La Semántica Detrás del Muro: Una Peligrosa Distracción

Las barreras fronterizas hacen daño a la vida silvestre, las comunidades

Laiken Jordahl
Center for Biological Diversity
4 min readJan 9, 2019

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El año pasado, el Congreso de los Estados Unidos aprobó 25 millas de concreto y columnas de acero como la que se presenta en esta imagen para ser construidas en el Valle de Rio Grande. Foto tomada por Scott Nicol

La trivialidad con la que se discute la nomenclatura existente del muro de Trump es una terrible distracción sobre las muertes y la destrucción que acompaña la construcción de este muro.

No importa si le llaman muro, enrejado, cerca o verja, está hecho de concreto y columnas de acero. Todas piezas inamovibles, que obstruyen abruptamente el paisaje y han sido sinónimo de una barrera de miseria para las personas y para el medioambiente. Miles de millas de esta barrera continúan aterrorizando las comunidades y biodiversidad fronteriza.

Por décadas, aquellos de nosotros que vivimos en lugares cerca o en la frontera hemos llamado a esta barrera de una misma y única manera: muro fronterizo. Nadie que ha estado de pie ante la sombra de una pared de 30 pies con columnas de acero pudiera referirse a eso como sólo un simple “enrejado”.

Mientras tanto, la rabieta de Trump cerrar el gobierno va entrando en su tercera semana, algunos senadores demócratas han dicho que están en contra del muro de Trump, pero pudieran estar a favor de un “enrejado” en la frontera.

Este “enrejado” como quieren llamarle para suavizar la realidad ante los oídos de los ciudadanos con conciencia, es el mismo peligroso y mortífero diseño que las patrullas fronterizas (Border Patrol), el Congreso y las comunidades fronterizas hemos llamado muro por décadas.

El debate Muro vs. Enrejado tiene a los eruditos buscando en los diccionarios y a los políticos de ambos partidos moldeando sus puntos de discurso. Pero la realidad es que no hay diferencia moral entre las palabras muro y enrejado. Un miembro del Congreso que vote en contra de un muro debe mantener su oposición a un enrejado.

Siguen perdiendo los ocelotes, el lobo gris mexicano y el berrendo Sonorense. No importa cómo le llamen: muro, pared, verja, enrejado, sin importar la nomenclatura, sigue existiendo el daño. Todas detienen las migraciones naturales y ponen en peligro la supervivencia de más de 90 especies nativas y/o salvajes.

Meses luego de la construcción del muro en el Monumento del Cactus de Tubo de Órgano (Organ Pipe Cactus National Monument) las lluvias del monzón convirtieron ésta área en una represa. Foto tomada por el Servicio de Parques Nacionales (National Park Service)

Todas crean obstrucciones de escombros e inundaciones catastróficas.

Todas cortan a través de terrenos de patrimonio público con inmenso valor escénico y biodiversidad espectacular. Lugares que son remanso de paz para muchas especies y santuarios para nativo americanos. Lugares que representan una reserva internacional de la biósfera.

Dividen naciones indígenas y empujan a los inmigrantes a terrenos mucho más peligrosos, donde miles mueren.

Cruzan por terrenos privados que han sido propiedad de familias por generaciones y han sido arrebatados por el gobierno.

Todas las nomenclaturas anteriores cuestan billones de dólares a los contribuyentes sin hacer ninguna diferencia al problema de tráfico humano o de drogas.

Sabemos por vasta evidencia científica y experiencia que el muro y/o barrera que Trump y el Congreso contemplan representan daños irreparables. El debate de la nomenclatura es un ejercicio de gimnasia lingüística/ semántica hecha para distraer, confundir y engañar.

Mientras la presión sobre el cierre de gobierno aumenta, no debe perderse de perspectiva que el Congreso ha aprobado 1.7 billones de dólares en presupuesto para la construcción del muro desde que Trump juramentó en la oficina presidencial.

Nuevo muro fronterizo en el área de Santa Teresa, New Mexico (NM), Estados Unidos. Foto tomada por Laiken Jordahl

El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (The Department of Homeland Security) completó recientemente 20 millas del nuevo diseño de la frontera, a través de un lugar remoto y pacífico del desierto de Nuevo México, luego de haber ignorado ilegalmente 25 leyes ambientales. Es un paisaje horroroso que costó 73 millones de dólares y ya se encuentra lastimando la naturaleza rebanando el hábitat natural en dos partes.

Otras 33 millas adicionales de este muro están planificadas para ser construídas en el Valle de Rio Grande.

Treinta pies de concreto y acero cruzarán la parte baja del Refujio Nacional de Vida Silvestre en el Valle de Rio Grande, Lower Rio Grande Valley National Wildlife Refuge, que ha sido descrito por el departamento de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (US Fish and Wildlife) como uno de los lugares con mayor biodiversidad en Norteamérica. La mayoría del Parque Estatal de Bentsen-Rio Grande, una estación de observación de aves, quedará al sur de este nuevo muro.

Ante este muro tambié se perdió el Centro Nacional de las Mariposas y la Capilla de La Lomita. (National Butterfly Center ,La Lomita Chapel).

Para colmo, la administración de Trump planea expropiar a cientos de familias que subsisten de sus pequeñas granjas.

La definición del daño que sienten las personas y la vida silvestre es muy clara. Y el futuro solo proyecta ser aún más escalofriante.

Todo está visible, todo está muy claro. A cualquiera que le interese, suelte el diccionario, deje el juego semántico y échele un vistazo.

Laiken Jordahl tarabaja por el Centro para Diversidad Biológica, enfocado de proteger fauna silvestre, ecosistemas, y comunidades en la tierra de la frontera entre el EE.UU. y Mexico.

Traducido por: Myrelis Diaz Martinez, Coordinadora enlace a la Comunidad Latina del Centro para la Diversidad Biológica.

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Laiken Jordahl
Center for Biological Diversity

Laiken works with the Center for Biological Diversity to protect wildlife, ecosystems and communities throughout the U.S.-Mexico borderlands.