Dicha grande
Junto a otras historias y desde aquel 2 de diciembre, comenzó a crecer el yate, se hizo escuela, periódico, provincia.
El compromiso con la Patria no admite aplazamientos, el pequeño yate (apenas 13 de eslora y 4,76 metros de manga) zarpó desde Tuxpan, México, navegó sobrecargado en la oscuridad por aguas tormentosas y –en un lugar incierto de la costa– logró desembarcar en la patria amada. Era el 2 de diciembre de 1956.
¡Saltaron a tierra, dicha grande! Pero si dura y azarosa fue la travesía, penoso y duro fue el arribo.
El fango movedizo imposibilitaba el avance de los expedicionarios. Y cuando por fin logran llegar a terreno firme, les sorprende el ataque del ejército por mar y aire sobre la Playa Las Coloradas, una franja agreste del litoral sur oriental.
¡Patriotas corajudos!, decididos a construir la justicia para todos o ser mártires. Eso explica el porqué de aquella frase de Fidel perpetuada en la historia cuando a medianoche, sienten acercarse a unos hombres. Bajo las palmas nuevas del cañaveral de Mongo Pérez, los dos hermanos se estrechan en fecundo abrazo.
-¿Cuántos fusiles traes? –pregunta Fidel a Raúl. –Cinco. –¡Y dos que tengo yo, siete! ¡Ahora sí ganamos la guerra!
Junto a otras historias y desde aquel 2 de diciembre, comenzó a crecer el yate, se hizo escuela, periódico, provincia. Creció también la pequeña tropa fundadora, en hombres, columnas, se hizo ejército de un pueblo convertido en Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Fuente: http://www.tribuna.cu/cuba/2020-12-02/dicha-grande
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