Love Exposure/Pez Frío

Andrés
Castillo de Huesos
Published in
4 min readJan 9, 2018

Love Exposure (2008)

¿Cómo puedo describir Love Exposure? Es un film que se siente único y al mismo tiempo familiar. Descaradamente sin sentido y aun así completamente lógico. Esta épica de cuatro horas magistralmente combina el apetito por lo bizarro y violento de Quentin Tarantino y Takashi Miike, la oscura humanidad de Shunji Iwai y el comentario social de Akira Kurosawa. También es una de las mejores películas que he visto.

El escritor/director Sion Sono construye una historia que es tan bizarra como es humana. Trata sobre la vida de tres jóvenes viviendo en la sociedad Japonesa moderna; han sido física y emocionalmente abusados por sus padres y se encuentran en un triángulo amoroso que comienza durante una fatídica pelea callejera. Yuu, un joven católico cuya madre murió cuando era joven y lucha contras las ridículas decisiones de su padre, un cura. Yoko, una inadaptada que aborrece a los hombres y se enamora de una misteriosa mujer que resulta ser Yuu en drag y Koike, la joven líder de un culto religioso y quien manipula la mayoría de los eventos a través de la narrativa.

Con tan dantesca duración puede desarrollar a cada personaje de una forma que muy pocas otras logran hacer. La historia nos lleva a través de toda clase de caminos a medida que avanza, desde lo ridículo a lo conmovedor, de lo oscuro a lo gracioso, todo con un increíble balance emocional. La evolución emocional en la narrativa y el elegante y movido ritmo de la edición evitan que el denso y complejo argumento no sea difícil de entender y nunca canse.

Sion Sono es un poeta visual, lo cual ha probado con todas sus demás películas, pero mucho más con esta. Dentro de las cuatro horas aborda temas como la alienación de los jóvenes, la religión y el efecto que tiene en las personas, el fetichismo, el matrimonio, y la obsesión.

Love Exposure es muchas cosas: conmovedor, oscuro, satírico, emocionante, gracioso, impredecible, bizarro, lleno de acción. La calidad que Sono demuestra para balancear todos estos aspectos y darnos una experiencia fílmica como ninguna otra es asombrosa. Parece haber sido hecho tanto para confundirnos profundamente como para ser completamente comprensible. Una memorable obra maestra de pura locura que tal vez es igualada en desquicies por:

Pez Frío (2010)

Pez Frío es un thriller de asesinatos en serie enfocado en dos comerciantes de peces tropicales, pero resumirlo de esa forma sería simplificarlo a sobremanera.

Shamoto tiene una pequeña tienda junto a su esposa y su hija, quien lo aborrece. Él es una persona patética de pie a cabeza. Sin embargo, una coincidencia fatal le hace conocer y volverse amigo del rico y exitoso distribuidor de pescado Murata. Él es un psicópata maniaco y un demonio tentador, con una fantástica habilidad para lograr que hasta la persona más inocente se entregue a la depravación, un Marqués de Sade con olor a atún. Murata contrata y entrena a Shamoto en el noble arte de asesinar gente y deshacerse de sus cuerpos.

No es secreto que Sono utiliza sus historias para criticar a la sociedad japonesa moderna, pero encontrar la crítica específica de esta película no es tarea sencilla. En algún momento pensé que puede haber sido sobre la forma en la que el núcleo familiar se ha roto hoy en día, pero esa parte del film desaparece después de unos 40 minutos para enfocarse en los asesinatos. Tal vez estoy sobre-pensándolo. Tal vez simplemente es un extravagante show de corrupción humana. A medida que Shamoto se entrega a la oscuridad, Sono pone un espejo frente a nosotros, nos obliga a analizarnos profundamente y nos pregunta “¿serías capaz de esto?”

Lo que sí está claro es que esta película es sangrienta. Tal vez no la más sangrienta que he visto en mi vida, pero si la más repugnante. La violencia empuja los límites del buen gusto de una manera que haría a Tarantino decir “esto es demasiado”. No es fácil de digerir; casi de inicio se nos muestra una larga escena de violación que, en cuanto representaciones cinematográficas de violaciones, es mucho peor que, por ejemplo, la de Irreversible. A partir de aquí las cosas simplemente se vuelven más perturbadoras.

Pez Frío es tan extremadamente repugnante como es terriblemente hermosa, y las casi dos horas y media de duración pasan volando, dejándonos con un nudo en el estómago y la sospecha de que la naturaleza humana es fundamentalmente maligna.

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