podrían reconocerla como una de las salas de danza, que llevan este nombre. Y es claro que es un nombre propio de las esferas de élite de las artes de este país, pero hoy a la fecha ha retomado significado en lo político, principalmente cuando tratamos hablar nuevamente del tema de la Homofobia.

Probablemente en este país, hayan discusiones inacabables y que hacen que las personas se molesten cuando son tocados, uno de ellos es señalar que esta sociedad es profundamente homofóbica, y que esas raíces no se destiñen, y no tienen que desteñirse gracias a la memoria, que nos hacen recordatorio presente (y tan ausente al mismo tiempo) en nuestro pueblillo pequeño de Costa Rica.

Marco Lemaire fue un hombre que habitó entre los 50’s y y finales de los 80’s en este país. Vivió una sociedad que rechazaba lo diferente al hombre heterosexual, y por ende a todas aquellas actividades atribuídas a “lo que debían ser los hombres”. Lemaire se dedicó a la danza, y probablemente fue uno de los mejores bailarines modernos de nuestro país.

AmeliaRueda.com, trabajó un corto-documental llamado “Marco Lemaire”, que pueden encontrar en este enlace [link]. Y revisita la historia del célebre bailarín, cuya vida fue quitada, lamentablemente, en manos de alguna persona asesina, hasta el punto que como se puede ver en el documental, ni siquiera el expediente del asesinato estaba disponible hace unos años, y sólo queda en la memoria.

No sabemos si Marco murió por ser gay, pero sí sabemos que alrededor de su vida giraba una embargante condición sobre su sexualidad que era rechazaba por la sociedad costarricense, donde algunas personas entrevistadas incluso, aseguran que sufría de golpizas por parte de la Fuerza Pública, por su orientación sexual. Es importante pensar que de alguna forma, este crimen que quedó impune, revisita la responsabilidad en la figura estatal, de la inacción para buscar a los responsables.

Destaco adicionalmente, que en una conversación que se está dando en curso al momento de escribir este artículo a la comunidad de Cinéfiles de El Faro; el director del corto documental Zenén Vargas mencionó que en el proceso de realización del corto, el silencio y la autocensura de las personas entrevistadas era recurrente. ¿Hemos superado, de alguna forma, este suceso, y cómo lo viven las personas que lo sufren de cerca? Es tenebroso verdaderamente, y es quitarse el velo de la ignorancia, revisar estos trabajos documentales.

Revivir la historia cuesta, y sobre todo cuando sobre ella cae un tinte muy violento de la experiencia de vida. Marco Lemaire, sufría de depresión y alcoholismo (por lo menos en sus últimos años de carrera), y no por el prejuicio del artista, sino posiblemente, de todos los trapos con los que cargó, huyendo y tolerando violencia por una sociedad terriblemente xenófoba.

Les dejó una cita de un diario que Lemaire escribió entre el 08 de junio de 1988 y terminó en julio de 1991, citado en el documental; y que llama la atención lo minucioso de su sensibilidad artística y humana, con relación a su vida.

«El ambiente de esta noche me gusta. Deseo quedarme en casa. La vida es hermosa, pero corta. Se nace y se hace»

Lemaire, M.

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Emmanuel Prado
cartas a la cercanía

Late-modern freelance writer living in Costa Rica. Political Scientist. Circumscribed in humanistic ideas. 1st Place Rodrigo Facio Essay Contest 2017 — UCR.