Leer para recordar
Fidel. Un guerrillero antillano en el paralelo 17 es un texto del periodista José Ángel Llamo Camejo, editado por la casa Editora Abril en 2018 y que recuerda la visita de Fidel a Vietnam a donde llegó el 12 de septiembre de 1973.
Por Jorge Sariol
La guerra de resistencia contra Estados Unidos aún estaba en su apogeo y el paralelo 17 fue la línea divisoria que partía en dos la tierra de los anamitas — el norte de Ho Chi Minh y el sur de los títeres de Saigón — y era zona caliente del conflicto.
A esa latitud, “a la que no llegó ningún otro mandatario extranjero” arribó Fidel.
El libro de Llamo Camejo revisita años después — 2017 — varios lugares y personas que vivieron aquellos días y en ocho capítulos, 104 páginas — y un complemento de 12, con una foto galería — rememora del viaje del Comandante en jefe.
En el prólogo, la periodista e investigadora cubana Martha Reyes Noa escribe: «José Llamo Camejo aplica principios básicos del periodismo en la presente propuesta: proximidad y prominencia, más allá de la distancia geográfica entre Cuba y Vietnam, un trayecto que él reduce a cero, al introducirnos en aristas desconocidas sobre la hazaña emancipadora de los vietnamitas, una proeza que la humanidad ni olvida ni desestima (…) Los lectores encontrarán conmovedoras vivencias, contadas en crónicas, reportes, entrevistas».
En el capítulo V, El Milagro, el relato Milagros y altares se cuenta el drama de Nguyen Thi Huong una joven que el 15 de septiembre junto a otros camaradas fueron alcanzados y heridos de muerte por una mina.
Thi Huong tenía el abdomen agujereado, la aorta lastimada y la sangre manaba por once perforaciones, con un cuadro de hipotensión, según contó Ariel Muñoz Soler, médico parte de la caravana que acompañaba al Comandante en Jefe y que por azares de la vida pasó cerca de allí minutos después de la explosión.
Fidel ordenó al médico que asistiera a los heridos y se los llevara en la ambulancia de la comitiva. “Después te mando a buscar”, cuentan que dijo.
En su recorrido Llamo Camejo encontró al anciano Nguyen Manh Thoa, uno de los testigos del momento y reseña en su libro uno de esos instantes.
«Fidel lloró», asegura Manh Thoa.
- ¿Usted lo vio?
-Con mis propios ojos. Él sacó un pañuelo y secó sus lágrimas.
- ¿Y usted qué hizo?
-Admirarlo, solo eso.
- ¿Y las demás personas?
-Hicieron silencio. Fue un instante muy duro…».
