Cuando llueven los demonios

Cada 7 de septiembre el mundo celebra el Día Internacional del Aire Limpio.

Editora Abril
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2 min readSep 13, 2022

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Por Jorge Sariol

Cada 7 de septiembre el mundo celebra el Día Internacional del Aire Limpio; sin embargo, muchas veces nos acordamos de la importancia de la calidad de un aire y un cielo azul, cuando hay amenaza de una lluvia de demonios.

I

Un buen aguacero vespertino llega de improviso y el aire se siente luego más limpio y la temperatura refresca. Los poetas dicen que la tarde se ha lavado la cara en la fuente de la vida, dando más luz y un sonido como de violín.

Los meteorólogos aplauden la metáfora, pero saben –como lo saben los poetas– que el torrente arrastró los polvos que anduvieron en suspensión por la atmósfera y despejó el aire. Se afirma, un tanto empíricamente, que nada mejor que lavarse el cabello con agua de lluvia, para dejar el pelo «de revista».

Pero no todo es tan sencillo

La vida moderna genera, entre otros residuos, óxidos de azufre y de nitrógeno, materia prima esencial para la formación de los ácidos sulfúrico y nítrico. En los ámbitos urbanos los seres vivos andamos expuestos a polvos y humos, a consecuencia de actividades industrial, fabril, volcánica y geotérmica, por descargas eléctricas, incendios forestales, fermentación y respiración celular, y también por sustancias de naturaleza coloidal o gaseosa, como el monóxido de carbono y el ozono, todo perfectamente respirable y perjudicial para la salud.

II

La naturaleza está capacitada para sintetizarlos. O al menos lo estaba. Hoy es tan grande la actividad antrópica que ya no puede. Todo lo anterior aterrizará sobre la vida, en forma de precipitaciones o aerosoles.

A «eso» se le denomina lluvia ácida. Y de poético no tiene nada.

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