MARIANGELA APONTE
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LOS PAISAJES DE LIBEC
Frases que inician con el pretérito imperfecto ‘si hubiera…’, si le hubiera dicho, si hubiera perdonado, si hubiera estado, si hubiera viajado, etc. con frecuencia atraviesan la mente de los amantes en rupturas amorosas. Estas ideas aparecen como fantasmas de una realidad paralela solo posible en la mente de quien las piensa. Los paisajes de Libec (2015) nacen de la imposibilidad de dos amantes de encontrarse en un mismo lugar, dos personas siempre girando asincrónicamente por el mundo en busca de espacios y momentos ideales, espacios que se nutren de la esperanza de una posibilidad en el horizonte, como una puerta o puente que comunique el aquí con el allá.
La obsesión de unir dos mundos distantes e incluso dispares como pueden ser Cali y Quebec, dan vida a un mundo paralelo y caprichoso cuya superficie de representación se hace fractal adquiriendo volumen. Libec se alza de la superficie fotográfica como ese mundo ideal en el que toda contradicción puede existir pues toda distancia y frontera es ideal y toda memoria pasado. Este ejercicio de collage y origami fotográfico invita al espectador a sobrevolar el paisaje de un mundo imaginario en el contraste de la realidad y la ficción, entre lo tangible y lo distante a través los fragmentos de una topografía ilusoria llena de hendiduras dentro de las cuales imaginar un universo anhelado, un universo que se fractura como el hielo en el frío invierno a la espera de la vida con la llegada de la primavera.