Ayer y hoy de la Biblioteca de Alejandría
Fundada por el rey egipcio Tolomeo I Soler a sugerencia de Demetrio de Falera, educador de su heredero, la Biblioteca de Alejandría poseía la mayor colección de libros del mundo antiguo.
Por Alicia Centelles
Fotos: Tomadas de internet
El pedagogo griego le recomendó al soberano egipcio la idea de establecer un gran centro de investigación en Alejandría al que se debía llamar Museo, con una biblioteca importante ligada a él.
Demetrio le propuso a Sóter reunir una colección de textos acerca de la monarquía y el gobierno, además de libros de autores de todo el mundo que facilitaran la comprensión de las cuestiones políticas y comerciales. La estrategia del griego consistía en traer escritores, poetas, artistas y científicos de todas partes a Alejandría para enriquecer el Museo y la Biblioteca.
Gracias a esta política, el Museo fue el centro de estudios más grande de los tiempos antiguos y el primer instituto científico de la Historia. La Biblioteca fue la primera en su tipo de carácter universal. Ampliada por el soberano Tolomeo II Filadelfo a principios del siglo III antes de nuestra era, contaba con los eruditos más capacitados de la Alejandría de la época.
El primer bibliotecario fue Zenódoto de Éfeso, especialista en la clasificación de poesía, quien desempeñó ese cargo desde el final del reinado de Tolomeo I hasta 245 a.n.e.; mientras que el poeta Calímaco de Cirene confeccionó el primer catálogo general de sus libros. Los bibliotecarios más notables de Alejandría fueron Aristófanes de Bizancio y Aristarco de Samotracia, grandes redactores y gramáticos.
Bajo el reinado de Tolomeo II, esta vasta biblioteca contenía, al parecer, cerca de 500 000 volúmenes o rollos, mientras que en un anexo en el templo de Serapis se conservaban aproximadamente otros 43 000. En conjunto equivaldrían, aproximadamente, a unos 100 000 libros impresos de hoy.
La Biblioteca y el desarrollo de las ciencias
Desde Calímaco en adelante, el catálogo de manuscritos se hizo de acuerdo con la división del conocimiento de Aristóteles, y según cada una de esas clasificaciones fue avanzando el desarrollo del pensamiento humano.
Por ejemplo, en Matemática, Eratóstenes, uno de los directores de la Biblioteca, inventó El Cedazo, un método para encontrar nuevos números primos; Eudoxo de Cnido, alumno de Euclides, desarrolló un método temprano de integración, y Papo, un estudioso del siglo IV, se concentró en los números grandes y en las construcciones con semicírculos
En cuanto a la Astronomía, el versátil Eratóstenes realizó un catálogo completo de 44 constelaciones con los mitos correspondientes, así como una lista de 475 estrellas fijas, mientras que Hiparco inventó el sistema de latitud y longitud, e Aristarco aplicó la trigonometría (nacida en Alejandría) para estimar las distancias y tamaños del Sol y la Luna.
Su contenido se difundía a todo el mundo civilizado
La mayoría de los escritos antiguos guardados en la Biblioteca de Alejandría eran copiados y difundidos por sus homólogas del mundo civilizado. Y fue gracias a las copias que esos trabajos sobrevivieron hasta los tiempos modernos, ya que la institución fue destruida completamente en varias oportunidades.
En el año 47 antes de nuestra era, Julio César, que combatía a los seguidores de Pompeyo, fue sitiado en Alejandría. Un incendio que devastó la flota egipcia quemó unos 40 000 libros.
Según la tradición, la Biblioteca de Alejandría fue destruida por el fuego tres veces: en el año 272 de nuestra era, por orden del emperador romano Aureliano; en el 391, cuando el emperador Teodosio la arrasó, y en el 640, por los musulmanes.
Pero su legado lo mantiene actualmente la Bibliotheca Alexandrina, inaugurada en 2002 en Egipto, y que se ha convertido en centro de referencia en el norte de África, como centro cultural y biblioteca moderna.