Violencia y Nuevo Pacto Social en Costa Rica

Si querés suscribirte al newsletter, apretá aquí.

Emmanuel Prado
cartas a la cercanía
7 min readOct 12, 2020

--

Intervención de la Fuerza Pública en Zona Norte de Costa Rica, Elmundo.cr [link].

Vive el país una incertidumbre que se agudiza hora tras hora. Se ha vuelto casual escuchar en los medios de comunicación, en labios de la panadera, tema de discusión de la agenda nacional, la crisis en la que se hunde el país producto de los bloqueos. Es de tal forma que desde el 30 de setiembre, se convocó de manera espontánea un movimiento liderado desde la Zona sur del país, principalmente en Puntarenas, con el motivo de bloquear el ingreso de comecio y transporte, justamente en las zonas portuarias, que son las venas de ingreso de lo que cómodamente se consume en un AutoMercado en la GAM (ojo, cuando es importado, no todo lo es).

A la fecha, se han mantenido aproximadamente más de 25 bloqueos diarios, una cifra que ha venido a la baja en los últimos días desde que el Presidente Alvarado decidió “entablar mesas de diálogo”. Pero esto no es real del todo, fue hasta que la principal cabecilla del movimiento Rescate Nacional, José Miguel Corrales se confesó en un video desde su cómodo sofá en su hogar, que pedía disculpas por toda la gente que estaba en la calle protestando y recibiendo violencia.

Así es, él en su sofá, y más de cincuenta bloqueos en todo el país que aglutinaban en promedio unas dos mil personas.

Estos dos acontecimientos pasados, fueron de gran importancia ya que revelaron al pueblo el debilitamiento de un caudillo como José Miguel Corrales (quién fuese candidato para presidente por el Partido Liberación Nacional, perdiéndo contra Miguel Ángel Rodríguez en 1998). Además, que el gobierno decidió retirar su propuesta de impuestos que facilitó a la opinión pública en fechas anteriores, y fue brutalmente rechazada por todo el país. Principalmente por los 17 escaños de Liberación Nacional en la Asamblea Legislativa, que son indispensables, para que lo que sea que proponga el gobierno tenga viabilidad política.

Escuchamos a diario, este relato de manera constante, ya sea por los medios de comunicación o por el entendimiento mínimo de la situación política nacional. Sin embargo, probablemente el marco en el que se desarrolle esta conversación no es absolutamente claro y no incorpora la dimensión tan compleja de la política actual nacional. Intentaré brevemente dibujar tres asuntos fundamentales.

Primeramente, el sistema político costarricense actual, está ideado para la organización y las tomas de decisiones através de un bipartidismo político. Es decir, solamente con ponerse de acuerdo, un partido mayoritario con el gobierno, ya siendo oficialista o no, con la segunda fuerza política del país, los problemas se solucionaban.

Pero eso ha cambiado, actualmente Costa Rica se denota como un escenario pluripartidista. En Costa Rica existen más de 150 partidos políticos inscritos, y no es sólo el asunto de la inscripción, es que algunos logran obtener escaños y esto ha pluralizado en nuestro país, la toma de decisiones y lo complejo para llegar a resultados.

Desde 1948, Costa Rica ha tenido de forma ininterrumpida, procesos democráticos para gobernarse, es una de las democracias más longevas de América Latina. Sin embargo, el pacto social que se logró conquistar en ese momento, se ha vuelto insostenible para la realidad actual del 2020.

Este asunto amerita tejerse con mucha profundidad, ya que los factores son múltiples, pero ciertamente la región tiene como apellido la desigualdad social, para 1994, Costa Rica era una ejemplo en materia de equidad, 20 años después, demuestra todo lo contrario. Es decir, nos conformamos con un modelo que no se adaptó a las épocas y actualmente se debate si es el camino a seguir, o no lo es. Hay un video que particularmente llamó la atención esta semana, lo dejo por acá, cuestiona si en lugar de ser el país del «pura vida», no seremos más bien el de la «pura queja». [link].

Finalmente un tercer elemento, y en esto el politólogo Gustavo Araya ha sido muy insistente, y al principio no le tomé en serio… pero tuvo sentido con el tiempo, su recordatorio de que los políticos que tiene Costa Rica, son un reflejo de su población: despreocupada, conformista, sin interés de rendir cuentas y finalmente, que considera que todo lo que sucede es corrupción.

Aunque hayan visiones legítimas para creer esto último, no implica que la realidad es justamente igual con cada persona política, ni tampoco, que no debamos exigir cuentas. La más afectada aquí es la credibilidad en el sistema, que a veces se mantiene firme, sin embargo, siempre pensamos que la clase política no es la más beneficiada de esta confusión de encuesta.

Estos tres elementos confluyen en una realidad actual sombría, es la pandemia sobre la pandemia, la crisis fiscal, el hueco que se intentó tapar en la administración pasada, este lo hereda, y por motivos biológicos, se obliga a arrepentirse del paquetillo de impuestos que realizó, que no era más que una cura paliativa, y no una reforma electoral.

En los corrillos políticos se habla de si es momento de hablar acerca de un «Nuevo Pactos Social», en la Costa Rica moderna y abiertamente conservadora, esto puede representar un experimento peligroso, sobre todo cuando se versen temas de Derechos Humanos. Como hemos visualizado anteriormente, esta nación no está lista para debatir temas vitales sobre la diversidad sexual, reproducción, secularización del Estado… y claro, las sacrosantas zonas francas, que segúna afirman algunas voces empresariales, son las que «hacen que este país camine».

Pero bueno, sí es cierto, pero no tampoco. Este país camina por muchas patas que la hacen andar, la inversión extranjera es vital actualmente, sobre todo en un contexto de desempleo, correr el riesgo de perder empleos mediante recaudación tributaria, podría ser un error aun pero. Entonces, ¿de donde sacamos la plata?

Es probable que para las elecciones del 2022, el déficit fiscal supere el 10% del Producto Interno Bruto (PIB). Este escenario nos llevaría a convocar en las urnas, probablemente la elecciónes más delicada y determinante de nuestra historia reciente, donde ya probamos que implica el bipartidismo, el multipartidismo y pues, no se viene otra cosa más que los radicalismos políticos. Fabricio Alvarado, quien ganó la primera ronda electoral en el 2018, es el ejemplo más pausado de estos fenómenos autoritarios de nuestro tiempo.

Y no es aquí, el tema religioso nada más, a ver, hay trascendencia en la política de esto; es justamente el deterioro que sufrirá la democracia con este tipo de liderazgos que promueve, una agenda de derecha radical, y sin temor a decir lo prohibido, reportan más votos, contra todo pronóstico de experticia.

El otro polo posible, que yo espero para Costa Rica, es la movilización de los sectores progresistas en este país. Es probable, una alternativa más humana, que no implique aumentar impuestos, sino solamente cobrar bien los impuesto. La evasión y la elusión fiscal, son flancos que fugan dinero que debería de estar entrando al Estado, pero que voluntariamente se pierden en favor de grandes capitales. Pero que va, no es suficiente. Este país requiere, que se reconstruya en su discurso, ¿qué aspira a ser en el futuro?.

Hace unas décadas, cuando predominaba en el país un imaginario liberacionista, este país tomó dos decisiones vitales, invertir más en educación y recuperar grandes zonas de bosques (de hecho recuperó mucha zona verde). Estos dos pilares, han representado para el país un desarrollo innegable, que actualmente se encuentra al acecho. Ahora lo fundamental es buscar aprovechar el crecimiento de estos recursos, e iniciar un proceso de elaboración de nuevos recursos, que por la demanda local e internacional, deben dirigirse o a Salud, a Tecnología o bien a Ecoturismo (que ya es un fuerte no tan desarrollado).

Yo sé que mucha gente quiere escuchar un discurso más inspirador, pero la economía es el gato negro, todo lo arruina, a todo le pone escasez y limita. En parte está bien, pero ¿este pacto irá a llegar?, se construirá o será una distopía provocada por el estado conspiracionista que aglutina emociones durante el encierro.

La mayoría de sectores está dispuesto a dialogar, sin embargo, la voluntad política de reformas nacionales, parece que no. Mucha gente tras la realización del Plan Fiscal del 2018, no volvió a creer en la palabra del Presidente Alvarado. Actualmente, tras volver a buscar promover impuestos, la credibilidad baja y finalmente, con la reforma al empleo público (ley marco), este país parece que no deja de meter puñaladas a algunos sectores.

Lo real, es que el gobierno no no gobierna actualmente para esos sectores, y esto ha provocado los bloqueos. La GAM admira desde la cómoda de sus sillones, una pantalla endeudada que dice que están bloqueando calles, y que no deja trabajar.

Hay que tener cuidado con lo que escuchamos. La protesta social tiene múltiples manifestaciones, y no es ni ilegal ni mucho menos violenta por naturaleza. [Como dijo Carlos Ricardo Benavides, figura de la bancada liberacionista en la Asamblea Legislativa, link].

¿Cómo podemos decirle a alguien que sufre violencia sistémica por el olvido estatal de década, tras década, o que sufre de desempleo, de hambre, o que sencillamente, no ve que el país avance; que no sea violento? Las protestas populares, que disque fueron interceptadas por el narcotráfico, es una forma más de criminalizar la revuelta popular, porque sí: en este país muchas personas se alimentan gracias a unos cuantos pesos que consiguen trabajando con carteles de droga. ¿Dónde más van a trabajar, si el Estado no da las herramientas para que trabajen?. Es más violenta, la inacción de años de los gobiernos de turno, que los bloqueos. No caigamos en la trampa de la mediatización. Eso buscan los medios, traducir en impacto y corrección política, lo que dignamente buscan mediante la protesta. ¿Cuando ha visto usted que visibilicen el hambre, si no es para romantizar la pobreza?

Hay que sensibilizarse, y no poner las palabras a disposición de la corriente de voces. Vivimos un contexto que más allá de país, nos exige ponernos de acuerdo superando la desinformación, el utilitarismo del más fuerte y por supuesto, sacrificando mucho de nuestros cuerpos para lograr estos cambios que tanto anhelamos. En fin, esto es una carta a la cercanía más, que busca que interioricemos eso tan bello, que es la empatía, ponerse detrás de la mano que tiene ese molotov y entender porque se tira en esa dirección. Por supuesto, no es estar de acuerdo con la destrucción, pero cuando menos entenderla en su magnitud.

Proteste, manifieste y opine, probablemente estemos ante la escena de un Nuevo Pacto Social.

Esta carta buscaba ser un poco más afilada en recursos, pero que va, no hay medio ni frase que lo valga. Hay que tomar la situación por una punta, y cada persona salir afuera de donde habite y echar un vistazo para ver la cagada sobre la que estamos pisando.

--

--

Emmanuel Prado
cartas a la cercanía

Late-modern freelance writer living in Costa Rica. Political Scientist. Circumscribed in humanistic ideas. 1st Place Rodrigo Facio Essay Contest 2017 — UCR.